El COVID-19 no solo golpeó a nuestro fraccionado sistema de salud, sino que afectó a nuestra economía y desencadenó la paralización de una serie de actividades claves. Un año después desde la primera cuarentena, presentamos una radiografía con los más importantes números, incluidos sectores que no han sido tan visibilizados.
¿Sabía, por ejemplo, que el sector Cultura dejó de percibir más de S/ 900 millones a raíz de la paralización? ¿O que nuestro comercio exterior disminuyó 15% durante el 2020?
Estas son las cifras que acompañamos con la reflexión de especialistas en tres de los sectores más impactadnos durante este último año: salud, economía y educación.
Médicos de luto
Miguel Palacios, decano del Colegio Médico del Perú
El acto médico siempre ha sido definido como un acto heroico. Sin embargo, la pandemia lo convirtió en un acto suicida. En marzo del 2020 esperábamos, en medio de la zozobra y del temor, la llegada del SARS-CoV-2 y, casi sin darnos cuenta, con el correr de los días, nos vimos rodeados de una nube de abejas invisibles que respirábamos y que eran difíciles de contener.
A partir del 8 de abril del 2020, con la muerte del doctor Waymer Benites, entendimos que estábamos expuestos a enfermar gravemente y morir. Estábamos en una guerra biológica, ante un ataque masivo de pandillas virales. Pero también entendimos que éramos los llamamos a ponernos al frente de la lucha -la llamada primera línea- y lo hicimos sin Equipos de Protección Personal (EPP), y sin el imprescindible recambio de aire en las salas COVID y en las salas de emergencia.
Sin las herramientas necesarias para esta lucha, nos dimos cuenta que estábamos solos, y en el transcurso de semanas fuimos enfermando y muriendo. Solo encontramos defensa, con mucho coraje y valentía, en nuestro propio Colegio Médico del Perú (CMP).
Ahora la pandemia ha ratificado que la medicina es una profesión que solo pueden ejercer quienes tienen vocación de servicio, quienes están dispuestos a dar su vida por el prójimo. El sacrificio y el heroismo de 380 médicos fallecidos iluminarán por siempre el ejercicio de la medicina en nuestro país.
El desafío de la educación en tiempos de pandemia
Marilú Martens, directora CarePerú
Hacerle frente a la pandemia ha supuesto que salgan a la luz muchas de las dificultades que sorteamos como país. Sin lugar a dudas, uno de los sectores que se vió severamente afectado por la crisis fue el de educación. A las difíciles condiciones socioeconómicas a las que se enfrentan los millones de estudiantes en condiciones de pobreza y pobreza extrema, se sumó el reto de acceder a herramientas digitales para sumarse a los programas de educación en casa. Según informe de la Defensoría del Pueblo Perú, 114 459 estudiantes de escuelas nacionales abandonaron sus estudios y más de 373 000 estudiantes no accedieron al programa Aprendo en Casa, creado por el Minedu, durante el año escolar 2020.
Si bien las restricciones impuestas por la pandemia revelaron el gran potencial de la educación con tecnología digital, este no será de ayuda si no trabajamos primero en mejorar las condiciones de vida de las y los estudiantes. La educación digitalizada tiene un gran futuro, pero si queremos aprovechar sus beneficios, debemos trabajar en democratizar el acceso a internet y las herramientas digitales para las más de 67 mil escuelas en todo el Perú.
Todos los niños y niñas tienen derecho a una educación inclusiva y con mayor medida en un contexto de aprendizaje remoto, el cual no será posible hasta que no se reduzca la brecha de infraestructura y acceso digital que hoy se ve reflejado por ejemplo en el limitado acceso a internet de las escuelas del Perú (21%) e incluso en la capacidad de manejo en tecnología de los docentes (45%). La oportunidad de repensar las formas de prestar servicios educativos es urgente y mandatoria. El año 2020 nos obligó a innovar, a desarrollar planes educativos a partir de distintas plataformas, y hoy nos toca capitalizar estos aprendizajes.
Colapso, renacimiento y consolidación
Diego Macera, gerente general del Instituto Peruano de Economía (IPE)
No siempre fue obvio que el virus haría tanto daño al tejido económico. Tuvo que pasar un tiempo hasta que enterarnos la dimensión del problema en el que estábamos. Según la encuesta de expectativas del BCRP a analistas económicos, al 30 de marzo del 2020 se esperaba una contracción de apenas 2.2% del PBI ese año. El dato se revisó a -4.5% a finales de abril. Recién en los siguientes meses el consenso se empezó a acercar a la cifra que sería la real: un desplome de 11.2% en el producto.
La principal causa de esta caída abrupta fue la naturaleza de la cuarentena inicial. Mientras otros países de la región optaron por ciertos niveles de gradualidad y diferenciación geográfica para permitir algún oxígeno económico, en el Perú se tuvo un cierre radical de industrias por varias semanas, con muy poca diferenciación por regiones según su grado de riesgo, seguido de un proceso de reapertura desordenado. El resultado fue la caída más grande del mundo en PBI durante el segundo trimestre.
La velocidad de recuperación de la segunda mitad del año, sin embargo, sorprendió a propios y extraños, al punto de llegar a diciembre incluso con una pequeña cifra en positivo para el PBI comparado con diciembre 2019. Vacunas y elecciones mediante, esta es la velocidad de recuperación que se quiere para la economía también en el 2021, sobre todo en el mercado de empleo, que aún ha quedado rezagado.
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