"Cómo nos ven", por Jorge Ruiz de Somocurcio
"Cómo nos ven", por Jorge Ruiz de Somocurcio

El 31 de octubre, día de festejos de la canción criolla y vísperas de todos los santos, casi no deja sitio para celebrar el Día Mundial de las Ciudades, establecido por la ONU en el 2013. El lema de este año fue “Mejores ciudades, mejor vida” y la ciudad elegida fue  Milán, con el tema “Diseñadas para vivir juntos”.

Precisamente este 9 de noviembre empieza en Cuenca una de las reuniones preparatorias para el VIII Foro Urbano Mundial, que se celebrará en el 2016. Desgraciadamente, ni ni ninguna ciudad del Perú figura entre las protagonistas de estos encuentros que van gestando nuevos paradigmas.

Esta semana estuvo en Lima Marco Kamiya, economista urbano de ONU-Habitat, para apoyar el trabajo de Clima sin Riesgos y el Foro Ciudades para la Vida. Nos juntamos para conversar. Su visión de Lima es optimista porque: la ciudad ha aprendido ante todos los problemas que tiene; se han producido consensos sobre temas claves de la ciudad; y ha habido continuidad democrática en el gobierno de la metrópoli.

Sin embargo, en el otro lado de la balanza hay cuellos de botella de resolución indispensable para el futuro. Coincidimos en que Lima se encuentra en un punto de inflexión. Para Kamiya, la gobernanza de la urbe es muy compleja. Quien quiere hacer una gran inversión en ella no tiene claro quiénes son las contrapartes. Es un campo borroso de interlocutores donde caben los gobiernos central y locales. Y cada uno es capaz de bloquear el proceso.

En su opinión, el sector privado estaría dispuesto a importantes inversiones pero no tiene reglas claras para ello. Y en ningún país se avanza negociando indefinidamente.

La autoridad debe proponer una agenda básica de consensos y tomar decisiones. El problema es la falta de decisión política. Lo ocurrido con el D. Leg. 1198, que promovía la inversión privada para salvar el patrimonio precolombino, es revelador. Cuando varios inversionistas mostraban su interés en la norma, el Congreso la derogó, asustado ante un demagógico paro en Cusco.

Kamiya recomienda liderazgo político de la autoridad y convocatoria a un sector privado que se haga presente.

Paradójicamente, el MEF acaba de aprobar el D. Leg. 1224 que obliga a que todas las asociaciones público-privadas pasen por su opinión antes de seguir su camino, con lo cual sembró el desaliento para cualquier inversión privada.

Hay en el mundo una corriente imparable por incluir las ciudades en la agenda política de los países, con resultados tangibles, que reinventen las urbes. Kitakyushu en Japón, con economía verde y amigable para habitantes de la tercera edad; Songdo, ciudad inteligente en Corea del Sur; Medellín y Barranquilla, en Colombia; o Chinatown en Washington. Estos son algunos ejemplos de grandes actuaciones guiadas públicamente en las que se logra reducir las desigualdades y mejorar la vida en las urbes con intervenciones originales y renovadoras con participación del sector privado. Lima tiene la palabra.

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