Antes de dedicarse al asesoramiento de organizaciones educativas, Francisco Zariquiey comenzó como maestro de música en el pequeño barrio de San Blas, en Madrid. Ahí se topó con una dificultad: cada mes recibía un niño nuevo de diferente edad, cultura e idioma.
Para sobrevivir a su trabajo, pidió ayuda a su suegro, también profesor. Él le aconsejó llevar la clase de manera diferente: “Nunca contestes una pregunta que tal vez sepa otro niño y la mejor forma de atender a los diferentes grupos es ponerlos a trabajar en equipo”. Francisco conectó ambos consejos con el aprendizaje cooperativo.
Tras sistematizar el modelo de aprendizaje y ganar un concurso de la comunidad de Madrid en el 2005, gestionó la línea pedagógica del colegio Ártica, donde implementó su sistema.
¿En qué consiste el aprendizaje cooperativo?
Es una serie de estructuras, dinámicas, técnicas que permiten que los chicos aprendan juntos a hacer las cosas solos, a trabajar en equipo y desarrollar habilidades blandas. Sin embargo, vimos que el esquema no funcionaba para los todos colegios de igual manera, así que deconstruimos el modelo e identificamos los elementos básicos que aseguren la calidad de la dinámica. Esto permite a los centros reconstruir las propuestas de acuerdo a sus realidades y hacerlas propias.
¿Qué elementos identificaron?
Hemos identificado tres criterios: universal (que sirva para cualquier persona), transversal (que sea útil en el ámbito académico y personal) y de larga caducidad (que sea vigente hasta dentro de 15 años).
Su lema es aprender, desaprender y reaprender. En el contexto actual tan dinámico, ¿qué significa cada término?
Lo que uno sabe hoy no será necesariamente interesante en 10 años. Eso exige aprender, desaprender y reaprender. El primer término refiere a no quedarse en la teoría. El conocimiento sirve si el niño lo aplica en la vida real. Pero ese conocimiento se desfasa. Ahí entra el desaprender: renovar el conocimiento constantemente. El tercer término es reaprender. Es fundamental que los niños aprendan a aprender de manera autónoma.
¿Cómo lo harían solos? Lo que es relevante para uno no necesariamente lo es para otro.
Claro, pero son necesarios criterios. Eso debe dártelo la escuela. Por ejemplo, si quieres saber determinado tema, debes conocer quiénes son los autores más importantes en ese campo y buscar que en la bibliografía se incluya a uno de ellos. Eso es aprender a aprender. Luego, para redactar un ensayo sobre el tema, uno debe saber cuál es la estrategia que más conviene para discriminar la información recopilada, por ejemplo, un resumen, un esquema o un mapa mental, y, en función de las propias capacidades, saber cómo llevarla a cabo. Eso se llama metacognición.
¿Cuál es la propuesta del colectivo Cinética?
Identificamos diez competencias esenciales para hoy y los próximos 10 años. Las ocho principales profesiones que las nuevas generaciones escogen no existían hace una década. Un trabajador pierde un 40 % de sus habilidades cada dos o tres años. Eso significa que, en 10 años, estará obsoleto. Hoy desaprender es una competencia vital.
Al tener una educación alternativa, ¿cómo insertan esta a la vida académica universitaria?
A partir de inicios de siglo, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico, publica el estudio DeSeCo, que revolucionó todos los sistemas educativos en el mundo. DeSeCo significa definición y selección de competencias. El estudio determinó tres capacidades que todos los ciudadanos deberían tener hoy: relacionarse bien con los demás, resolver conflictos de manera constructiva y trabajar en equipo. Nosotros formamos niños con todas esas habilidades, pero sin abandonar el currículo. Cooperamos para aprender a negociar, a solucionar un conflicto.
En la era de YouTube, donde existen vídeos que explican temas desde física cuántica hasta bailes, ¿cuál es el rol actual del profesor?
El objetivo final de la escuela no es enseñar determinado tema, sino darle al alumno las destrezas necesarias para primero aprender de manera eficaz, gestionar sus emociones, trabajar con los demás y resolver problemas de manera eficaz. Tiene mucho que ver con las habilidades blandas. Yo lo llamo la franja cultural común, cosas que todos deberíamos aprender.
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