Uno de los principales efectos que trajo la pandemia y la cuarentena en particular ha sido el repensar nuestra relación con los espacios: el encierro, el distanciamiento, los desplazamientos. Pero dice el arquitecto Jean Pierre Crousse que muchos de esos replanteamientos no han necesariamente una novedad. “No es que los arquitectos hayamos aprendido cosas con la pandemia, sino que más bien hemos confirmado las que más o menos conocíamos”, afirma.
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Entre ellas menciona, por ejemplo, lo fundamental que resulta para una vivienda tener una fuente clara de iluminación natural o un balcón; o el poder aprovechar determinados espacios interiores para ser usados de otras formas. “Mucha gente se ha dado cuenta de que el parqueo de un edificio puede servir de gimnasio o de área de juego para los niños. En ese sentido, los arquitectos tenemos el deber de estar siempre un paso adelante al elaborar nuestro proyectos”, explica Crousse.
Son esos temas, que reflexionan sobre el papel de la arquitectura en el buen vivir individual y colectivo, los que motivan el nacimiento de la Bienal de Arquitectura de Lima (Bialima 2021): un encuentro cuya primera edición rompe fuegos este 9 de agosto y que apunta a consolidarse como una plataforma de encuentro y diálogo fundamental para pensar en una mejor ciudad, y para reconocer a las mejores prácticas en esa línea.
Una bienal que en sí misma es un ejemplo de adaptación: aunque pensada en un inicio como un evento prepandémico, que se iba a llevar a cabo en el Parque de la Exposición, las circunstancias obligaron a la Regional Lima del Colegio de Arquitectos del Perú (entidad organizadora) a tener que trasladarla al formato virtual. Una dinámica que ha tenido sus ventajas: desde hace ya varios meses se han venido realizando eventos, incluidos un congreso nacional y otro internacional, que sirvieron de calentamiento para lo que será su semana central.
“La mayoría de bienales de arquitecturas en el mundo, incluida la Bienal de Arquitectura del Perú, están enfocadas como eventos de arquitectos para arquitectos –explica Crousse, el curador de este encuentro–. Pero con Bialima estamos planteando otro tipo de bienal, que no es mejor ni peor, solo diferente: un lugar para la discusión de la arquitectura que no solo involucre a arquitectos, sino a los ciudadanos en general”. De allí su carácter abierto y plural.
LA CIUDAD IDEAL
La importancia de convertir a Lima en el centro de la arquitectura de Latinoamérica, como pretende hacerlo Bialima, es relevante y urgente. Como explica Crousse, citando información del Ministerio de Vivienda, los datos sobre el crecimiento de nuestra capital son contundentes: en los últimos 30 años, más del 90% de la ciudad ha sido construida informalmente. Una Lima poco planificada, que se expande de forma caótica, fragmentada y desigual.
“Cabría preguntarse si Lima, vista como un todo, es realmente una ciudad –cuestiona Crousse–. Porque vivimos en un lugar que se asemeja más bien a un conglomerado de urbanizaciones. Y por eso tenemos que trabajar para que Lima sea verdaderamente una ciudad”.
¿Cómo cambiar nuestra forma de entender la urbe donde vivimos y contribuir a su desarrollo armonioso? Crousse lo ejemplifica con dos casos: por un lado, la forma en que los limeños hemos comenzado a adaptarnos al fenómeno de las bicicletas y su importancia como medio de transporte; por otro, lo fundamental que resultan los espacios verdes y la necesidad de cambiar el chip en nuestro vínculo con ellos.
“En el Perú no vemos los parques como espacio público, sino como ornato. Mientras en París o Nueva York la gente los usa para hacer picnics, aquí mantenemos la idea de que es un espacio no para ser usado, sino para ser contemplado. Esto tiene que cambiar”, afirma el arquitecto.
MENTES POR EL CAMBIO
La semana central de Bialima reunirá a algunos de los nombres más destacados de la arquitectura mundial. Para empezar, resalta dos premios Pritzker (el llamado Nobel de la disciplina): el chileno Alejandro Aravena, uno de los más jóvenes en obtener el mencionado galardón, y la dupla irlandesa formada por Shelley McNamara e Yvonne Farrell, que entre sus obras tienen al edificio de la UTEC en Barranco.
También para destacar está el urbanista y biólogo español Salvador Rueda, que aplica sus conocimientos en la ciencia para diseñar de una forma innovadora el diseño y la movilidad de las ciudades; el arquitecto colombiano Alejandro Echeverri, que contribuyó a cambiarle el rostro a la ciudad de Medellín; así como Marina Tabassum, destacada representante de Bangladesh, quien compartirá sus experiencias sobre su trabajo en un país en varios sentidos similar al Perú.
Además de esas presencias destacadas –son 15 conferencias magistrales en total–, Bialima desarrollará el ‘workshop’ internacional “Futuros posibles: un legado desde la arquitectura latinoamericana al Perú en su bicentenario”, que dirigirán 30 oficinas de arquitectura emergentes de la región, para guiar a jóvenes profesionales y estudiantes con el propósito de generar propuestas concretas e innovadoras para la ciudad. Un conjunto de trabajos que será entregado a la Municipalidad de Lima, como una forma de hacer aplicable el intercambio de ideas que surgirá en la bienal.
Sepa más
- Bialima 2021 se realizará del 9 al 14 de agosto de manera virtual. Las entradas están disponibles en la web www.bialima.pe y los eventos contarán con traducción simultánea al castellano.
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