Uno de los primeros recuerdos que conserva de la música es la visión del viejo piano de su abuelo, como una bestia dormida, cubierta por telas blancas en el fondo de la casa. Años más tarde, Pablo Fraguela, pianista, compositor y arreglista, conoció a Ricardo Cánepa en la Escuela de Música Popular de Avellaneda, y decidieron formar un grupo de tango. Hoy, La Grela —compuesta por Rubén Slonimsky, en el bandoneón; Diego Tejedor, en el violín; el peruano Rafael Delgado, en el violonchelo; y Ricardo Cánepa, en el contrabajo— cuenta con 15 años de trayectoria, tres discos grabados —La Grela, quinteto de tango (2006), Recuerdo (2008) y La reina del festín (2012)— y uno más por venir.
Te iniciaste en la música folclórica con la banda María y Cosecha, y luego te incorporaste a La Grela. ¿Cómo fue este paso hacia el tango?
Sucede que vengo de una generación donde, en Buenos Aires, había muchas escuelas, como la de Avellaneda, que en esa época estaban desarrollando un sistema de educación que combinaba la enseñanza del folclore y del tango en una misma carrera. Entonces siempre hubo mucha mezcla. Ahí fue donde conocí a Ricardo Cánepa, el contrabajista del grupo. Nos juntamos y nos pusimos a tocar folclore, música latinoamericana y tango.
Cuéntame sobre la propuesta estética del grupo. Además de componer sus propios temas, hacen arreglos a canciones clásicas.
Sí, somos tres los que componemos las piezas. Revisamos los temas clásicos porque nos fascinan, pero al mismo tiempo buscamos darles un nuevo sonido, más actual, a partir del universo sonoro de todos. Con la Internet el espectro se amplía permanentemente. Nuestra manera de hacer tango es un reflejo de eso, de los nuevos sonidos que se van incorporando.
¿El nombre del grupo es un homenaje al compositor Roberto Grela o proviene del lunfardo?
Es del lunfardo. Queríamos que el nombre fuera en lunfardo, encontramos esta palabra y nos pareció que sonaba muy bien.
Es curioso que en el lunfardo grela tenga una doble acepción. Por un lado, significa ‘mujer’, pero también ‘mugre’ o ‘suciedad’...
Sí, simboliza ambas cosas. En el lunfardo del siglo anterior también significaba ‘mujer de la noche’. Pero no es que nosotros seamos mugrosos o misóginos o que nos representemos con la mujer, sino simplemente nos cautivó la sonoridad de la palabra. Aunque ciertamente se le puede dar una lectura machista al nombre, no es lo que buscamos. Por ejemplo, también le tenemos gran aprecio a ciertas canciones clásicas que tienen una letra anticuada, pero lo que nos atrae es la melodía.
El tango era un género eminentemente masculino. Esto se puede ver en sus letras, por ejemplo, y en la casi nula participación de la mujer como intérprete o compositora. ¿Actualmente qué rol ocupa la mujer?
Hay muchas canciones con letras machistas, pero tiene que ver con la realidad de aquella época. Antes estaba mal visto que una mujer anduviera en el ambiente del tango, era un gran tabú. Era un ambiente muy hostil. Hubo una mujer que tuvo una relación con el gran violinista y compositor Alfredo Gobbi; ella lo ayudó un montón y lo acompañaba a sus presentaciones en los cabarets; era tremendamente trasgresora. Por suerte, ahora estamos viviendo un tiempo en el que todo eso ya está superado. Ahora las mujeres están muy incorporadas en el género, hay muchas y muy buenas cantoras, violinistas, chelistas… de todo.
¿A qué se debe que no encontremos nuevas figuras de la talla de Troilo, Gardel o Piazzolla?
Hay muchas figuras, pero permanecen en el ámbito local. Si uno va a Buenos Aires, verá grandes músicos. Lo que pasa es que en la década del cuarenta el tango acaparó toda la escena musical. La mayoría de los músicos (muchos de los cuales venían de una formación clásica) se volcaron al tango, y empezaron a presentarse en el Teatro Colón. En cambio ahora, hay tremendos músicos, pero que están repartidos en diferentes géneros. Ha habido una diversificación de la música que tiene que ver con la globalización, la oferta es muy amplia. A pesar de eso, el tango se ha mantenido, y hasta ha seguido avanzando. Desde hace 15 años o más, ha ido revitalizándose a través de la sangre de muchos jóvenes.
¿Se podría hablar de un ‘boom’ del tango, quizá de un renacimiento de la edad dorada?
No sé si un ‘boom’, pero se está revitalizando. El género está muy vivo, se baila, se toca y se canta, y no solo los clásicos, sino que hay nuevas producciones; bastantes orquestas están introduciendo mezclas con jazz e incluso rock. Hay una tendencia a fusionarlo con distintas tradiciones para darle un color nuevo.
Preparan un nuevo disco que se llamará Clásicos. Cuéntanos un poco al respecto.
Este año vamos a empezar con las grabaciones. Como su nombre lo dice, el disco estará compuesto exclusivamente por temas clásicos, pero con arreglos nuestros. Habrá piezas como “El cholo” o “Caminito”, esas que todo el mundo recuerda y siempre nos piden en los conciertos. En las presentaciones de Lima vamos a adelantar algunas de estas canciones.
Presentaciones
Miércoles 25 de enero, 21:30. Concierto del quinteto La Grela en el Jazz Zone (Av. La Paz 656, Pasaje "El Suche", Miraflores). E-mail: reservas@jazzzoneperu.com. Teléfonos: 241 8139 / 994 273 659.
Jueves 26 de enero, 20:00. Cena Show con el Quinteto la Grela, el cantor Emiliano Castignola y la pareja de baile compuesta por Irene Porras y Benjamín Bonilla en el restaurante Wa Lok (Av. Angamos Oeste 700, Miraflores). Reservas hasta el 24 de enero: 996-244-515 / 995-278-624.
Viernes 27 y sábado 28 de enero, 19:30. El Quinteto La Grela y el cantor Emiliano Castignola en concierto en el ICPNA de Miraflores (Av. Angamos Oeste 120, Miraflores). Entradas disponibles en la boletería del teatro.
Domingo 29 de enero, 19:00. Milonga al aire libre en el Circuito Mágico del Agua del Parque de la Reserva (Jr. Madre de Dios s/n. Cercado de Lima). Ingreso libre.