Walt Disney y Salvador Dalí se profesaron admiración mutua y entablaron una amistad que sobrevivió al paso del tiempo e incluso a una colaboración cinematográfica fallida, según refleja una exposición en la ciudad de San Francisco.
"Disney y Dalí: Arquitectos de la imaginación" explora la relación entre dos de los grandes innovadores artísticos del siglo XX en una muestra que acogerá, hasta enero del próximo año, el "Museo de la Familia Walt Disney" en San Francisco.
Sus vidas arrancaron a principios del siglo XX, la de Disney en Chicago (EEUU) el 5 de diciembre de 1901, y la de Dalí en la localidad catalana de Figueres (España) el 11 de mayo de 1904.
Ambos tuvieron padres dominantes y poco expresivos y madres profundamente afectuosas. Los unía, también, un optimismo inquebrantable, que los impulsó siempre hacia adelante.
Las carreras del famoso productor de películas de animación Disney y del pintor surrealista español se cruzaron por primera vez en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA) en 1936.
Aquel año, el MOMA acogió varias obras de Dalí en la exposición "Arte Fantástico, Dadaísmo, Surrealismo", así como muestras del cortometraje de animación de Disney "Three Little Wolves".
Unos años después, en 1944, comenzó el intercambio epistolar entre Disney y Dalí, quien se trasladó a vivir a EEUU en los años que precedieron al estallido de la II Guerra Mundial. Ambos profesan, en sus cartas, admiración mutua.
El comisario de la exposición "Disney y Dalí: Arquitectos de la Imaginación", Ted Nicolaou, señaló que esa correspondencia es una ventana a la personalidad de ambos creadores.
"Dalí muestra una gran calidez humana en esas cartas muy alejada de la imagen de persona distante o genio loco que proyectaba su personaje público", explicó a Efe Nicolaou, quien mencionó, por ejemplo, la afectuosa invitación que Dalí extiende a Disney para que vaya a pescar con él cangrejos de río en el Río Carmel (California).
"Los dos crecieron en localidades pequeñas, en contacto con la naturaleza, y apreciaban la vida de campo", dijo Nicolau.
La familia de Disney se trasladó a una granja en Marceline, una pequeña localidad del estado de Misuri, en el corazón de EEUU, cuando este tenía cinco años, mientras que Dalí pasó su infancia en Figueres.
Dalí y Disney se conocerían finalmente en persona en una fiesta en la meca cinematográfica de Hollywood en 1945. Un año después comenzaron a colaborar en la película animada "Destino".
La colaboración no resultó fructífera y terminó ocho meses después de empezar.
"Tenían puntos de vista distintos sobre cómo contar una historia", explicó el comisario de la exposición, quien añadió que Disney invitaba siempre a sus animadores a desarrollar personajes sólidos, a insuflar personalidad en las creaciones animadas.
"A Dalí no le importaban los personajes. Para él las historias no eran narrativas que empezaban en el punto a y continuaban en b y c. Para él una historia era una sucesión de imágenes como si fuesen sueños", indicó Nicolaou.
Dalí y Disney abordaron la posibilidad de colaborar en una versión animada de "El Quijote", algo que no llegó a suceder.
El contratiempo con "Destino" puso a prueba su amistad pero no acabó con ella.
En 1957, años después del regreso de Dalí y su esposa, Gala, a España; Disney y su mujer, Lilian, irían a visitarlos.
"Destino" vio la luz en 2003, 58 años después de ser concebida, gracias a un sobrino de Disney, que la rescató del olvido y acabó el trabajo incompleto.
Por lo demás, Nicolaou espera que la muestra permita a los visitantes descubrir que Disney, un pionero de la animación, fue mucho más que el creador de cuentos de hadas y el ratón Mickey Mouse.
"Espero que aprecien la vertiente experimental que tenía Disney, a quien le gustaba crear obras experimentales y arte de vanguardia", dijo el comisario.
En lo que a Dalí se refiere, indicó que la exposición muestra a un artista "serio y disciplinado" que va mucho más allá del hombre gracioso y excéntrico con la que se le asocia.
La muestra interactiva incluye pinturas originales de Dalí, dibujos, imágenes cinematográficas de archivo, fotografías y el apoyo de audio narrado por la actriz Sigourney Weaver, al que los visitantes al museo acceden mediante una aplicación que pueden descargar en sus celulares.