La velocidad promedio de los buses en la avenida Javier Prado en hora punta es de 3 km por hora. Esto lo confirmé en una reunión a la que asistí recientemente, donde esta información fue compartida por un representante de los concesionarios del corredor rojo. Esta velocidad es exactamente la mitad de la velocidad promedio de un peatón. Javier Prado es uno de los muchos casos en Lima donde probablemente, durante la hora punta, uno se desplaza más rápido caminando que yendo en automóvil o en transporte público.
Para las personas que quedan atrapadas diariamente en los buses del corredor rojo o en un automóvil, la llegada de la línea 4 del Metro de Lima parece algo muy lejano, a pesar de ser la mejor solución en el largo plazo. Para poner esto en contexto, a través de la Javier Prado se mueven alrededor de 15.000 vehículos por hora, mientras que muchos sistemas de metro en el mundo mueven más de 60.000 personas por hora en un espacio que ocupa poco más de dos carriles.
Obviamente, algunos vehículos trasladan a más de un pasajero, pero los números sirven para resaltar que un sistema de transporte público masivo puede generar mucha más capacidad que la avenida actual. Es en este contexto en el que podríamos entender el proyecto de paso elevado del óvalo Monitor. Este proyecto no puede resolver el problema para siempre, pero es una de las pocas opciones que tiene la Municipalidad de Lima en el corto plazo para tratar de mejorar una parte de la avenida que ya ha colapsado. A diferencia del paso a desnivel de 28 de Julio, el nuevo proyecto en el óvalo Monitor está ubicado en una zona suburbana. Su contexto es una vía expresa rodeada por una universidad y un club de golf amurallado, un McDonald’s y un ‘strip mall’. En esta zona, un paso elevado tiene mucho menos impacto negativo que el de 28 de Julio. Sin embargo, aunque el proyecto puede resolver parte del problema en estos cruces específicos, podría tener una consecuencia negativa al trasladar mayores niveles de congestión a otros puntos de la vía.
Dada la reciente noticia de que Lima tiene la tercera peor congestión vial en el mundo, muchos están esperando acción, y el horizonte de diez o más años hasta que se construyan las líneas 3 y 4 del metro de Lima es demasiado lejano.
Otra solución posible en la que la Municipalidad de Lima puede trabajar para reducir los tiempos de viaje es en la generación de carriles exclusivos para los buses en los corredores. Esta solución, además de reducir los tiempos de viaje para muchos usuarios, puede aumentar la capacidad de las vías de los corredores, incluyendo Javier Prado, lo que genera la opción para que más personas puedan viajar más rápido.