La ministra Fiorella Molinelli se dirigió, acompañada de otros censistas del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), al albergue Carrizales, donde habitan, sin agua potable, 28 familias, todas afectadas y damnificadas desde marzo. (Anthony Niño de Guzmán)
La ministra Fiorella Molinelli se dirigió, acompañada de otros censistas del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), al albergue Carrizales, donde habitan, sin agua potable, 28 familias, todas afectadas y damnificadas desde marzo. (Anthony Niño de Guzmán)
Ana Briceño

Un automóvil de lunas polarizadas despertó la curiosidad de los vecinos de , la zona del distrito de Chosica más afectada con el desborde del río Rímac y la furia de los huaicos, que inundó casas y sembríos de cientos de familias, en marzo de este año. Eran las 10 de la mañana y ni un censista se acercaba al lugar, hasta que del carro negro bajó la ministra de Desarrollo e Inclusión Social, Fiorella Molinelli. Venía a , dijo, vistiendo su polo y chaleco de empadronadora.

En Carapongo viven 1.800 familias. La ministra se dirigió, acompañada de otros censistas del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), al albergue Carrizales, donde habitan, sin agua potable, 28 familias, todas afectadas y damnificadas desde marzo. No es la primera ministra que ha llegado a este lugar. Días después del desborde del río Rímac y de la caída de huaicos, el ex premier Fernando Zavala fue a Carapongo y sostuvo a los periodistas que la prioridad en esta zona era mantener la presencia del Ministerio de Salud para evitar enfermedades, además reforzar con muros de concreto la ribera del río para que no vuelva a desbordarse y causar estragos. Siete meses después de esos anuncios, nada se ha cumplido.

En el albergue, la ministra entró a la casa de la familia Ancieta Toribio. Jugó con una bebita y luego se sentó a escuchar cómo un censista interrogaba al dueño de la casa de madera. Cuando le preguntaron cómo se autodefinía, según sus ancestros, Ancieta respondió: “Quechua”. “La tiene clara”, bromeó Molinelli, quien seguía jugando con la pequeña.

Mientras permanecía dentro de la vivienda, Ida Arzapalo, una ama de casa de 45 años, que también vive en el albergue, y otros vecinos expresaron mortificados a El Comercio que desde el lunes ya no cuentan con los baños portátiles que estaban instalados desde marzo, en el lugar. “La empresa encargada de los baños se los ha llevado porque dice que ya pasó la emergencia y ahora debemos hacer nuestras necesidades en silos o ir hasta el mercado, pero hoy [domingo] no abre. No tenemos agua potable. Solo un pozo subterráneo de donde sale el agua”, dijo. El pozo no tiene tapa y el agua tiene un color verduzco.

Cuando la ministra salió de la casa, la damnificada se le acercó para decirle: “A usted me dirijo, somos mamás que tenemos hijos pequeños, encarecidamente le suplico que nos ayude. Nos han prometido un tanque de agua hace tres meses, ministra y nada”. “Es terrible. Me comprometo para hablar con Vivienda y Saneamiento para ver este tema y solucionarlo. Pero, esto se descubre en la cancha […] Este es un problema que se arrastra de años, no es de este gobierno. Es un problema endémico”, respondió Molinelli.

La ministra agregó que el censo permitirá conocer cuántas personas viven en los albergues y cuántos afectados son. “El ministro de Vivienda, Carlos Bruce, está viendo el tema de las reubicaciones y de las casas permanentes. Se está trabajando en los expedientes técnicos. Hay que meterle punche”, dijo. “¿Siete meses solo para hacer expedientes técnicos, ministra?”, le preguntó este Diario. “No. Hay varias tareas. Ha habido diferencias de información sobre los damnificados que daba Cofopri, el mismo Ministerio de Vivienda. Al cruzar la información, no había un cuadro exacto de cuántas familias habían dentro de los albergues”, respondió.

Los vecinos comentaron que los únicos que los han apoyado hasta el momento con casas pre fabricadas han sido las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul, Cáritas del Perú, Techo-Perú y varias universidades. “¿El Estado? Su apoyo es casi nada”, remarcó Edwin Julca, dirigente del albergue, donde viven 37 niños.

En la zona de El Chaparral, también en Carapongo, solo hay cuatro carpas instaladas. Estas fueron entregadas a las familias afectadas. María Balbín se resiste a dejar la carpa. “El huaico arrasó mis sembríos de huacatay, chincho, rabanito, culantro. Igual pasó con los sembríos de otras familias. Contratamos una máquina para que limpie todo para volver a sembrar. Nadie nos ha apoyado, lo hicimos solos. Les dicho a las autoridades que si quieren sacarme, primero coloquen los muros en el río porque me da miedo que mis sembríos se vuelvan a inundar y perder todo”, comenta.

Luego de estar presente en el censo a cuatro familias, la ministra Molinelli decidió partir. Algunos vecinos le pidieron que los censen de una vez, porque ya eran las 12 p.m., pero una representante del INEI, que acompañó a la ministra, dijo que ya iban a llegar otros censistas. La ministra subió al carro de lunas polarizadas. “Ojalá nos instale el Cuna más como nos ha prometido”, dijo una vecina ilusionada. Otros esperan tener un baño muy pronto.

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