Pese a que diferentes entidades del Estado exhortaron a la población a no desperdiciar el agua en el primer domingo de carnavales –pues por el fenómeno de El Niño las lluvias se han reducido en la sierra y el recurso escasea en la ciudad–, en un recorrido por varios distritos de Lima y Callao este Diario observó ayer a decenas de personas haciendo todo lo contrario.
El caso más impactante se vio en el primer puerto, donde vecinos de los jirones Ayacucho y Atahualpa, en el Cercado del Callao, manipularon un hidrante de los bomberos para llenar piscinas portátiles, que con total descaro instalaron en pistas y veredas.
Voceros de Sedapal informaron a El Comercio que personal de la entidad se acercó al lugar del incidente, pero al no contar con apoyo policial se optó por no intervenir.
“Esto ha ocurrido en una zona complicada en seguridad. Los hombres que cometieron la falta estaban tomando licor, por lo que era peligroso intervenir”, explicaron.
Según el artículo 283 de la Ley 28820, la persona que entorpece el normal funcionamiento de la provisión de agua deberá ser reprimida con pena privativa de la libertad no menor de 4 ni mayor de 6 años. En este caso, además, se entorpece la labor del Cuerpo General de Bomberos Voluntarios del Perú (CGBVP).
Fuentes policiales que patrullaban la zona explicaron a este Diario que tampoco pudieron intervenir, pues no contaban con suficiente personal y temían que familiares de los infractores los agredieran.
En tanto, en la Av. García Naranjo, en La Victoria, este Diario observó cómo un grupo de vecinos robaba agua de la red pública que se conecta a los medidores de consumo para llenar piscinas, y baldes y bateas que luego eran arrojados entre sí.
En Barrios Altos y El Agustino se vio lo mismo. Allí se observó que adultos y menores de edad arrojaban globos con agua a vehículos ligeros y de transporte público. Desde los techos de las viviendas también se lanzaba agua a los transeúntes.
Según Sedapal, unos 120 millones de litros de agua, equivalentes a lo que consumen 4.800 familias en un mes o al contenido de 30 piscinas olímpicas, se pierden durante los carnavales de febrero en Lima y Callao.
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