No importaban las serpenteantes colas, que abarcaban hasta 10 cuadras de la avenida Tacna, o el inclemente sol que salió al mediodía, miles de fieles permanecieron hasta más de tres horas haciendo cola para dejar su carta en el pozo de la Basílica de Santa Rosa de Lima.
Muchos de ellos depositaron su fe en la santa para afrontar problemas de salud. Algunos para que los ayude a conseguir trabajo y otros regresaban para cumplir la promesa que hicieron.
Familias enteras aprovecharon el feriado para acudir al Centro de Lima. Junto a sus padres, cientos de niños escribían sus cartas incluso en la misma cola.
Al salir, los asistentes expresaban la alegría por haber entregado su carta en el pozo de los deseos a la espera de un milagro.
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