“La política peruana es hoy y será por algún tiempo, desgraciadamente, la misma”, sentenció Manuel Atanasio Fuentes en 1866. Eran los tiempos en que el país estaba al borde de otra guerra civil debido al descontento por la promulgación de una Constitución anticlerical, que le restaba poder a las Fuerzas Armadas y otorgaba el sufragio directo. En Arequipa estalló la revolución que depuso al gobierno de Manuel Ignacio Prado, y promovió la realización de nuevas elecciones. En ese tiempo, Fuentes resucitó “El murciélago”, su periódico satírico en el que escribía frases como esta: “Las constituciones se han dado para y contra los gobernantes y siempre contra el país”.

Pero ¿quién fue Manuel Atanasio Fuentes? Nuestro personaje nació el 2 de mayo de 1820 y fue el único hijo de un cirujano llamado Francisco Fuentes. A los 17 años inició sus estudios de Filosofía y Derecho en el Convictorio de San Carlos, donde conoció al médico Cayetano Heredia, quien se convirtió en su mentor y lo incentivó a estudiar medicina. Aunque Fuentes nunca concluyó esta carrera, la ejerció de manera clandestina. En cambio, sí fue abogado y experto en solucionar pleitos de toda índole, y más allá de eso fue un erudito que dejó una amplísima bibliografía, además de una serie de publicaciones periódicas, de las cuales la más conocida fue El murciélago, editado en distintas etapas en la segunda mitad del siglo XIX. Sus aletazos atacaron a múltiples personajes como Ramón Castilla, Agustín Gamarra, Nicolás de Piérola, Ricardo Palma y también a este Diario, cuya imprenta era vecina a la suya.

Para el historiador Víctor Arrambide, quien ha seleccionado y editado los escritos de este personaje en “Manuel Atanasio Fuentes. Artículos satíricos y políticos (1863-1884)”, estamos frente a una de las figuras de la cultura impresa decimonónica por la cantidad de obras en las que estuvo inmerso como “Estadística general de Lima”, un tratado con abundantes cifras y datos, pero también con toques costumbristas; las memorias de los virreyes; las normas legales; y la edición de libros, cuando estuvo a cargo de la imprenta del Estado.

La guerra del Pacífico

Los artículos de Fuentes compilados en este libro van de 1867 a 1884, cuando El murciélago apareció en tres etapas. A través de un editorial, letrillas, cartas y diálogos ficticios, Fuentes arremetía contra tirios y troyanos. “Era un personaje visceral, en términos actuales sería un conservador, pero no tan extremo pues fue amigo de Manuel Pardo, quien representaba una facción más liberal… Palma menciona que Fuentes era una autoridad incluso en el uso del lenguaje”, dice Arrambide.

Cuando estalla la Guerra del Pacífico (1879), Fuentes era director de Estadística, decano del Colegio de Abogados y estaba a cargo de la imprenta del Estado. En esos días resucita “El murciélago” y arremete contra la prensa chilena y el historiador Benjamín Vicuña Mackenna, quien era uno de los voceros del discurso civilizador chileno. Fuentes era amigo de Grau y se dedicó a resaltar sus hazañas (“usted tiene en su mano gran parte de la suerte del Perú”, le escribe). Publica una caricatura donde se ve al almirante jugar a la gallinita ciega con los desorientados marinos chilenos.

Esto cambia, obviamente, después del 8 de octubre. La “desgraciada profecía”, escribe, se ha hecho realidad con la muerte del héroe. Días después, deja de publicar “El muerciélago”. Durante la captura de Lima, atendió, con su hijo, a muchos heridos de las batallas de San Juan y Miraflores. Luego, se marchó a Guayaquil. En 1884, tras la guerra, volvieron los aletazos desde Ecuador para fustigar a Miguel Iglesias, el firmante del Tratado de Ancón. Eran las últimas estocadas, pues Fuentes, el personaje que se identificaba con un murciélago, pasó a mejor vida cinco años después.