De derecha a izquierda: Pablo Picasso, el torero Luis Miguel Dominguín y el periodista, diplomático y gestor cultural Manuel Mujica Gallo en una reunión en Cannes, a inicios de la década de 1960. (Foto: Archivo familia Mujica)
De derecha a izquierda: Pablo Picasso, el torero Luis Miguel Dominguín y el periodista, diplomático y gestor cultural Manuel Mujica Gallo en una reunión en Cannes, a inicios de la década de 1960. (Foto: Archivo familia Mujica)
Jorge Paredes Laos

“Tengo un antepasado del siglo XVII que hizo mucho por Perú y que allí dejó sus restos”, le dijo alguna vez Pablo Picasso. Era inicios de los años 60 y el periodista y diplomático peruano Manuel Mujica Gallo se había encontrado en Cannes con el genio malagueño. Aunque mantenían una sostenida amistad a través de correspondencias, era la segunda vez que lo veía. Estaban en un restaurant frente a la Riviera francesa en una comida organizada por el torero Luis Miguel Dominguín, amigo de Mujica y Picasso, en la que se encontraban, entre otros, el gran poeta Rafael Alberti y el bailador de flamenco Antonio Gades.

Ahí Picasso declaró también su admiración por el arte precolombino peruano, por esos anónimos maestros de las culturas Moche, Paracas y Chavín que —dijo— habían influido en sus pinturas, algo que hasta entonces ningún crítico había sido capaz de identificar.

Esta historia la recuerda, en sus más mínimos detalles, el músico Manongo Mujica, quien por entonces tenía 15 años, y había acompañado a su padre Manuel Mujica Gallo a aquella mágica velada con el pintor más famoso del siglo XX. “Parece que Picasso sentía admiración por el arte erótico moche y se había visto antes con mi padre en Arlés —cuenta—, pero esta era una reunión íntima y se armó un tablao flamenco, y Gades se puso a bailar a partir de unos versos que recitaba Alberti. Yo recuerdo, en un momento, haberle preguntado a Picasso qué jugaba de niño y me dijo algo increíble: ‘creo que yo no he jugado como cualquier chico, sino pasaba horas en la playa tratando de hacer un círculo perfecto en la arena’”.

Dedicatoria de Pablo Picasso a Manongo Mujica (Foto: archivo familia Mujica)
Dedicatoria de Pablo Picasso a Manongo Mujica (Foto: archivo familia Mujica)

El tío tatarabuelo

El antepasado al que se refería Picasso era el religioso Juan de Almoguera, un cordobés que había llegado al Perú en 1661, asignado al obispado de Arequipa. Por averiguaciones de su amigo y secretario, el poeta Jaime Sabartés, Picasso sabía que la presencia de su tío tatarabuelo en estas tierras no había pasado desapercibida. Almoguera no solo terminó de cercar el convento de Santa Catalina y de embellecer la catedral arequipeña, sino se dedicó también a controlar, con esforzado celo cristiano, las vidas relajadas y nada santas de curas y monjas enfrascados en pugnas y pleitos para obtener cargos de poder. Almoguera escribió entonces un manual que titulóInstrucciones a curas y eclesiásticos de las Indias”, con el que pretendió poner orden al interior de los conventos.

Sin embargo, su cruzada moralizadora no fue bien recibida por la propia Inquisición y su nombre fue puesto bajo sospecha. Todo esto, al parecer, llegó a oídos de Mariana de Austria, madre de Carlos III, quien en un acto reivindicativo lo nombró arzobispo de Lima en 1673. Almoguera murió en esta capital en 1676 y, según cuenta una tradición de Ricardo Palma, su cadáver fue hallado incorrupto un siglo después.

El propio Mujica Gallo se encargó de difundir esta historia, que enorgullecía a Picasso, en artículos publicados en los diarios Expreso (17 de diciembre de 1966) y La Vanguardia Española (28 de mayo de 1967).

Pablo Picasso y Manuel Mujica Gallo (Foto: archivo de la Familia Mujica)
Pablo Picasso y Manuel Mujica Gallo (Foto: archivo de la Familia Mujica)

La verdadera síntesis del arte

Pero más allá de antepasados virreinales, a Picasso le interesaba el arte precolombino. El historiador de arte Ramón Mujica dice que la amistad entre su padre y Picasso se originó a raíz de la fundación del Instituto de Arte Contemporáneo (IAC) en Lima, en 1955. Entonces, los creadores peruanos descubrieron que grandes artistas universales como Gauguin, Picasso y Kandinsky estaban utilizando el “vocabulario simbólico y estético” prehispánico en sus obras. Por eso los esfuerzos de Mujica Gallo, gestor y mecenas de la institución, por contactar a Picasso y mostrarle los tesoros precolombinos. En un tiempo en que no existían restricciones, le envió en diversas ocasiones piezas prehispánicas, además de los catálogos de las exposiciones del IAC.

“El IAC —dice Ramón Mujica— se dedicó a mostrar las nuevas tendencias artísticas contemporáneas, pero también a rescatar las estéticas prehispánicas, por ejemplo, las telas pintadas Chancay, que tenían un significado ritual, pero eso no era lo que les interesaba a los artistas del IAC ni al propio Picasso, sino lo que (Luis) Miró Quesada llamaba el trazo, entre comillas, primitivo y prelógico. Esto es importante decir”.

Ramón Mujica cuenta que en 1966 su padre recibió una postal de Picasso en agradecimiento por el envío de un ceramio mochica que representaba a una lechuza. Picasso había reproducido, en la postal, la escultura de una lechuza hecha por él parecida a la del huaco, y en el reverso le agradecía a Mujica por el “exacto punto de vista” entre su obra y la del anónimo ceramista.

“Eso es algo extraordinario —comenta Ramón Mujica— porque es el único testimonio a nivel mundial donde el propio Picasso está reconociendo por escrito que está copiando arte prehispánico. Y eso sí es fascinante porque los historiadores del arte han rastreado todas las fuentes visuales con las que Picasso trabajó, pero se les ha escapado esta, reconocida por el propio artista. Y de hecho hay huacos mochicas pintados por Picasso… Además, él y su esposa solían usar ponchos peruanos”.

Y de aquel encuentro con Picasso en Cannes, Manongo Mujica guarda otro recuerdo imborrable: “De pronto, cambió de tono, se puso muy serio —evoca el músico— nos miró y era como si quisiera darnos un mensaje muy preciso. Quiero, dijo, que entiendan algo: la crítica de arte europea me atribuye a mí y a (Georges) Braque haber transformado el arte porque hemos sido capaces de hacer una síntesis, y eso es falso, la verdadera síntesis del arte la inventaron los antiguos peruanos, pero el problema es que ustedes no han sabido transmitirlo al mundo”.

Hubo un silencio, luego de las palabras del maestro. Un silencio que resuena ahora cuando están por cumplirse, el próximo 8 de abril, 50 años de su muerte.

Además…
Escritos escogidos

En los tres volúmenes que recogen los “Escritos escogidos” de Manuel Mujica Gallo, editados por sus hijos en 2022, se pueden leer las cartas enviadas por Mujica a Picasso, así como los textos en los que se pone de manifiesto la amistad entre ambos. La foto que se reproduce en estas páginas, aparecida en dicha publicación, es el registro de aquel encuentro en Cannes, a inicios de la década de 1960. 

Escritos escogidos

Contenido sugerido

Contenido GEC