Sucedió a la 1 de la tarde del miércoles 17 de junio. Al frente del Hospital Cayetano Heredia, en San Martín de Porres, un grupo de agentes de la Policía Fiscal, liderados por el coronel PNP Héctor Bernal, llegó a un establecimiento que, a simple vista, funcionaba como una ortopedia de nombre Santa Rosa.
Acciones previas de inteligencia determinaron que allí se vendían, sin autorización y prescripción médica, medicamentos para tratar casos leves y moderados del COVID-19, como la ivermectina y la azitromicina.
Detrás del mostrador estaba Jhony Charqui Figueroa, de 36 años, quien dijo que desconocía la procedencia de las medicinas. Señaló que él solo se encargaba de la atención al público y que “alguien” había dejado esos productos. Los agentes lo arrestaron e inspeccionaron el local. Encontraron que los medicamentos, además, tenían impreso el rótulo de “prohibida su venta”, porque provenían del Ministerio de Salud (Minsa) y del Ejército.
La policía procedió a incautar el material (18 cajas valorizadas en S/30 mil) y clausurar el establecimiento. Una primera hipótesis surgió: alguien dentro del hospital los abastecía.
Ese mismo día, pero tres horas antes, otro grupo de la Policía Fiscal, esta vez bajo el mando del coronel PNP Francisco Náquira, intervino dos locales (uno en el Callao y otro en San Martín de Porres) que comercializaban oxígeno de uso industrial como medicinal para pacientes con COVID-19. Ninguno de los dos puntos de venta contaba con autorización de la Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas (Digemid) y uno de ellos ni siquiera tenía licencia municipal de funcionamiento. En total, se incautaron 123 balones.
El hecho se comunicó a la fiscalía por los posibles delitos contra la seguridad y la salud pública.
—Medicina falsa—
Al lado del escritorio del general PNP Edgardo Garrido, director de la Policía Fiscal, hay decenas de frascos de ivermectina falsificada de la marca Polcem. El general agarra uno de ellos y lo compara con el original. Basta ver el diseño del empaque, el material con el que está hecho y la falta de los precintos de seguridad para concluir que es un producto adulterado. Pero ello requiere una observación especial en un lugar con mucha iluminación.
“Hemos encontrado ivermectina hecha con agua destilada o de uso animal en nuestras intervenciones”, dice el oficial, mientras sostiene los frascos. La semana pasada, por ejemplo, intervinieron una botica frente al hospital María Auxiliadora, en San Juan de Miraflores, que vendía esos productos.
Según el general, las bandas dedicadas a la falsificación, adulteración o sustracción de medicamentos para el coronavirus operan mayormente en las boticas y farmacias ubicadas en las inmediaciones de los establecimientos de salud donde permanecen internados pacientes con COVID-19.
¿Estamos ante un despegue de las medicinas falsas o adulteradas? El general dice que sí y señala tres factores: la alta demanda de productos sanitarios a consecuencia de la emergencia sanitaria, el 70% de informalidad en la economía y el poco control en los locales de venta de medicina. Todo ello, genera las condiciones perfectas para que las bandas se aprovechen de esta coyuntura.
“Yo le aseguro que, como usuarios, vamos a un montón de boticas que no tienen a un representante técnico, a un químico farmacéutico”, explica.
A casi cien días del inicio de la cuarentena, esta dirección policial ha realizado más de 65 operaciones en todo el país, casi la mitad en Lima. En total, la Policía Fiscal ha incautado más de diez toneladas de medicinas y equipos de seguridad por un monto aproximado de S/6 millones.
—El mayor golpe—
Pero ellos no son los únicos que realizan estas intervenciones. La División de Investigación de Delitos contra el Estado, a través de su Unidad de Salud Pública, ha ejecutado más de 80 operativos en Lima contra la venta ilegal de productos farmacéuticos falsificados, vencidos o sin autorización para ser comercializados, así como insumos de limpieza como alcohol, gel y lejía.
Solo el martes pasado, cuenta el coronel PNP José Gutiérrez Mori, jefe de esta división, incautaron e inmovilizaron en unas galerías en el jirón Andahuaylas, en el Cercado de Lima, más de 50 toneladas de estos productos que iban a ser comercializados ilegalmente en mercados como “El Hueco” y “Las Malvinas”. Es la mayor intervención en lo que va del estado de emergencia decretado por el Gobierno.
“A pesar de nuestras limitaciones de personal, hemos intensificado nuestras acciones al 100%”, afirma el coronel. Y añade que a la fecha han intervenido más de 50 boticas y locales clandestinos que ofrecían medicinas.
