"Star Wars": ¿Por qué fue considerada una banalidad de segunda mano?
"Star Wars": ¿Por qué fue considerada una banalidad de segunda mano?
Enrique Planas

En “A Positively Final Appearence”, último volumen de los diarios de Sir Alec Guinness, él comparte una anécdota: durante uno de sus paseos por el parque, una madre y su hijo de 12 años le cierran el paso. El niño exclama con orgullo: “He visto ‘’ más de 100 veces”. La respuesta del actor inglés no fue condescendiente: “Te ordeno en el nombre de la Fuerza que no vuelvas a verla nunca más”. El resto es un niño llorando a mares y una madre sorprendida tratando de consolarlo. Quien interpretó a Obi Wan-Kenobi en “La guerra de las galaxias” anota en sus memorias: “Ese muchacho ahora tendrá unos 30 años y espero que no viva en un infantil mundo de fantásticas banalidades de segunda mano”.

¿Es “Star Wars” un producto de segunda mano? Quien profundice unos centímetros en la historia del cine clásico y la ciencia ficción encontrará íconos previos al estreno de la saga de George Lucas que sorprenden por su parecido con esta franquicia de aventuras ocurridas hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana.

En un ensayo (o más bien diatriba) de Rodrigo Fresán sobre George Lucas, el escritor argentino señala que Lucas se “inspira” de forma poco sutil en las novelas de J. R. R. Tolkien, la mística de los westerns y los estudios sobre la construcción del héroe clásico del investigador Joseph Campbell. Pero más allá de los tijeretazos en los originales, lo que Fresán cuestiona es que con toda su “mitología”, Lucas se trajo abajo la catedral que Stanley Kubrick construyó en “2001: Odisea del espacio” (1968). “‘Star Wars’ era como volver al más torpe big bang del género: espadas zumbantes, princesas, compulsión tecnológica, nombres absurdos, extraterrestres muy raros con el cutis de los que solo consumen comida chatarra, y slogans supuestamente místicos. Un refrito de Flash Gordon procesando arquetipos primarios y torpes”, señala el autor de “La parte soñada”.

Fresán sabe de lo que habla al referirse al “refrito de Flash Gordon”. En efecto, antes de pensar en el proyecto de “Star Wars”, Lucas pensaba en una adaptación que actualice “Flash Gordon conquista el universo”, la serial de 1940 protagonizada por el campeón olímpico de natación Buster Crabbe. Tras no conseguir financiamiento para el proyecto, su historia fue calcada por Lucas en su guion de “Episodio IV: una nueva esperanza”.

"Star Wars": ¿Por qué fue considerada una banalidad de segunda mano?
"Star Wars": ¿Por qué fue considerada una banalidad de segunda mano?

Mas allá de conservar los resúmenes iniciales que se pierden en la oscuridad del universo, otros elementos de la aventura galáctica basada en el cómic de Alex Raymond permanecieron: desde un emperador espacial que reina en un planeta semimecánico (parecido a la Estrella de la Muerte) o las propias naves de forma plana, primitivas ideas para el Halcón Milenario.

—Contacto en Francia—
El escritor francés Pierre Christin y el dibujante Jean-Claude Mézières son los autores de “Valerian y Laureline”, cómic que comenzó sus aventuras por entregas dentro de la revista francesa “Pilote” en 1967 y que continuó publicándose hasta el 2010. En la ficción, Valerian es un agente del Imperio Galáctico Terrano en el siglo 28.

Si bien George Lucas ha comentado siempre los cientos de referencias y homenajes cinematográficos que exhibe su saga intergaláctica, nunca hizo comentarios sobre las obvias coincidencias que guardan sus filmes con este cómic galo. Sin embargo, las semejanzas son contundentes.

"Star Wars": ¿Por qué fue considerada una banalidad de segunda mano?
"Star Wars": ¿Por qué fue considerada una banalidad de segunda mano?

Si bien Pierre Christin decidió no tomarse en serio estas apropiaciones (ha dicho sentirse orgulloso de que filmes tan buenos hayan bebido de las fuentes de su obra), Mézières no se ha quedado callado desde que asistió al estreno de “Star Wars” en 1977 (10 años después de la publicación de su “Valerian y Laureline”). Dijo haberse quedado atónito al reconocer la mayoría de los diseños. Sus cartas y comentarios públicos nunca fueron contestados, ni por Lucas ni por algún miembro de su equipo.

