Desde el siglo XVII el río Rímac y el puente Trujillo forman una convivencia entre la naturaleza y la tecnología en Lima, siendo inspiración para canciones, novelas, poemas y pinturas.
El Comercio guarda el registro de esta zona en la década del 60, en donde aún se puede ver al río rodeado de áreas verdes y a limeños bañándose en su caudal o reunidos para pescar y lavar. Con el paso de los años, estas actividades se cambiaron por la recolección de plásticos y fierros debido a los desperdicios que eran arrojados.
Es así que el llamado puente de piedra construido en el año 1610 durante el virreinato de Juan de Mendoza une los distritos del Rímac y Cercado de Lima, divididos por el río que proviene desde la sierra de Lima hasta el océano Pacífico.
En el 2017, la capital pasó uno de sus momentos más difíciles por el fenómeno de El Niño costero. El caudal del río se incremento causando varios desbordes y daños a decenas de puentes, entre ellos el puente Solidaridad. La estructura del puente Trujillo a base de material de mampostería de piedra no sufrió daños pese a su evidente antigüedad.