(Foto: Archivo El Comercio)
(Foto: Archivo El Comercio)
Redacción EC

En las últimas dos semanas, tres acosadores sexuales han sido atrapados en el transporte público en Lima, uno en el Metropolitano y dos en el metro de Lima. Como reacción a los acosos y para mitigar casos futuros, una propuesta para tener vagones exclusivos para mujeres ha sido planteada la semana pasada por el director de la ONG Luz Ámbar.

La idea de tener transporte público segregado para mujeres no es algo nuevo. De hecho, ha sido implementado en varias ciudades del mundo, incluyendo Río de Janeiro y México D.F. Sin embargo, según un reportaje de “The Guardian” del 2015, en el caso de Brasil, los vagones exclusivos son “ampliamente ignorados” y las reglas no son aplicadas. El mismo reportaje informa que en México las reglas tampoco son aplicadas, y nunca han desarrollado ninguna encuesta para ver si los vagones exclusivos para mujeres han logrado traer más seguridad.

En general, las ciudades que han implementado vagones exclusivos para mujeres están en países con graves problemas de desigualdad de género incluyendo Irán, India, Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Indonesia y Japón. Todos estos países están bastante más abajo en la lista con respecto al Perú en el último Ránking Global de Igualdad de Género, publicado por el Foro Económico Mundial.

Pero más allá de si queremos ser parte de esta lista exclusiva, una pregunta clave es :¿qué significa tener vagones exclusivos para mujeres? Según un artículo de Gabrielle Jackson publicado en “The Guardian” en el 2016, los vagones exclusivos simbolizan una “necesidad de proteger a la mujer de los hombres, que las mujeres no están seguras al estar solas en nuestra sociedad, y que no podríamos confiar en la mayoría de los hombres”. ¿Queremos realmente vivir en una ciudad así?

Cuando al primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, se le preguntó por qué era importante que su Gabinete tuviera un balance de género, respondió simplemente: “Porque estamos en el 2015”. La misma lógica aplica a la pregunta de por qué no tenemos transporte público segregado: porque estamos en el siglo XXI.

Lima ya sufre demasiado por los efectos de tratar de resolver nuestros problemas de seguridad siempre con más exclusión, más muros y más segregación. El resultado siempre ha sido una ciudad más cerrada y más frágil.

En vez de tratar de segregar más a las personas, hay que luchar para que el transporte público, junto con el espacio público, sea seguro e inclusivo para todos, independientemente de su género o su edad. Parte de esta solución comienza con una buena educación cívica, y desde el lado operativo, poner suficientes buses y vagones de tren para que no estén tan abarrotados. Por otro lado, la solución que ya está siendo implementada por el metro de Lima para incluir botones de pánico en los trenes también parece ser un buen paso.

LEE TAMBIÉN...

Contenido sugerido

Contenido GEC