Mateo Lamas vive en Suiza desde hace 21 años. A la tierna edad de 2 años, dejó la casa que hasta ese momento representó para él un hogar: el lugar donde aprendió a dar sus primeros pasos y donde descubrió lo que es el amor. Los pocos recuerdos que tiene los rememora con cariño, pues Nuevo Futuro Perú le dio la segunda oportunidad de acceder a una familia.
A lo largo de la historia de esta institución, 453 niños han sido adoptados. “Ocasionalmente vienen a visitarnos algunos de nuestros ‘bebes’ de veintitantos años que ya viven con sus nuevas familias, incluso en países del extranjero, como Mateo. Es muy emocionante y emotivo verlos regresar con el fin de agradecernos, y para ellos es muy importante volver al hogar y recordar que fueron queridos por alguien desde un principio”, dice Cristina Matossian, presidenta de Nuevo Futuro Perú.
Existen muchos testimonios como los de Mateo, jóvenes que vivieron su primera infancia de la mano de esta asociación, creciendo con sus necesidades biológicas, psicológicas, sociales y espirituales completamente cubiertas. “Para mí, fue muy sentimental visitar la casa en la cual crecí, me acercó mucho a mis raíces. Ver la manera en que cuidan a los niños me dio ganas de regresar al Perú más seguido y eventualmente también hacer voluntariado por ellos”, cuenta quien hoy es cocinero del Gstaad Palace, un hotel de lujo ubicado al suroeste de Suiza.
MIRA
¿Pero, dónde se sitúa esta historia? Ubicado en el Sol de La Molina, el que es uno de los cinco hogares que maneja Nuevo Futuro Perú se levanta sobre los cimientos de una previa casa familiar, la cual está llena de habitaciones con fotos de sus pequeños ocupantes en las paredes. Sus pasillos laten con las voces de los cándidos bebes y niños que juegan, ríen o simplemente pasean seguidos de sus diversas madres, quienes los conocen de pies a cabeza desde sus primeros días de vida.
Al aproximarnos a cualquiera de los espacios de la casa, se genera una pausa en el baile y el canto; los niños buscan ansiosos tu mirada y estiran sus brazos para darte la bienvenida. “Ellos llegan a nosotras mediante el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables. Vienen teóricamente como bebes abandonados, mientras pasan por el proceso de investigación tutelar, con el objetivo de averiguar si existe una familia –ya sea nuclear, extendida o legal– que pueda responder por ellos. En ocasiones, la reintegración a ésta puede darse mediante capacitaciones y evaluaciones psicológicas. Sin embargo, muchas veces eso no ocurre, o simplemente son niños no identificados. Es en estos casos donde se vuelven elegibles para la adopción”, comenta Cristina, mientras continúa guiándonos en esta visita.
Son muchos los niños que aprenden a andar de la mano de las voluntarias del hogar, como Henry, quien se encontraba dando sus primeros pasos en lo que Cristina nos mostraba el jardín. “A mí se me hace imposible pensar en cómo estos niños terminaron en abandono, si no tienen la culpa de nada. Creemos que merecen crecer con cariño, por eso procuramos crear un ambiente familiar de cuidado y amor para que ellos tengan una infancia lo más parecida a lo normal”, reflexiona la presidenta de Nuevo Futuro Perú. Para cumplir con ese objetivo, nos dice, cuentan con un equipo voluntario, psicólogas, personal profesional y médico, con el propósito de que puedan tener un desarrollo atento a sus necesidades.
Avanzando hacia el cuarto de los más pequeños, encontramos a los bebes que se encuentran con la energía a tope para comer. Su alimentación incluye fórmulas especiales que van de acuerdo a sus necesidades de lactancia. Para cubrir gastos de este y otros requerimientos, Nuevo Futuro Perú recurre a la colaboración de diversos donantes y eventos benéficos anuales como El Rastrillo, que este año se realizará de manera presencial del 20 al 23 de octubre en el Puericultorio Pérez Araníbar.
Pero además de la posibilidad de colaborar con donaciones y hacer voluntariado, las personas interesadas en apoyar esta obra también puede formar parte de la historia de uno de estos niños. El Programa de Padrinazgo de la asociación está dirigido a quien desee subvencionar el gasto mensual o anual del mantenimiento de un bebe, niño o niña de los hogares. El padrino o madrina será designado a un ahijado, al cual podrá visitar y seguir constantemente en su desarrollo, hasta que este pueda ser adoptado o reinsertado a una familia.
Para Cristina Matossian, el escenario ideal (aunque utópico) es que los hogares de la institución dejen de tener la necesidad de existir. Por ello, otra de las ramas que abarca Nuevo Futuro Perú está focalizada en una de las soluciones al problema: la prevención del abandono infantil. La asociación realiza programas dirigidos a alumnos de secundaria, padres de familia y docentes, con la finalidad de promover la responsabilidad ante la situación de abandono físico y emocional de cualquier infante, puesto que nunca es demasiado tarde para evitar que un niño se prive de tener una infancia feliz.
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