La aritmética electoral juega un rol importante en la distribución de las 130 curules en disputa para las elecciones parlamentarias del 2020. Los politólogos señalan que las marcas partidarias y los rostros conocidos en las listas serán claves para generar arrastre en la denominada cifra repartidora.
Para acceder a la cifra repartidora, el partido político debe pasar la valla electoral, ya sea con el 5% de los votos o con al menos seis representantes en más de una circunscripción electoral. José Manuel Villalobos, del Instituto Peruano de Derecho Electoral, explicó que, para esta elección extraordinaria, la valla solo servirá para acceder a la cifra repartidora y no –como en procesos generales– para perder la inscripción electoral.
“Puedes ser el candidato más votado en Ayacucho, pero si el partido a escala nacional no llega a 5%, no pasas la valla y quedas fuera. Incluso puedes pasar la valla, pero no ganas un escaño porque tus candidatos quedaron en tercer lugar o menos en todo el resto de regiones, y tu cifra global es baja”, advirtió Villalobos. Es decir, el voto por el logo puede definir qué partidos pasan la valla, y el voto preferencial –los números– establecen qué candidatos entran. Pero el arrastre del voto global es clave para la repartición final. Por eso es que se han presentado casos como el de Luciana León, quien en el 2016 logró su segunda reelección pese a tener el número 35 en la lista de Alianza Popular.
Caso contrario fue el de los candidatos que, pese a haber obtenido altas votaciones preferenciales, no alcanzaron ingresar por la baja votación de sus partidos. El caso más llamativo es el de Democracia Directa en el 2016. En Cajamarca, cuatro de sus candidatos obtuvieron las más altas votaciones, solo por debajo de Osías Ramírez (Fuerza Popular), pero por la cifra repartidora no lograron ingresar. Lo mismo se repite en otras 16 regiones [ver infografía]. Si solo fuera por el voto preferencial, Tamar Arimborgo (Fuerza Popular), por ejemplo, no habría obtenido un escaño.
En Lima el caso es más notorio. Milagros Salazar, la última que ingresó por el arrastre de Fuerza Popular, estuvo por debajo de 21 candidatos con mayor votación que no lograron un escaño porque sus partidos no pasaron la valla o porque los votos de sus partidos no les alcanzaron para el arrastre.
—Marca partidaria—
Para conjugar las aritméticas electorales, la politóloga María Alejandra Campos señala dos factores claves en el arrastre: la marca partidaria y las caras conocidas. “La experiencia de la alianza Apra-PPC demostró que, si la marca está asociada a un impacto negativo, en lugar de obtener votos, el rechazo es automático”, recordó.
Los rostros conocidos tendrán su propio peso debido al poco tiempo de campaña y los recursos económicos necesarios para la mediatización. “Como partido político o alianza necesitas caras conocidas para tener exposición en medios, y con ello se haga conocido tu logo. La presencia constante en medios sirve para el arrastre”, apuntó Campos.
En ese sentido, la politóloga señala que tiene lógica que algunos líderes partidarios –excandidatos presidenciales–, como Verónika Mendoza (Nuevo Perú) y Julio Guzmán (Partido Morado), puedan integrar la lista de candidatos. También indicó que, si bien la marca partidaria pesa, existen casos como el de Acción Popular donde necesitarán de tres o cuatro invitados conocidos si es que quieren lograr una bancada de más de cinco integrantes.
—Otros factores—
El politólogo Fernando Tuesta añadió otros factores, además de la marca partidaria, que serán claves para conocer a los partidos políticos que podrían tener representación parlamentaria. El primero tiene que ver con las agrupaciones que han tenido presencia en el último Congreso disuelto: Fuerza Popular, Frente Amplio, Alianza para el Progreso, Acción Popular y el Apra. Todos menos Contigo, debido a que cambiaron el nombre que utilizaron en el 2016 (Peruanos por el Kambio) y, según alegó Tuesta, es difícil lograr posicionamiento en una campaña tan corta.
En un segundo grupo se encuentran las organizaciones sin bancada, pero con pasado partidario conocido. Acá Tuesta mencionó al Partido Popular Cristiano (PPC), a Somos Perú y el Partido Nacionalista. Los tres han tenido autoridades en cargos de elección popular. Un tercer grupo es el de las tiendas políticas relativamente nuevas que cuentan con aparatos organizativos como el Partido Morado y la alianza izquierdista de Juntos por el Perú y Perú Libre. El último grupo señalado por Tuesta está referido a las organizaciones con recursos económicos, como Podemos Perú de José Luna. Estos 11 –de 24 partidos– tienen chances de tener representación en el próximo Congreso, sostiene.
“Son 26 circunscripciones, son 26 campañas paralelas, y sin un candidato presidencial, eso obliga a una campaña en la calle, puerta por puerta, y en las redes sociales. Esta va a ser una elección corta, descentralizada, fraccionada, donde habrá poca visibilidad. No hay ganchos nacionales, así la gente va a terminar votando por lo que conoce, tanto a nivel partidario o preferencial. Por eso tienen ventaja las figuras políticas conocidas, las figuras conocidas no políticas y las figuras locales conocidas”, dijo Tuesta.
La politóloga Adriana Urrutia introdujo un factor adicional, referido al desempeño parlamentario en los últimos años. “El 70% de desaprobación al Congreso no es porque nos hemos puesto a revisar el desempeño parlamentario de los últimos tres años, es el final de un proceso de pérdida de calidad de la representación. La crisis que acabó en la disolución fue la gota que derramó el vaso. Ahora se va a votar en esa lógica, en la de exigir más calidad”, refirió.
Tal como ha informado este Diario en las dos últimas semanas, los principales partidos vienen incluyendo en sus listas de candidatos a excongresistas, exministros y exautoridades subnacionales. Queda por ver si, para el voto, pesará más el criterio de los rostros conocidos o el del análisis de calidad de gestión.