La gente no salió de sus casas. No se escuchan bocinazos, gritos, tubos de escape ni personas. Hoy es sábado, un día que habitualmente reuniría a cientos de familias y vehículos en las calles de Lima. La ciudad está como siempre la hemos querido: tranquila y pacífica. Y así seguiría hasta que termine el partido con el que debuta Perú en el Mundial Rusia 2018.
Jirón de La Unión, la Plaza San Martín y avenidas como Arequipa, Salaverry y Abancay han estado desiertas, mientras los locales de comida y bares comenzaban a llenarse.
Después de 36 años sin saborear la Copa del Mundo, Perú regresa con esperanza, frente a Dinamarca en Saransk, un duelo entre dos equipos que comparten racha de 15 partidos invictos, clave en un Grupo C en el que aguarda Francia.