La marcha es organizada por la Asamblea de Mujeres y Diversidades, que reúne a unos 20 colectivos y organizaciones. (Foto: Andina)
La marcha es organizada por la Asamblea de Mujeres y Diversidades, que reúne a unos 20 colectivos y organizaciones. (Foto: Andina)
Débora Zambrano

Vivimos en un escenario de protestas y marchas contra la violencia y el feminicidio, pero también de acciones de grupos —como el movimiento Con Mis Hijos No Te Metas— que se oponen al cambio de la estructura curricular escolar que busca desmantelar los estereotipos sexuales, que son la base de la violencia de género. Por eso, es necesario cambiar esta mentalidad —el Estado tiene ahí una tarea urgente e inconclusa— que reproduce el maltrato y el sometimiento de las mujeres, con el pretexto de que son seres relegados al mundo reproductivo y doméstico.

Por estadísticas del INEI, sabemos que el monstruo feminicida no existe. En la mayoría de casos, las mujeres son asesinadas por sus parejas o exparejas y en el único lugar en el que deberían sentirse seguras: su hogar.

—El feminismo ilustrado—
El camino avanzado para la liberación de las mujeres es poco conocido. Para la española Rosa Cobo, directora del Centro de Estudios de Género de la Universidad de La Coruña, las mujeres han pasado por un largo periodo de malestar por el injusto trato desigual en relación a los hombres. Su descontento ha dado origen al feminismo, un movimiento político, social y teórico que, según la autora, nace con la Ilustración, la cual le aporta herramientas teóricas para desbaratar el muro de las desigualdades.

El gran filósofo francés Jean-Jacques Rousseau, en su libro Discurso sobre el origen y fundamentos de la desigualdad entre los hombres (1755), afirmaría que las desigualdades entre los hombres no son naturales sino construidas socialmente. Esta idea cuestionaría las estructuras existentes en las que los individuos nacían y morían en una misma clase sin posibilidad de alterar aquel determinismo. Sus argumentos fueron las bases teóricas de la Revolución francesa y de la modernidad actual.

Jean-Jacques Rousseau
Jean-Jacques Rousseau

El feminismo tomó de este texto pionero el mismo argumento para sustentar la igualdad entre hombres y mujeres. Si la clase social era una estructura de poder que generaba inequidad y podía ser desmontada, el género también lo era, pues también producía desigualdades que necesitaban ser erradicadas.

—Olimpia de Gouges y otras visionarias—
La Revolución francesa fue abrazada por mujeres inteligentes que lucharon por la conquista de los valores de igualdad, fraternidad y libertad. La escritora, filósofa y política Olimpia de Gouges fue una de ellas. Mujer abolicionista, publicó en 1791, dos años después de la toma de la Bastilla, la Declaración de los derechos de la mujer y de la ciudadanía. Sin embargo, fue asesinada por reivindicar los mismos derechos de los hombres para las mujeres. La guillotinaron públicamente para amedrentar el descontento de las mujeres que querían seguir su camino. Otro caso es el de la ítalo-francesa Christine de Pizan, quien en 1405 escribió La ciudad de las damas, y es considerada como la precursora del feminismo occidental. También está la británica Mary Wollstonecraft, quien en 1792, en plena Revolución francesa, publicó Vindicación de los derechos de la mujer, un texto visionario en el que reclamaba un cambio en los roles femeninos.

Olimpia de Gouges
Olimpia de Gouges

—La protesta del cuerpo—
Los siglos pasan y las mujeres siguen manifestando su descontento y reconstruyendo su memoria. Pero no es fácil. Como evidencia Marcela Serrano, en El albergue de las mujeres tristes, muchas al ir a contracorriente solo encuentran soledad y desamor. En 2015, Susanne Noltenius publicó Tres mujeres, en cuyas historias evidenciaba que las mujeres estaban ‘fabricadas’ para estar cuando los otros las necesitan: los hijos, el esposo y la familia. Sin embargo, en algún momento, se dan cuenta de que no tienen un espacio propio de realización y es cuando, como dice Noltenius, “tu espíritu y tu cuerpo empiezan a protestar”.

En síntesis, estamos en deuda con las mujeres y sus historias, las cuales deben ser incorporadas a la memoria oficial para ser conocidas por las mayorías. Es momento de decir que la libertad que tenemos para expresarnos ha sido fruto de mujeres asesinadas, amedrentadas o calladas por pensar diferente. Así las generaciones jóvenes entenderán por qué nos matan. Sigamos alzando nuestra voz. Que el silencio no borre la memoria y que esta sea el camino hacia la libertad.

Para leer:
​Vindicación de los derechos de la mujer
Mary Wollstonecraft

Publicado en 1792, la autora lo escribió como respuesta a algunas desigualdades de la época entre hombres y mujeres.
La prostitución en el corazón del capitalismo
Rosa Cobo

El antiguo oficio es una de las grandes industrias globales. Enfatiza la relación entre intereses patriarcales y el capitalismo.

Contenido sugerido

Contenido GEC