No obstante, el oficial remarcó que uno de los problemas que están detectando es que algunos de los establecimientos que intervienen a los pocos días vuelven a abrir por falta de control municipal. Por esa razón, dice, procura que sus operativos sean en conjunto con funcionarios de las municipalidades distritales.
¿Quienes están detrás de estas bandas? De acuerdo al coronel, se trata de delincuentes que “se han reinventado” a raìz de esta pandemia y que probablemente cuentan con la complicidad de personal médico o estudiantes de medicina.
“Están aprovechando de la necesidad de la gente que quiere proteger su salud”, indica.
—Directo a laboratorios—
La División de Investigaciones de Alta Complejidad (Diviac) tampoco se ha quedado atrás a la hora de combatir los delitos contra la salud pública. Su jefe, el coronel PNP Jorge Gonzales, indica que su unidad ha desplegado acciones de inteligencia para investigar tanto el ‘boom’ de medicinas falsificadas como el mercado negro de las pruebas de descarte de coronavirus.
Como resultado, ha realizado 15 intervenciones a laboratorios clandestinos y locales no autorizados (10 en Lima y 5 al interior del país). Entre sus tácticas, está el “patrullaje virtual” que realizan sus agentes a través de las redes sociales en las 35 bases que tienen en el país para identificar estos sitios. Esto, nos dice, sin descuidar las investigaciones por corrupción que tienen.
“Hemos visto que este problema (el despegue de las medicinas falsas) estaba rebasando y estamos tratando de poner el hombro”, señala el coronel.
Por ejemplo, el pasado 18 de junio la Diviac intervino un laboratorio en la Av. Los Heroes en San Juan de Miraflores donde se realizaba de manera informal pruebas rápidas de descarte de COVID-19. Se incautaron 352 de estos dispositivos. Además, se constató que se falsificaban certificados “para vacantes de trabajo”.
El coronel también indicó que los traficantes se mueven acorde a las necesidades del mercado. Si antes lo que más se falsificaba era la azitromicina, hoy es la ivermectina.
“Los delincuentes van viendo la manera de falsificar o adulterar cada producto nuevo que sale para tratar el coronavirus”, afirma el oficial.
Tanto el general PNP Garrido y los coroneles PNP Gutiérrez y Gonzales coinciden que hay otro factor que ha ocasionado el incremento del negocio de las medicinas falsas: las ventas por Internet.
¿Qué es la ivermectina y por qué se está falsificando?
La ivermectina no es un medicamento nuevo. Se utiliza desde hace una década en humanos y animales como antiparasitario. Si bien aún no existe un estudio sólido que demuestre su efectividad, se tiene evidencia a nivel inicial de que puede inhibir la replicación del SARS-CoV-2, el virus que produce el COVID-19. No puede ser considerada una cura.
El pasado 8 de mayo, el Ministerio de Salud incluyó la ivermectina como uno de los medicamentos para pacientes con casos leves y moderados de COVID-19 (Resolución Ministerial 270-2020). El medicamento deberá ser ingerido siempre bajo recomendación médica. Su uso preventivo no está asegurado. Lo mismo ocurre con la hidroxicloroquina.
La Policía Fiscal recomienda prestar atención al empaque del producto y si el frasco cuenta con el precinto de seguridad. Además, el medicamento debe ser adquirido en un establecimiento formal y de confianza. Debido a la informalidad y a los falsificadores, son las boticas las que presentan mayores casos de medicinas falsas.
¿Qué es un coronavirus?
Los coronavirus son una amplia familia de virus que pueden llegar a causar infecciones que van desde el resfriado común hasta enfermedades más graves, que se pueden contagiar de animales a personas (transmisión zoonótica). De acuerdo con estudios, el SRAS-CoV se transmitió de la civeta al ser humano, mientras que el MERS-CoV pasó del dromedario a la gente. El último caso de coronavirus que se conoce es el COVID-19.
En resumen, un nuevo coronavirus es una nueva cepa de coronavirus que no se había encontrado antes en el ser humano y debe su nombre al aspecto que presenta, ya que es muy parecido a una corona o un halo.
¿Qué es el COVID-19?
La COVID-19 es la enfermedad infecciosa que fue descubierta en Wuhan (China) en diciembre de 2019, a raíz del brote del virus que empezó a acabar con la vida de gran cantidad de personas.
El Comité Internacional de Taxonomía de Virus designó el nombre de este nuevo coronavirus como SARS-CoV-2.