"La Policía está igual o peor que cuando fue la huelga en 1975"
"La Policía está igual o peor que cuando fue la huelga en 1975"
Redacción EC

PIERINA PIGHI ()

Aldo Panfichi, sociólogo de la PUCP, cree que se mantienen los reclamos que propiciaron la huelga de policías de 1975, pero el contexto político actual, menos represivo, le quitaría fuerza a una eventual protesta. 

¿Que los policías sigan mal pagados es condición suficiente para que acaten otra huelga como la de 1975?

Hoy los policías siguen mal pagados y el personal subalterno, mal preparado. No está capacitado para enfrentar el crimen cada vez más sofisticado. Las condiciones son iguales o peores que hace 40 años: siguen resolviendo conflictos con caballos, tienen que comprar sus balas, papel bond, venden sus vacaciones. Es una vergüenza. Pero la gran diferencia es el contexto político.

¿La dictadura militar propició la huelga?

No había cómo denunciar la corrupción, no había prensa libre, partidos políticos, ni garantías constitucionales. No había espacios legales para tramitar demandas. No había Congreso, el Poder Judicial estaba controlado.

Ahora hay más canales para descargar los reclamos.

La dictadura era como una olla a presión, que sin vías de salida, revienta. Que haya democracia no quiere decir que no habrá huelga, pero no en la magnitud de 1975. Hay menos posibilidades de repetir el caos del 5 de febrero porque hay varias ventanas abiertas que permiten que la belicosidad y la presión bajen. La prensa pone atención a los policías, hay jueces, congreso.

Pero no los respetan y tienen mala imagen de ellos.

Hay una percepción de corrupción muy extendida que no existía en 1975. Las coimas eran pequeños crímenes, no había bandas de policías delincuentes. En esa época el policía tenía cierta aura de simpatía. La gente se identificaba con los policías porque también se sentía aplastada por una dictadura militar. La gente apoyó la huelga. Ahora no hay unanimidad social a favor de la Policía.

Además, el caso López Meneses golpeó la imagen de la policía.

En 1975 no había un López Meneses, un escándalo que debilitara a la policía. Al contrario, el escándalo fue que le pegaran a un policía. Darle una cachetada a un policía fue como una humillación institucional, que se sumó a la demanda económica. Ahora no hay un detonante tan claro. 

Ni líderes claros.

En 1975 estaba el sargento Cartagena, por ejemplo, que canalizaba los reclamos, los policías iban al restaurante que tenía en 28 de julio, a dos cuadras de Radio Patrulla. Era un líder natural. Ahora no veo líderes. Varias veces intentan hacer la huelga y no les liga.

Además, en 1975 los reclamos también vinieron de los oficiales.

Ahora me parece que los reclamos son más de los suboficiales. Los oficiales no quieren meterse, no los veo con voluntad de subirse a esta lucha. Hay rotación, retiros masivos. Deben tener miedo de perder sus puestos y deben mostrar control de tropa para quedarse. 

No podrían coordinar una protesta con sus subordinados.

Los cambios en la cúpula por López Meneses desalientan una acción concertada entre oficiales y suboficiales. La concertación es necesaria para que la huelga sea institucional y no de un solo sector. Si un oficial no compra el pleito, es muy difícil que la tropa sola compre el pleito. Nadie sacaría cara por ellos.

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