La historia de una pequeña que se viste de hombre para unirse a una pandilla tras escapar de los maltratos de su padrastro fue filmada a finales de los ochenta, pero dada la coyuntura de violencia y desigualdad que todavía existe en nuestro país, tranquilamente se podría pensar que fue producida actualmente. Los precarios escenarios y problemas sociales que aparecen en el largometraje todavía existen a pesar de la fuerte denuncia que supuso la aparición de esta cinta en 1989. Por ello, el estreno de su versión restaurada –el próximo jueves 9 de enero– servirá para destacar aquellos temas importantes que hemos dejado de lado y que merecen especial atención tanto en el plano social como en lo audiovisual.
HISTORIA VIGENTE
“Cuando ‘Juliana’ llegó al cine, los medios se concentraron mucho en hablar del tema de los niños que vivían en las calles, seguramente porque algunos años antes habíamos estrenado ‘Gregorio’, pero no se trató a fondo el tema principal de la película: la descontrolada violencia a la que deben enfrentarse las mujeres todos los días”, señaló Alejandro Legaspi en conversación con El Comercio.
Tras concluir el 2019 con 168 feminicidios registrados por la Defensoría del Pueblo, este es un tema que merece especial atención y por ello cintas como esta resultan tan importantes para reconocer que se trata de un problema que venimos arrastrando durante décadas y hasta siglos. “Me di cuenta de la importancia del reestreno de la cinta cuando hace unos días oí en la radio a una mujer decir que no podría dejar al esposo que la maltrataba porque se trataba de su segundo compromiso. Esa es una frase de la película que sorprendentemente se repite tantos años después”, agregó el director.
Una de las virtudes de esta cinta que le ha permitido sobrevivir en el imaginario nacional durante todos estos años es el realismo con el que está impregnada y que, en muchos casos, puede resultar hasta chocante por las imágenes y textos empleados. Esto se logró gracias a la participación de actores y actrices ligados a los escenarios que los directores pretendieron retratar.
“Yo soy como Juliana”, dice sonriendo Rosa Isabel Morfino, actriz que protagonizó la cinta. “Pude contagiar al personaje de mi personalidad y así lograr que la historia se sintiera real. Ahora muchos quieren retratar la ciudad pero terminan haciendo una caricatura de ella, porque no buscan a quienes pertenecen al mundo que desean contar”, añadió. El guion trabajado por René Weber fue alimentado con la chispa de cada uno de aquellos pequeños actores, con el fin de presentar una película cuyo contenido lindara entre la ficción y el documental.
NUEVAS AUDIENCIAS
Aunque nuestro contexto social aún conserva rasgos de hace 30 años, los espectadores han cambiado y hoy exigen constantemente nuevos y diversos productos audiovisuales. “En los ochenta la gente sí iba al cine a disfrutarlo, y no como ahora que lo entienden como una pausa mientras hacen las compras en el centro comercial o una excusa para comer canchita”, dice Alejandro Legaspi.
Una de las virtudes de esta cinta que le ha permitido sobrevivir en el imaginario nacional durante todos estos años es el realismo con el que está impregnada.
Aunque en los últimos años nuestro país ha producido destacadas y premiadas cintas como “Retablo”, “Wiñay-pacha”, “Canción sin nombre”, “Magallanes”, entre otras, el mercado internacional termina imponiéndose. “Muchas veces preferimos encerrarnos en mundos imaginarios, por eso el cine realista no siempre logra ser tan popular. Sin embargo, es importante buscar la manera de acercar al público a este tipo de productos, sobre todo si ha podido ser recuperado y mejorado”, añadió.
Ricardo Cabellos, director de posproducción de “Juliana”, trabajó durante nueve meses en la restauración y remasterización de la cinta. Luego de un largo viaje a Suiza para recuperar los negativos de los cuales había perdido el rastro, inició un delicado proceso de limpieza química y digital del material. Al poco tiempo vendría la restauración de la imagen que buscó eliminar todas las manchas que aparecían en las proyecciones, así como adaptar el sonido a la nueva distribución de audio que existe ahora en las salas de cine, todo esto gracias a los S/150.000 otorgados por el Ministerio de Cultura tras resultar ganadores del Concurso Nacional de Preservación Audiovisual.
Si la cinta ya resultaba impactante por el tema que abordó, ahora el choque puede resultar más frontal del que tenemos recuerdo, pues la restauración le ha otorgado a la imagen el color que las cámaras usadas en las grabaciones no pudieron captar. “La experiencia es realmente sorprendente tanto para quienes pueden notar los detalles tan precisos que se trabajaron como para aquellos que no. Ver ‘Juliana’ luego de la restauración es todo un acontecimiento”, comentó Cabellos.
Rosa Isabel Morfino asegura haber derramado algunas lágrimas al ver esta nueva versión recuperada, mientras que el director Alejandro Legaspi dice sentirse aterrorizado con la idea de volver a ver su película. Lo cierto es que vale la pena regresar a las salas de cine a ver esta cinta que presenta una imagen diferente, pero que repite las mismas taras sociales de hace tres décadas para que esta vez puedan ser atendidas con la urgencia que se merecen.
La restauración (de la película "Juliana") le ha otorgado a la imagen el color que las cámaras usadas en las grabaciones no pudieron captar.