El puerto del Callao es ingobernable, afirma un policía de la Dirección Antidrogas (Dirandro). Coinciden con él funcionarios del Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) y del Ministerio Público, quienes añaden que recién después del Caso de Gerald Oropeza el gobierno trata de plantear soluciones para evitar que salgan más cargamentos de cocaína en los barcos que zarpan de esa costa.
Así operan las mafias que sacan droga por el puerto del Callao http://t.co/meZRrbc98A #CasoOropeza pic.twitter.com/UiiIA6IxlF
— Sociedad El Comercio (@sociedad_ECpe) Mayo 4, 2015
Desde el miércoles 13 de mayo, los estibadores del puerto chalaco agrupados en el Sindicato Único de Trabajadores Marítimos y Portuarios del Perú realizan una huelga indefinida porque están en contra de la “nombrada electrónica” que les ha impuesto APM Terminals, empresa concesionaria del Muelle Norte del Callao. La firma ha implementado un software que selecciona a los estibadores para ocupar los tres turnos diarios de trabajo en el puerto. Esta labor anteriormente la hacían los miembros del sindicato.
Para la Dirandro, la oposición al sistema electrónico radica en que varios estibadores están vinculados a organizaciones de narcotraficantes y el nuevo método daría lugar a un mejor control de los que laboran en cada turno.
Según un funcionario del puerto, esta resistencia ha generado amenazas de muerte desde el gremio de estibadores hacia gerentes y personal administrativo de APM Terminals a través de panfletos y coronas fúnebres en las puertas de sus casas. Incluso, esta semana fueron amedrentados agentes de la Marina que, ante la huelga, hacen las labores de los estibadores.
“Los han amenazado [verbalmente] cuando los marinos llegaban en una lancha al Muelle Norte para cumplir sus funciones”, asegura una fuente de la Marina. Los dueños de empresas de transporte de contenedores también han sido intimidados por el sindicato.
El 80% de la droga decomisada en los puertos del Perú corresponde al Callo.
RESISTENCIA AL CONTROL
Una fuente de la Dirección Naviera del MTC explica a este Diario que cuando APM inició operaciones en el 2011 el sindicato de estibadores la obligó a acatar sus reglas. El sindicato designaría, entre sus integrantes, a los encargados de armar las listas de estibadores autorizados a laborar en el puerto. “Si APM no acataba, simplemente paraban el puerto”, dice.
El funcionario de la Autoridad Portuaria Nacional afirma a El Comercio que la empresa no sabía que se estaba enfrentando a estibadores que, en su mayoría, se rehúsan a controles, capacitaciones y, en algunos casos, se drogan antes de laborar.
Lee la nota completa en nuestra EDICIÓN IMPRESA
Contenido sugerido
Contenido GEC