En el Perú más de 1,5 millones de niños y adolescentes trabaja
En el Perú más de 1,5 millones de niños y adolescentes trabaja
Lourdes Fernández Calvo

Mientras Jhon (9 años, buzo gris, “muy inquieto”, según su mamá) trata de recordar el precio de la bolsa de ajos pelados que ofrece en el suelo, su compañero (10 años, no quiere decir su nombre) espera sentado sobre su carretilla a que lleguen las bolsas de papa que tiene que cargar.

Son las 9 de la mañana y en La Parada es otro día común: en medio del caos, la delincuencia y la suciedad hay niños que trabajan como adultos. Jhon lo hace casi todos los días, a veces ayudando después del colegio a Dora, su mamá, y otras veces con su abuela. Toda su familia, oriunda de Huancayo, vende verduras en plena avenida Aviación, afuera del parque El Migrante, en La Victoria. A Jhon su familia lo instaló en el suelo, al lado de los kiones y los ajos, y al borde de la pista. “Pese a que es inquieto, no le pasa nada”, dice Dora.

MENORES EN LÍOS MAYORES
Como ellos, hay 1’672.900 menores de entre 5 y 17 años que trabajan en el país, según estadísticas del Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (Mintra). La mayoría tiene entre 7 y 13 años y realiza actividades vinculadas a la agricultura, principalmente en regiones como Huancavelica, Puno, Huánuco, Amazonas y Apurímac. Estas cifras obtenidas de la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho) del 2015 revelan que, en comparación con la Enaho del 2012, hay 323 mil menores que dejaron de trabajar en los últimos 3 años.

Según el ministro de Trabajo, Daniel Maurate, esta disminución se debe en parte al trabajo de sensibilización que ha realizado su sector junto con el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP).

Maurate reconoce, sin embargo, que las medidas aplicadas no bastarán mientras sigan existiendo niños en condición de pobreza. Ya lo advirtió la Organización Internacional del Trabajo (OIT) hace dos años, al señalar que los niños trabajadores del Perú representan el 12% del total de Latinoamérica y el Caribe (donde se han registrado casi 6 millones).

¿CUÁNTOS, DÓNDE, POR QUÉ?
Pese a que este Diario alertó en el 2013 que el gobierno no tenía un diagnóstico preciso sobre las actividades a las que se dedican los menores y las regiones donde se concentran, hoy aún se carece de esa estadística. “Hubo trámites técnicos que retrasaron el procesamiento de datos”, explica Maurate. Él asegura que dentro de tres semanas estaría listo el diagnóstico.

El viceministro de Poblaciones Vulnerables del MIMP, Fernando Bolaños, reconoce que hay un retraso, pero asegura que el mapeo del trabajo infantil se ha establecido como prioridad en el Plan Nacional de Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil, aprobado en el 2012.

Lourdes Febres, especialista de la ONG Acción por los Niños, considera inaceptable que en toda esta gestión no se haya podido establecer un diagnóstico exacto sobre los menores de edad que trabajan. “Es como avanzar a ciegas. Sin una base, ¿cómo defines las políticas contra ese problema?”, comenta.

Mientras los funcionarios continúan procesando la información frente a una pantalla, niños como Jhon esperan que el problema se resuelva y que las horas en el suelo vendiendo verduras terminen. Después de recordar que la bolsa de ajos pelados cuesta un sol, Jhon logra vender una a un señor que le pide tener cuidado con los autos. Su amigo, poco mayor que él, se acerca a jugar. Jhon dice que no puede: tiene que trabajar.

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