Se había hecho costumbre en Lima acudir al cine los martes: entradas dos por una y promociones para adquirir la canchita más grande eran la característica de este día. Obligados a quedarnos en casa a propósito de la pandemia, no son pocas las personas que desempolvamos los viejos DVDS e hicimos del streaming se torne nuestra alternativa última para no separarnos de aquellas historias audiovisuales que nos conmueven, nos divierten, nos alimentan. Por ello, desde El Dominical inauguramos este espacio de recomendaciones de películas —ficción y/o documental—que incluye, además, la presentación de un cortometraje peruano por semana. Pasen y disfruten de este nuevo rincón cinéfilo.
Fragmentos de una pandemia (4′53′‘), de Pepe Cahuas Arista. Lima, abril 2020.
Pepe Cahuas Arista (Lima, 1982), es un realizador audiovisual con más de 15 años de experiencia. En el 2015 estrena su primer cortometraje Histeria. En el 2016 edita el documental Melissa producido por el colectivo Jauría, obteniendo una mención honrosa en el Festival Transcinema. En el 2019 el edita el video poema Los Abrazos Largos, de la poeta Karina Valcárcel, que fue parte de la Selección oficial del Festival Viva La Palabra. En el 2020, estrena su segundo cortometraje Fragmentos de una Pandemia, obteniendo una mención honrosa en el Festival Cine en Cuarentena.
El cortometraje es una mezcla de imágenes que evocan la soledad, la incertidumbre, el encierro, pero también el encuentro del realizador consigo mismo —literal y metafóricamente— y con la ciudad que lo acoge. Tienen como fondo voces y sonidos que hablan de cómo la pandemia empezó a cambiar el país y la sociedad en la que vivimos. Dice el autor: “Fragmentos de una Pandemia nace a inicios de 2020. Con la idea de realizar un corto postapocalíptico, empecé a filmar en enero la típica bruma espectral de verano que se escabulle entre los edificios miraflorinos sin imaginar que, dos meses después, viviríamos en carne propia esa realidad distópica. Desarrollé este trabajo dando vueltas en mi encierro involuntario, en días que comenzaban a las 3:00 y terminaban a las 20:00, entre películas, videos, audios y una curva dramática de fases. El corto está hecho de fragmentos de mi reclusión, incertidumbre y soledad, a modo de supervivencia, resistencia y autorreconocimiento, frente a la pandemia y desde mi punto de vista, en el oficio de editor audiovisual”.
Mujer de Soldado (83′), de Patricia Wiesse. Perú, 2020
Sinopsis: En el poblado de Manta ocurrieron hechos innombrables. Varias jóvenes tuvieron que huir de ahí y fueron despreciadas para siempre. Se les condenó sin que nadie les pregunte por qué lo hicieron. Treinta años después, Magda, una de esas jóvenes víctimas, decide regresar para reencontrarse con su pasado, ahora que afronta un proceso judicial que puede restituirle la dignidad y el honor que su pueblo le ha negado. Se siente mirada, juzgada en este lugar congelado en el tiempo, hasta que llegan sus amigas a acompañarla: tres mujeres con quienes comparte no solo la historia de violencia, sino también una amistad que construyó sus mejores recuerdos de infancia. Las cuatro juntas se sostienen en sus recuerdos, en su sinceridad y en su dolor compartido.
¿Por qué es recomendable verlo? La cámara de Patricia Wiesse se acerca a la historia de Magda y sus tres amigas de forma íntima pero respetuosa. Las violaciones en Manta y Vilca ocurrieron durante la primera mitad de los años 80, cuando las cuatro mujeres eran adolescentes, y todas vieron su vida quebrarse al ser sometidas ante la violencia y la dañina masculinidad de los militares que llegaron a Manta. Todas tuvieron hijos e hijas como producto de las continuas violaciones. Todas fueron mal vistas por sus vecinos, quienes dicen de ellas “putas de los milicos”, “ellas se dejaron”, “ellas se lo buscaron”. La violación, ya sabemos, es el único delito en el que la víctima es culpable.
Este documental tiene la virtud de no revictimizar a las mujeres que sufrieron estos episodios de violencia, y las protagonistas tienen la virtud de relacionarse naturalmente con la cámara o a pesar de ella, para introducirnos en su vida y en su historia. Recorremos con ellas el camino de su infancia que no fue precisamente feliz, ni es romantizada, pero que recuerdan con la sonrisa de quien valora la inocencia que se rompería luego en el marco del conflicto desatado por Sendero Luminoso. Es la adolescencia la edad en la que el futuro adquiere un peso y una ilusión distintas, pero para ellas esta etapa se tiñó de terror. Para superar la historia huyen de Manta, pero no pueden huir de los fantasmas de la violencia. Magda revela que se da cuenta de que esa violación sistemática es un delito que puede denunciar cuando acude a las sesiones de la Comisión de la Verdad (CVR). Su búsqueda de justicia la ha llevado a un proceso en los tribunales, frente en el que lucha hasta el día de hoy y del cual tenemos pistas sutiles pero contundentes al combinarse los audios de las sesiones judiciales con las imágenes de las cuatro mujeres reunidas por dos días en el lugar en el que nacieron y al que solo volverán a vivir cuando alcancen la justicia que reclaman.
Documental en competencia en el 24 Festival de Cine de Lima. Puede verlo aquí.
A Media Voz (80′), de Heidi Hassan y Patricia Pérez Fernández. Cuba, 2019
Sinopsis: Dos directoras, amigas desde la infancia, perdieron el contacto después de migrar a dos países distintos. Años después, ellas comparten un viaje íntimo y personal, mientras intentan encontrarse a ellas mismas y reconectar una con la otra estando en países extranjeros.
¿Por qué es recomendable verlo? Heidi Hassan y Patricia Pérez Fernández son amigas desde la infancia, estudiaron juntas en el colegio y también en la escuela de cine. Ambas son cubanas, nacieron cuando la revolución cubana ya estaba bien establecida en la isla y ambas se vieron obligadas a migrar en distintos momentos y por distintas razones. Patricia quería huir, estaba harta de Cuba. Heidi no quería salir de su país, pero acaba haciéndolo cuando pierde la esperanza. ¿Esperanza en qué? En un cambio que nunca llegaría. Patricia huye de Cuba sin despedirse de su mejor amiga, como el padre que sale de casa por cigarrillos y no regresa más. Heidi, al darse cuenta de que su alma gemela no volverá, transita la cólera, la tristeza, la incertidumbre. Pero es esta última sensación la que acompañará la historia que nos cuenta este documental que es, finalmente, la historia de dos mujeres migrantes que aprende a vivir fuera de su tierra y a reconciliarse con ella mientras se reconcilian la una con la otra y con su propio ser de mujeres maduras que viven una realidad que nunca se plantearon en la niñes que compartieron bajo el sol de la Cuba de Fidel, en los años 80.
Heidi y Patricia recurren a imágenes de archivo para contar su pasado y los primeros años que pasaron separadas; pero optan por una delicada elegancia para narrar sus historias más actuales y sus esperanzas en el futuro. En esta suerte de videocorrespondecia hacen gala de su oficio de cineastas con delicadeza al elegir imágenes y registrar y recrear situaciones que fluyen en el relato con naturalidad. El relato se sostiene en la voz en off que acompaña el registro audiovisual en el que se hablan la una a la otra e involucran al espectador en la intimidad de una historia de dos amigas que, de pronto, parecen involucrarnos o al menos dejarnos acompañarlas en su relato.
Documental en competencia en el 24 Festival de Cine de Lima. Puede verlo aquí.