Las brechas de seguridad digital en el ámbito médico
Las brechas de seguridad digital en el ámbito médico

Por: Juan Luis Nugent
Salud en riesgo

Todas las formas en las que las nuevas tecnologías pueden tornarse en nuestra contra suponen siempre malicia, estulticia o una combinación de ambas. El desarrollo de la inteligencia artificial, por ejemplo, ha permitido crear vehículos autónomos que ya se prueban en calles de distintas ciudades. De momento, el principal riesgo es que quien deba tomar el mando en casos de emergencia se quede dormido, como ya se ha señalado en esta misma página.

Pero existen nuevos terrenos en los que los riesgos asociados a las nuevas tecnologías crean escenarios alarmantes. En el campo de la salud, en la actualidad, se utilizan cámaras, sensores y software biométrico para diagnosticar algunos males. Bastaría con que, por ejemplo, se altere un fragmento de información muy pequeño en una tomografía o imagen cualquiera para que la máquina detecte una enfermedad que no existe o pase por alto una real. Así lo advierten científicos de Harvard y el MIT en una reciente publicación de Science.

En un reportaje del New York Times se explica que, si bien se teme que hackers o personas malintencionadas puedan infiltrarse en estos sistemas para alterar datos, el principal riesgo que presenta esta vulnerabilidad es que proveedores de salud y aseguradoras podrían aprovecharla para su propio beneficio. Si los diagnósticos computarizados se vuelven el principal insumo para determinar la cobertura de una enfermedad, por ejemplo, es altamente probable que se tomen decisiones comerciales en detrimento del bienestar de los pacientes.

Pero no nos engañemos: este tipo de prácticas ya existe desde antes de la aparición de la inteligencia artificial. Si se quiere reducir las amenazas que trae consigo el uso del machine learning, big data e inteligencia artificial, se deben establecer protocolos y estándares de seguridad debidamente regulados. Pero tiene que haber una reingeniería moral en la industria también.

Un nuevo estudio halla más pistas sobre uno de los grandes enigmas: la conciencia.
Un nuevo estudio halla más pistas sobre uno de los grandes enigmas: la conciencia.

¿Hay alguien ahí?
Sabemos más sobre el espacio que sobre nuestra conciencia. Y es que no basta con identificar o rastrear procesos químicos y físicos del cerebro, también es necesario saber cómo se sienten. “Si en los experimentos las personas no nos compartieran su subjetividad, sería imposible avanzar”, explica en Página 12 Enzo Tagliazucchi, neurocientífico argentino, quien forma parte de un grupo interdisciplinario que acaba de publicar en la revista Advanced Sciences prometedores hallazgos en torno a la conciencia humana. Entre lo descubierto, se corrobora lo que se sospechaba: antes que hallarse en un lugar específico, la conciencia es un proceso interno dinámico, de continua evolución que tiene lugar en diversas partes en simultáneo. De ahí que experimentos con pacientes vegetativos demuestran que sus emociones, sensibilidad y sentimientos no se ven alterados. “A veces es más importante tener una conciencia libre de sufrimiento que un cuerpo que funcione tan bien como una máquina”, añade el científico.

No les dieron la talla
Uno de los momentos más emocionantes para un astronauta es la llamada spacewalk o caminata espacial, la oportunidad de estar en el espacio sin nada más que un traje especialmente diseñado para tales condiciones. Aunque el traje no sirve de mucho si no te queda bien.
Eso fue lo que amargamente corroboró la astronauta americana Anne McClain, quien tenía programada una caminata espacial junto a Christina Koch, también designada a la Estación Espacial Internacional. Solo Koch pudo hacerlo debido a que la estación no contaba con otro traje talla M para la misión. Como preparar uno nuevo tomaría tiempo, se dispuso que Koch saliera con un colega varón al que le quedaba mejor la talla L disponible. McClain tendrá que esperar al próximo 8 de abril para usar el traje de su compañera en otra misión. La primera spacewalk íntegramente conformada por mujeres tendrá que esperar a que la NASA diversifique su stock de tallas a tono con los tiempos.

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