Desde el bikini de la princesa Leia hasta el diseño del Halcón Milenario, de la carbonita donde duerme criogenizado Han Solo hasta las mismas guerras clónicas: todo eso ya había sido pensado y dibujado por la pareja Christin/Mézières. Quien este año pudo ver la película de Luc Besson basada en la historieta francesa, compartirá estas sospechas.

—El universo pastiche—
Para Lucas, todo reciclaje se justifica. Para imaginar el planeta Tatooine, metió mano al desierto de “Duna”, el clásico de la ciencia ficción de Frank Herbert. Este dijo haber encontrado 37 parecidos con su obra, incluyendo similitudes fonéticas en el nombre de la princesa: Leia en “Star Wars”, Alia en “Dune”. También halló coincidencias con obras de autores fundamentales como Isaac Asimov, Theodore Sturgeon o Barry Malzberg. Al final, y pese a la impotencia por tal situación, decidió tomárselo a broma y fundó la sociedad Somos Demasiado Grandes para Demandar a George Lucas, junto con otros autores frustrados por las obvias coincidencias.

"Star Wars": ¿Por qué fue considerada una banalidad de segunda mano?
"Star Wars": ¿Por qué fue considerada una banalidad de segunda mano?

Hoy en el universo de You Tube descubrimos todas esas fuentes. Para imaginar la filosofía de la Fuerza, se apela al yoga, las artes marciales y al hinduismo. Para escenificar la intensidad del combate entre la Estrella de la Muerte y los caza rebeldes, se cita el fuego naval de “Los cañones de Navarone”, filme de John Lee-Thompson protagonizado por Anthony Quinn. Y aquella conmovedora escena en la que Yoda muere en su gruta ante los ojos del joven Luke, es idéntica a la secuencia de la muerte del Alto Lama en “Lost Horizon” (1937), de Frank Capra: ¡con la desaparición del cuerpo frente a nuestros ojos! Asimismo, de “El triunfo de la voluntad”, dirigida por la cineasta alemana Leni Riefenstahl para la gloria de Hitler y sus tropas, Lucas se apropia de sus encuadres para plasmar la formación de las tropas imperiales y su reverencia ante su líder.

¿Recuerda aquella épica escena en la que Luke Skywalker observa el atardecer de los dos soles en Tatooine? Pues este resulta ser otro homenaje, tomado esta vez de “Dersu Uzala”, el filme de Akira Kurosawa, cineasta del que Lucas se manifiesta admirador confeso. Tanto que no le tembló la mano para reciclar las anticuadas cortinillas típicas del realizador japonés para pasar de una escena a otra, ni para tomar algunas páginas del guion de “La fortaleza escondida”, el clásico de Kurosawa de 1958, en la que un viejo general y una princesa deben adentrarse en las líneas enemigas durante el conflictivo Japón feudal, mientras los acompañan dos campesinos de caracteres cómicos y físicos contrapuestos, útiles para aliviar la acción.

"Star Wars": ¿Por qué fue considerada una banalidad de segunda mano?
"Star Wars": ¿Por qué fue considerada una banalidad de segunda mano?

Junto a “La fortaleza escondida”, “Yojimbo” (1961) es la otra cinta de Kurosawa que Lucas copió con mayor impunidad: unos delincuentes amenazan al héroe y tras un reflejo fulminante, un brazo cae al suelo. Tal cual. Por cierto, los caminos de Lucas y de Kurosawa se cruzaron oficialmente en 1990, cuando su productora Industrial Light & Magic se encargó de los efectos especiales de “Sueños”, una de las últimas películas dirigidas por el maestro japonés. Vista la enorme deuda previa, mínimo debió haberle hecho su rebaja.

Que sirva todo lo escrito líneas arriba para justificar a Sir Alec Guinness cuando calificó a “Star Wars”como una “banalidad de segunda mano”. No obstante, hoy sabemos que es justamente en su naturaleza de pastiche donde radica la fuerza de sus trilogías. Puede ser que George Lucas no sea un creador original, como entiende la modernidad a la invención y la innovación artística. Su talento, más bien, fue darse cuenta de que en un mundo posmoderno, el estilo personal se disipa y los autores deben volver la mirada hacia los símbolos almacenados en la tradición de la cultura popular, para canibalizar los estilos del pasado. Le guste o no al desaparecido actor británico, hoy vivimos en el pastiche.

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