[Foto: Archivo El Comercio]
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Por Marcel Velázquez Castro

En el mundo académico, los recursos online han cambiado las estructuras y los circuitos comunicativos universitarios. Ellos desafían el carácter presencial de la universidad y globalizan la formación profesional y la investigación científica. En este marco, la tradicional editorial universitaria enfrenta dos desafíos: el crecimiento de los libros electrónicos y las demandas de sostenibilidad y calidad.

Un e-book es una publicación de libro que puede ser descargado de Internet y leído desde cualquier dispositivo digital (Amazon vende más de un millón al día). Esto ya forma parte del nuevo continuum tecnológico en el que vivimos. Ante ellos, la universidad enfrenta el dilema de producir e-books que solo tengan arraigo en sus repositorios institucionales o entregarlos a la libre circulación y comercialización por empresas particulares.

La reputación académica de cada universidad se proyecta en el prestigio de sus publicaciones. Pese a esta ventaja (o desventaja, según el caso) las editoriales universitarias suelen ser precarias y con poca competitividad. En el Perú, no hay aún una adecuada profesionalización del editor científico y solamente las universidades más importantes mantienen fondos activos (San Marcos posee un catálogo de más de 200 títulos). Los nuevos libros, derivados de una investigación académica original, son pocos y están concentrados casi en su totalidad en Lima.

Entre las tareas urgentes para los editores universitarios peruanos destacan la conformación de una asociación que haga más visible este segmento del mercado y defienda sus intereses gremiales; un catálogo común de los libros universitarios más significativos; y un sello de calidad de las publicaciones, que garantice el rigor y la transparencia de la selección, y la calidad tanto del proceso editorial, como de los contenidos ofrecidos.

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