ADOLFO BAZÁN
Sus padres son polacos y llegaron a EE.UU. a fines de los años 60 a Connecticut. En esa época su familia solo interactuaba con la comunidad polaca, pero cuando a Matt le tocó ir al colegio, su madre vio que en algunos planteles usaban cómics para enseñar el inglés, así que cada semana ella iba al quiosco y le compraba los que había.
— ¿Así es como empezó su pasión por los cómics?
Sí. Me empezaron a gustar los trabajos de Frank Miller en “Daredevil”, de John Byrne, George Perez… El arte, el dibujo, el color, el trazo... Además, en el colegio varios alumnos empezamos a intercambiar cómics y a conocer más títulos.
—¿Y así descubrió que tenía la habilidad de dibujar?
Ya lo había descubierto antes, porque en el kindergarten iba a un colegio católico y en las páginas posteriores de los cuadernos hacía dibujos, figuras. Jajajaja. Pero con los cómics descubrí que podía dibujar y también contar historias.
— Contar historias es parte de la naturaleza del ser humano.
Sí, es cierto. Contar historias es muy humano. Tengo un amigo científico que dice que un libro de texto puede contarnos los hechos factuales, pero un cómic nos cuenta una historia. Un libro sobre tiburones o insectos nos dará todos los datos que necesitemos, nos dirá cómo son, pero en un cómic tú puedes relatar sus historias.
— Y hacer explotar la imaginación.
Absolutamente. Además, en los cómics tú tienes paneles, viñetas, y en las transiciones entre un recuadro y otro haces que la imaginación vuele. Lo que no está dicho es imaginado.
— Usted ha hecho cómics de todo tipo, pero en los últimos años se ha especializado en los de tipo ecológico.
Sí, tengo trabajos como “Xoc: The Journey of a Great White” y la antología de “Wild Ocean: sharks, whales, rays and other endangered sea creatures”. Pero también estoy haciendo comics históricos, como “Trickster: Native American Tales” y “District comics: An Unconventional History of Washington D.C.”. Y el próximo mes saldrá “Colonial Comics”.
— ¿Y dónde se siente más cómodo?
Con las historias ecológicas. Me es más natural y me fluye dibujar temas medioambientales.
— ¿Le gusta la naturaleza? ¿Le atraen la paz del mar o los bosques?
Me siento más tranquilo y dibujo más rápido la naturaleza, las cosas que nacen de ella. Es más estresante e intenso dibujar a personas.
—En “Xoc” hay, por ejemplo, una escena en la que el protagonista, que es un gran tiburón blanco, devora a varias focas. ¿Cómo combina la tranquilidad y la brutalidad que existen en la naturaleza?
Hmmm… Buena pregunta… Es el mundo hay belleza, pero también hay horror. Yo me basé mucho en documentales de National Geographic para plasmar cosas que se ven en esa historia. Hay una parte muy agresiva en los tiburones, porque son depredadores, pero también hay mucho misterio. Hay otra escena, por ejemplo, en la que el tiburón prefiere devorar restos de una ballena azul muerta antes que ir a cazar. He tratado de seguir el ciclo de vida de ese escualo, pero hay mucho más por contar, cosas que aún no sabemos.
— En otro de sus cómics, “Mr. Big: A Tale of Pond Life”, varios peces de un estanque desaparecen y los animales culpan y quieren ajusticiar a una tortuga gigante. Esta obra está dirigida a escolares. ¿Cómo cree que ellos asumen esta historia?
Voy a hablar desde la perspectiva de tener dos hijos, de 7 y 10 años, chicos que van al bosque a buscar bichos, jugar con ellos, los pinchan, exploran el mundo. Hace años encontramos una pequeña tortuga en el estanque, le dábamos comida procesada, pero un día pusimos un grillo negro en el agua y la tortuga, de pronto, lo atacó, lo devoró, y mis hijos, asombrados, viéndolo. No sé si he respondido la pregunta, jajajaja, pero creo que los chicos aprecian la verdad de la naturaleza. Ahora, esta historia es también una advertencia sobre lo que puede pasar cuando se altera el equilibrio ecológico.
— Ese cómic lo trabajó con su esposa, Carol. ¿Fue difícil?
Voy a contarle una cosa. Yo en realidad me alejé de los cómics cuando salí del colegio. Fueron unos 15 años sin estar en ese mundo. Pero cuando conocí a Carol, en nuestra primera cita ella llevó una copia de “Sandman” de Neil Gaiman. Empecé a mirarlo, sentí mucha nostalgia, y me di cuenta de que extrañaba este arte.
— ¿Y por qué se había alejado?
Estaba reciendo, tenía otros intereses, me dediqué a los deportes… Pero ella me dio el empujoncito para volver. “Mr. Big” fue una de las primeras obras grandes que hicimos juntos. Ella la escribió. Recuerdo que un día fuimos a un estanque, que está cerca de la casa, y un día estaba todo silencioso, no había ruido alguno y de pronto apareció una enorme tortuga. Era la nueva reina del lugar, y mi esposa vio que allí había una historia que contar.
— ¿Y cuál es el propósito de sus historias, Matt? ¿Cuál es su objetivo?
Quiero contar historias que tengan un significado, que giren alrededor de cosas sobre las cuales las personas no estén muy conscientes. Ver algo desde diferentes perspectivas. Y en el cómic se puede hacer eso, por eso trato de que mis imágenes sean interesantes, sobre todo si aparecen personas hablando: uso diferentes ángulos, miradas, perspectivas...