La última publicación de Ciudad Nuestra, que lleva como título la pregunta que el título de esta columna formula, propone en más de 30 páginas una hoja de ruta, con recomendaciones de política pública. Lo central de la propuesta es que la respuesta a la inseguridad se construye de abajo hacia arriba, en el escenario local donde viven los ciudadanos, cuya protección frente a la delincuencia es la principal razón de ser de la política de seguridad ciudadana.
La jurisdicción local más próxima al ciudadano es el distrito, desde donde es preciso reconstruir la capacidad estatal tanto de prevenir el delito a través de la vigilancia y el patrullaje, como de perseguirlo a través de la investigación criminal.
Cada uno de los 43 distritos de Lima debe contar con estos dos componentes fundamentales de la política de seguridad. Su ausencia es, precisamente lo que hoy explica los altos niveles de victimización y temor en la capital, y da pie a que sectores importantes de la ciudadanía reclamen el despliegue militar, en la esperanza que Lima deje de ser una ciudad desguarnecida. Solo dejará de serlo cuando cada distrito de la ciudad esté dotado de una capacidad policial mínima para prevenir y perseguir el delito.
Para fortalecer la vigilancia y el patrullaje es necesario involucrar en un solo plan distrital todos los recursos de la policía y los municipios, bajo la conducción de una autoridad policial única, que lo coordine con el gerente municipal de seguridad ciudadana. Esta autoridad policial debería ser el comisario más antiguo de la jurisdicción. Para hacer más eficaz el componente municipal del patrullaje, es urgente que se incorporen, gratuitamente, policías en los vehículos del serenazgo las 24 horas del día.
Para potenciar la persecución del crimen se requiere constituir divisiones de investigación criminal en cada distrito, acompañadas por fiscales penales adscritos, como se ha comprometido a hacer el fiscal de la Nación en Miraflores, a modo de piloto.
Los dos componentes de la política de seguridad en el ámbito distrital deberán estar interconectados con sus contrapartes en los otros distritos para contar con un sistema metropolitano. El sistema de investigación criminal debe ser, urgentemente, provisto de herramientas básicas de las que actualmente carece, como escuchas legales, laboratorios forenses y una adecuada protección de víctimas, testigos y colaboradores eficaces.
La organización distrital de la política de seguridad es concordante con el texto constitucional y la Ley del Sistema Nacional de Seguridad Ciudadana. Tendría el beneficio adicional de permitir una rendición de cuentas de los componentes preventivos e investigativos de la labor policial y municipal en el marco de los respectivos comités distritales.
La pregunta es: ¿tenemos los recursos para dotarnos de esta estructura? Sí, los tenemos. El estándar internacional establece que se requiere un policía por cada 250 habitantes. En Lima, si sumamos policías y serenos, tenemos uno por cada 140 habitantes. Poner a trabajar a los policías es la única manera de hacer de Lima una ciudad más segura.
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