Dibujar suele ser una actividad solitaria. Por eso tener a dos tipos dibujando juntos, y encima frente a una audiencia, es una anomalía. Pero las anomalías también refrescan la vida y es eso lo que prima en "Los ilustres", el espectáculo de stand-up ilustrado de la dupla conformada por el argentino Ricardo Siri –Liniers– y el chileno Alberto Montt. Ases del humor gráfico latinoamericano que emprenden su segunda gira por la región, con parada en Lima incluida.
"Es verdad que el dibujo es un oficio solitario –asegura Montt a El Comercio–. Sin embargo, siempre hay momentos en que los dibujantes buscan reunirse. Somos seres que en el fondo buscamos estar en grupo". Liniers tiene otra forma de explicarlo: "Si no hiciéramos este show, los dos estaríamos encerrados haciendo dibujitos. Creo que lo hicimos para poder ver gente".
Hay otro factor que juega un rol importante en "Los ilustres": la improvisación y la espontaneidad. Eso consigue, según ellos, que cada sesión sea muy diferente a la otra. Aunque parten de una estructura básica, es muy poco lo que se repite entre uno y otro show. Una habilidad que responde también a la inmediatez de su generación. Ambos pertenecen a una generación que encontró en Internet el campo de cultivo ideal para sus creaciones. Dibujar una viñeta, colgarla en el Facebook o en un blog, generar comentarios, interactuar con los usuarios. ¿No hay un riesgo de perder calidad con un flujo tan veloz?
"Si le prestas atención a todo lo que te dice la gente, sí es un riesgo –responde Liniers–. Uno no debe tomarse muy en serio ni al que te festeja cualquier chiste ni al que te critica todo lo que haces". Montt, por su parte, reconoce que el ritmo de las redes sociales le permite jugar al ensayo y al error: "Para mí, la necesidad de gustar nunca es un peso. Cada vez que publico un dibujo existe la posibilidad de que no funcione, de que sea un fracaso. Pero eso también tiene su encanto".
LO DIBUJABLE Y LO NO DIBUJABLE
Se les pregunta cuáles son las cosas que les generan problemas al dibujar. Liniers dice tener dificultades con las manos, con los caballos, y admite que odia ilustrar autos. Montt sufre sobre todo con la anatomía: "Mis cuellos, hombros y manos son una desgracia desde el punto de las proporciones. No soy un tipo que dibuje muy académicamente, pero tengo un trazo que me permite comunicar ideas, y eso es finalmente la ilustración".
A ambos se les dice que entendieron mal la pregunta. Que no se les consultaba por las dificultades técnicas, sino por posibles temas problemáticos en su trabajo. "La verdad es que no –afirma Liniers–. Para mí no hay ningún tema del que esté prohibido hacer humor. Lo que sí es cierto es que mientras más puntiagudo o ríspido sea el tema, más susceptibilidades puede herir y hay que ser más cuidadoso. Por eso creo también que ponerle límites al humor es igual a ponerle límites a la libertad de expresión. Hay chistes que pueden ser malos y hasta siniestros, pero yo prefiero que ese chiste exista y sepamos si el tipo que lo cuenta es un racista o un homofóbico. Yo defiendo la libertad de expresión hasta del tipo más perverso".
A Montt también le parece que uno tiene derecho a hacer humor con cualquier cosa. Pero asegura que el humor no necesariamente tiene relación con la risa. "Creo que tiene que ver más con el cambio de estado de ánimo. Hay mucho humor que lo que hace es deprimirte. Cuando uno lee a Quino o ve una película de los hermanos Coen, no siempre termina riéndose", asegura.
¿Cómo sobrevivir, entonces, en estos tiempos que parecen marcados por la hipersensibilidad? Liniers y Montt, como cualquier figura pública promedio, han sucumbido alguna vez a las furiosas susceptibilidades que surgen especialmente en la red. En opinión de Montt, aunque muchos reclamos y movimientos reivindicativos están en el camino correcto, también estamos atravesando una época de corrección política extrema, donde las sensibilidades individuales priman sobre las grupales. "Aun así, creo que es muy importante la visión humorística sobre temas candentes. Y si uno como humorista no va a tocar temas que generan incomodidad, mejor que ni hable", dice.
Liniers, más confrontacional con sus 'haters', asegura que prefiere no prestarle atención al barullo virtual. "Ahora todo el mundo entra a Twitter para buscar con qué ofenderse. Eso es insoportable sobre todo para los comediantes, porque justamente su tarea es testear dónde están los límites del humor. Pero si sale una manga de tarados con ganas de ofenderse, se pone complicado".
Alejados de la pantalla del teléfono o la computadora, el show de "Los ilustres" propone un encuentro cara a cara con el humor más ácido, descarnado e incómodo. Abundante dosis de humor negro no apto para quien no quiera que le pinten la cara.
MÁS INFORMACIÓN
Lugar: Teatro Pirandello.
Dirección: Alejandro Tirado 274, Cercado de Lima.
Fecha: miércoles 7 de noviembre, 8 p.m.
Entradas: Atrapalo.pe.