Tengo 24 años. Nací en Piura, pero vivo en Lima hace 7 años. Comencé estudiando diseño gráfico pero me incliné por la ilustración. Pasé por el colectivo de artistas La Kasa Roja y luego comencé a trabajar proyectos propios. Actualmente hago murales, he pintado para varias marcas conocidas y tengo unos murales en Barranco. Una virtud podría ser que trato siempre de sentirme productiva o aprender algo nuevo, mientras que un defecto sería que a veces no reparo tanto en el trabajo que hago.
 

La versatilidad de Estefanía permite hace que se pueda adaptar a cualquier situación. Desde pintar un casco de motocicleta o tal vez un mural bastante colorido en Malambito, una zona un poco peligrosa en Barranco. El camino que ha recorrido, pasando desde el diseño gráfico y también por la ilustración, hace que, a sus 24 años, sea ya una experimentada artista. El camino sigue siendo largo.

Dentro del amplio mundo del arte, Fania se autodefine como una muralista. Una soleada tarde limeña es el punto de encuentro para observar su trabajo y conocer su historia. El Centro de Lima nos acoge y una amplia mesa servirá para ver su arte. Cuadernos, pinceles, lienzos, témperas, todos son elementos que se han convertido en un estilo de vida, o, por qué no, en su vida.

¿Cuándo comienza tu relación con el arte?
Yo empecé a dibujar aproximadamente a los 4 años, rayaba los cuadernos y las cosas de mis hermanos. Lo que sí no estaba permitido, en mi casa, era rayar las paredes. Cuando fui creciendo dibujaba sola en el colegio. Si algunos compañeros llevaban láminas, yo prefería dibujarlo por mi cuenta.

¿Cómo se da el paso de Piura a la capital para seguir con tu carrera?
Ingresé a la escuela de Bellas Artes en Piura. Estudié casi 2 años y medio, luego hice gimnasia artística, dejé el arte de lado un poco. Vine a Lima, estudié diseño gráfico, pero me fui más por el lado de la ilustración. Eso comencé a complementarlo con la pintura. Inicié pintando lienzos y luego objetos

¿Actualmente a qué te dedicas?
Pinto murales, soy ilustradora y diseñadora gráfica. He pintado para varias marcas conocidas así como instituciones como municipalidades y la OEA, dicto cursos para niños, personalizo objetos, diseño tatuajes, un poco de todo.

Mientras estudiabas Diseño Gráfico decides cambiar de rumbo…
Sí, a pesar que los cursos al inicio eran manuales y eso me gustaba, con el paso del tiempo todo se tenía que volver digital. Lo hacía bien pero a mí me gustaba más sentir el material, el juego de texturas. Siempre dibujaba, incluso hasta en clases, tanto que algunos compañeros me decían “Oye, esto que haces es muy bueno, deberías vivir de esto”. Me costó un poco porque todo lo que dibujaba era para mí.

Entonces, ¿cómo es que te inicias en el arte?
Una persona muy importante en mi trabajo fue Cherman. Gracias a él entré a La Kasa Roja (espacio de arte gráfico y centro cultural). Allí conocí grandes amigos y comenzamos a trabajar con algunas marcas. Participé en eventos donde pintaba en vivo, y así hacía algunos otros contactos que luego me llamaban para trabajar.

¿Y cómo ves la escena artística en la actualidad?
Para mí es increíble cómo ahora el arte se mete por todos lados. Incluso hay empresas grandes que ahora se interesan por tener arte en sus eventos o dentro de sus mismos logos. Eso antes no pasaba.

¿Cuán importante fue el apoyo de tu familia para tu desarrollo como artista?
Mi mamá siempre me apoyó en todo. Si yo le decía que quería hacer malabares, ella me decía “está bien, pero sé la mejor”. En todo este tiempo jamás he tenido un “no” de su parte, creo que confía mucho en mí. Sí ha sido bastante exigente, si algo que yo hacía no le parecía y me lo decía. Ella es diseñadora de interiores, yo la veía pintar y eso también me ha inspirado.

Si hablásemos de algún trabajo que recuerdes más, ¿cuál podría ser?
Tengo 2 murales en Barranco. Uno fue en colaboración con una amiga, en la zona de Malambito, y el otro está cerca al Puente de los Suspiros, que lo terminamos en 6 horas con la Galería Péndulo. A veces me sorprendo cuando veo mi trabajo y pienso “cómo sale esto de mis manos” sin haberlo practicado, o si lo vi hace algunos años en otra vida o no sé.

¿Qué satisfacción te genera el pintar un mural?
Es lindo porque alegras una zona. De algo que era gris, le metes color  y la gente… no sé si influenciamos en algo en su vida, pero sí sé que los hemos podido alegrar. Eso es lo que trato de hacer cuando pinto, alegrar o dar un mensaje. El arte es para todos y no sólo para aquellos que pueden pagar para ir a una galería donde se venden cosas muy caras. Todos lo podemos apreciar.

¿Cómo defines el arte?
Para mí el arte es la expresión de los pensamientos más profundos, por el camino más sencillo, el camino al encuentro con uno mismo, como una catarsis,  la unión de símbolos en base a interpretaciones de lo que somos en esencia y como percibimos nuestra realidad, las emociones son colores, mis pensamientos son trazos en sí, el arte es para mí un sueño, y amo soñar pintando.

* Publicado hoy en el diario El Comercio, página A16.


 

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