Con la satisfacción de los millones de peruanos que seguimos la Teletón 2014 por TV, los animadores informaron al fin del evento que la campaña había logrado seis millones y medio de soles en aportes, sobrepasando la meta trazada.
Con este resultado, cerca de 80 mil pacientes que reciben atención en las siete clínicas de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios en todo el país van a ser los directos beneficiados, ya que la mayor parte de la recaudación se destinará a becas de salud y rehabilitación de los niños discapacitados, el equipamiento médico de los hospitales y la edificación de más infraestructura.
Por ello es importante referirse a las informaciones que han estado circulando en las redes sociales en estos días y que afirman, entre otras cosas, que las teletones son un negocio redondo para los organizadores, que los artistas cobran por participar o que buena parte de lo donado se pierde en inexplicables gastos operativos.
En realidad, la Fundación Teletón Perú organiza sin fines de lucro la producción de las teletones. Es una entidad que concentra ayuda voluntaria de ejecutivos y artistas de todos los sectores de la ciudadanía, aunque ciertamente sí paga gastos básicos propios de una empresa de tanta magnitud.
Me dice el gerente general de la fundación, Enrique Rivas, que menos del 20% se va en estos gastos de producción básicos. Entre ellos, hay un 0,03% del total logrado como cuota de afiliación a Oritel, la organización que agrupa a las teletones de toda América.
No hay pues pago millonario al chileno Don Francisco, como se ha dicho, por derechos de uso del nombre Teletón, ni renta de los organizadores.
Para garantía de los que aportamos, la administración de los fondos se ha puesto en manos de un fideicomiso independiente, que gestiona los recursos recibidos y asegura que su destino sea efectivamente el establecido. Sus cuentas son de público acceso y libre consulta.
Por otro lado, el evento mismo y su forma de encarar la problemática han sido blanco de críticas de nada menos que de la ONU, de su Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad.
Para este organismo, las teletones “promueven estereotipos de los discapacitados como sujetos de caridad”, y le preocupa también que sean instituciones privadas las que gestionen los fondos.
Los organizadores de la teletón, así como beneficiarios y aportantes ya se han pronunciado afirmando que nada hay de estigmatizador en el ejercicio digno del ser humano de pugnar por mejores condiciones de vida.
Lo cierto es que en países como el Perú no existen programas públicos efectivos ni partidas gubernamentales suficientes para el óptimo desarrollo de la población discapacitada. Por ello es imprescindible que la iniciativa privada y la solidaridad civil cubran estos vacíos. Para el 25% a 30% de la población discapacitada en el Perú que se atiende en San Juan de Dios, estos cuestionamientos no son más que áridas disquisiciones. Para los aportantes, un motivo para no dejar de apoyar.