Diez películas 'caletas' del 2014 que deberías buscar

En Internet, si uno sabe buscar, puede encontrar muy bien cine. Es solo cosa de tener una conexión  decente y aprovechar los servicios de 'streaming' disponibles. Aquí ponemos 10 películas del 2014 que se pueden rastrear, como para comenzar el 2015 con buen cine bajo el brazo.

1.- "Deux jours, une nuit", de los hermanos Dardenne (Bélgica)

Los realizadores de "Rosetta", "El niño", "El hijo" y algunas otras grandes películas cuentan la historia de una mujer (enorme Marion Cotillard en el que sin duda es su mejor rol) que tiene dos días para convencer a sus compañeros de trabajo en una fábrica que voten por despedirla a cambio de obtener una prima en su salario. El recorrido de la mujer pinta a un grupo de personajes ricos en emociones, que pintan un retrato crudo del sistema laboral francés. Suspenso y cine social se mezclan en una película apasionante.

2-"Sils Maria", de Olivier Assayas (Francia)

Assayas es un nombre ineludible dentro del cine francés de hoy. Su última película, estrenada en el festival de Cannes, junta a Juliette Binoche, Kristen Stewart y Chloe Grace Moretz en una historia en la que el arte imita la vida, sí, pero que también es una mirada melancólica sobre lo que significa ser una estrella en estos tiempos, y sobre hacia donde está yendo el mundo del cine. Lo interesante es que el director francés hace que estos temas surjan a partir de historias íntimas y conflictos personales que dejan una sensación agridulce. 

3.-"Black Coal, Thin Ice", de Yao Dinan (China)

Esta cinta, ganadora del Oso de Oro de la Berlinale de este año, es un 'thriller' que tiene un sentido del ritmo único. Un detective investiga una serie de asesinatos en el que los restos de distintas mujeres son esparcidos por toda una región en China. ¿La clave? Pues una joven que trabaja en una lavandería. Pocas cintas como esta hacen que elementos cotidianos (la ciudad, una pista de patinaje, la misma chica que tiene la llave del misterio) aparezcan no solo enrarecidos, sino perversos y malditos, como si la muerte los envolviera. Una cinta que deja una sensación extraña al terminar de verla.

4.-"La tercera orilla", de Celina Murga (Argentina)

Estrenada también en la Berlinale, la cinta de Murga plantea la historia de un chico cuyo padre tiene una doble familia. El campo argentino se convierte en el escenario en el que se desarrolla la desconfianza del protagonista por su progenitor, desconfianza que se siente en las situaciones más del día a día. En eso centra su película la realizadora: en los elementos más cotidianos, que siempre están cargados de una carga de violencia que está a punto de estallar. Al parecer no pasa nada, pero en realidad para de todo.

5.-"Aimer, boire et chanter", de Alain Resnais (Francia)

La última película del gran director francés tiene todos los elementos de su cine: historias sentimentales, personajes que se enamoran, desconfían, viven y sufren. Pero también es un homenaje al teatro, con ese decorado que pone en perspectiva su propio artificio. Resnais no filma teatro (eso sería lo fácil): utiliza los recursos de las tablas de manera totalmente consciente y le da un relieve cinematográfico que se siente en las emociones de los personajes, absolutamente genuinas. Una película que nos hace saborear su artificio.  

6.-"P'tit Quinquin", de Bruno Dumont (Francia)

Se dio en el Festival de Lima, pero ya se puede conseguir por otros lados esta miniserie de 200 minutos de Bruno Dumont, un nombre imprescindible en el cine de hoy. Aquí, un pueblo que vive una serie de asesinatos son el marco en el que vemos la historia de un niño (el Quinquin del título), mientras unos policías que no saben muy bien que están haciendo (o eso parece) investigan los crímenes. Dumont hace comedia con los elementos más cotidianos (la escena de la iglesia es extraordinaria) sacándolos de contexto y subvirtiendo su orden. Pero la presencia del mal, algo que está presente en el cine del realizador, también se siente en todo momento. Una gran película.

7.-"The Babadook", de Jennifer Kent (Australia)

Para muchos, la película de terror del año. No sabemos si sea para tanto, pero lo cierto es que la cinta de Kent nunca busca el susto fácil: lo que le interesa a la realizadora es subvertir la normalidad y hacerla aterradora, tomándose su tiempo para contarnos como una madre y su hijo deben lidiar con un ser llamado el Babadook, y que se esconde en su casa. La oscuridad, la profundidad de campo y lo que no vemos son los elementos que la directora utiliza para crear algunas situaciones verdaderamente aterradoras.

8.- "The Homesman", de Tommy Lee Jones (EE.UU.)

Sí, Tommy Lee Jones también es director. Y uno muy bueno: aquí, en su segunda película, nos narra un western crepuscular, en el que una mujer (Hillary Swank) debe transportar a un grupo de mujeres dementes a una parroquia atravesando el 'Midwest' al lado de un renegado (el mismo Jones). A partir de un clasicismo rabioso, el realizador va creando un mundo triste, oscuro de perdedores que no encuentran chances. Un clasicismo del que Jones es uno de los últimos cultores. Y bienvenido sea.

9.-"Calvary", de John Michael McDonagh (Irlanda)

He aquí una película curiosa: un cura (el gran Brendan Gleeson) recibe el anuncio que será asesinado por alguien de su pueblo que fue violado por un religioso años antes. Tal premisa es la excusa para revelarnos la vida en un pequeño pueblo de Irlanda con humor pero también con crudeza, revelándonos una amalgama de personajes apasionantes, y con los escándalos de pedofilia de la Iglesia como contexto. Una cinta que mezcla varios temas, y sale airosa.

10.- "200 000 Days on Earth", de Iain Forsyth y Jane Pollard (Australia)

Este documental sobre el músico australiano Nick Cave no es tanto un retrato de su vida como una aproximación a su mística y a su esencia. Y quizá lo mejor que tiene el filme es esa aproximación a la creación artística como un evento épico, que saca algo indescifrable e intocable de las personas. La película crea más preguntas y enigmas sobre ese personaje que es Cave: no le interesa resolver su mito, sino más bien contribuir a él. Y ese es su encanto.