El último domingo en la noche la película coreana “Parásitos” se convirtió en la primera cinta de idioma no inglés en ganar el Oscar a Mejor Película. Se trata de una historia que apela al humor surgido de la necesidad, de la pobreza, de la desgracia. El mismo tipo de humor que Carlos Ballarta, comediante mexicano viene usando en sus shows de stand up desde hace casi cinco años.
Ballarta, inconfundible por su cabellera larga y sus lentes oscuros, quiso estudiar cine pero no logró ingresar a la facultad y se dedicó al doblaje profesional. Le daba voz a lo que otros querían decir. Hoy su voz es tan propia y tan personal que se ha convertido en un referente del stand up comedy mexicano y ya ha llevado su show a otros países como Ecuador, España y Estados Unidos.
Pero mucho antes de conocer la fama y tener dos shows en la plataforma de streaming Netflix, Ballarta convirtió los bares en su salón de clases. Iba a examinar, analizar, reconocer y estudiar las inflexiones, la técnica y las estructuras que utilizaban los comediantes que se presentaban las noches de los fines de semana. Llegó a matricularse en un taller con el comediante Gus Proal, estuvo con él un mes y aprendió las nociones básicas del oficio, pero no pudo seguir con el taller porque no podía pagarlo. “Tuve que aprender solo y hacerlo por mi parte”, recuerda.
En 2015 participó junto con Adal Ramones en STANDparados, del canal en el Comedy Central y empezó a hacerse famoso. Comenzó a llamar la atención de programas de televisión, lo llamaban para tener minutos al aire, sus secuencias se viralizaron gracias a plataformas con YouTube y pronto comenzó a hacer giras en diferentes ciudades México.
Los temas que tocas suelen ser polémicos porque te apoyas en la tragedia.
Sí, de allí viene todo. Por ejemplo, desde el humor más blanco que hacía Chespirito, con el golpe, la cachetada, la caída. Allí hay alguien que sufre físicamente, lo están golpeando. Ese sufrimiento que la otra persona experimenta es chistoso para la gente en general, hasta los chistes más oscuros que te puedas imaginar. Se puede hacer chistes del cáncer, del sida, de enfermedades muy feas, que también originan sufrimiento y dolor. Todo, todo, todo es chistoso, en específico el desastre, porque nos hace sentir mal, pero cuando lo presentas de una forma cómica le da más risa a la gente que cuando haces un chiste de algo que en la vida real se siente lindo o bueno. Es más catártico reírse de una tragedia o algo que les podría doler.
Entonces, los latinoamericanos tenemos muchas razones para reír.
Claro, por supuesto. Haber, más allá de que compartimos un idioma e historias muy similares y aspectos de la vida cotidiana como la religión, somos personas que tenemos también los mismos problemas, las mismas preocupaciones. Nos podemos reír de la tragedia porque, además, es una forma de afrontarla, de encararla. Reírnos de lo que pasa en el transporte público, por ejemplo, es una manera de sobrellevar el caos que hay en las calles. Reírnos de la torpeza, reírnos de nuestros propios defectos, de nuestras pobrezas.
No obstante, hay personas que no conectan con algunos temas para la comedia.
El humor es exactamente igual al gusto musical. El gusto musical que tienes es tuyo, nadie va a entender por qué te gusta o por qué te genera placer. El humor es igual, tú tienes un sentido del humor y puede que encuentres un comediante que conecte con tu tipo de humor y lo vas a seguir y consumirás lo que haga. Pero puedes encontrar un comediante que tenga un humor opuesto al tuyo y no lo vas a seguir. Los gustos personales son los que definen a qué artista vamos a seguir.
Pero, más allá de los gustos hay gente que cree que se le está ofendiendo con un tipo de humor
Sí, también. Yo creo que la gente puede ser muy susceptible a malinterpretar las cosas. Y mucha gente cree que el mundo está en su contra y nos creemos muy importantes como para creer que un comediante que no conoces ha planeado un chiste para herirte a ti. No es así. Uno tiene un sentido del humor y trabaja con lo que tiene y le parece. Pero ningún comediante está tratando hacer enojar a nadie, al contrario está tratando de que todos se rían y pasen un buen rato. Pero, además, no solo se lo toman personal, también usan las redes sociales porque se creen muy importantes y creen que el mundo necesita escuchar su queja. A ellos, eue los consuele su mamá.
O sea, que para disfrutar del humor se necesita de cierto grado de madurez.
Claro, no lo había visto así, pero tiene razón. Tiene mucho sentido. Necesitas ser maduro y distinguir la ficción de la realidad. La gente que se ofende por un chiste no está distinguiendo eso. Y en ese sentido es exactamente lo mismo para la gente que ve una película de Quentin Tarantino y se inspira para dispararle a alguien, no está distinguiendo lo real de la ficción.
Existe la teoría de que los comediantes suelen surgir de una niñez complicada, difícil y que por eso empiezan a usar el humor como un medio de defensa y refugio. ¿Ese es tu caso?
Bueno, creo que pocos pueden decir que su niñez fue perfecta. Yo creo que influenció mucho mi familia. Yo tenía dos hermanos mayores y si bien jugábamos cuando éramos niños, el más cercano a mí me llevaba 4 años. En mi caso fue un poco la necesidad de entretenerme a mí mismo y solía pensar e imaginarme muchas cosas y lo que hacía era escribirme historias a mí mismo. Me contaba cosas a mí mismo. Creo que influenció mucho las ganas de decirle algo a la gente. Compartir algo de lo que pienso y cómo lo pienso.
¿Y qué es lo que quieres compartir con las personas cuando estas en un escenario?
Mi reto personal es darle a la gente a entender que puedes reírte de las cosas desde una perspectiva distinta, viéndolo desde un ángulo que nunca analizaron o con otra lupa u otro lente. Es como un juego para mí que las personas vean que una persona como yo les haga ver las cosas de otra manera, por qué yo sé que mucha gente no daría un peso por mí.¿Por qué crees eso?
Porque me ha pasado muchas veces. Me han dicho, antes de que me llegara la fama, “oye, no creí que fueras tan chistoso. No pensé que pudieras comprender la comedia como la comprendes o que tuvieras ese lado singular de lo que consideras chistoso sobre las cosas”. Se me subestimó un poco y me gusta romper esa perspectiva de la gente que suele juzgar mucho a partir de lo que ve.
¿Es lo mismo ser chistoso que ser humorista?
Se necesita ser chistoso para ser humorista. Ser humorista o comediante es como la especialización del que es gracioso. Es como si alguien que tiene la vocación de ayudar a la gente y decide convertirse en médico.
¿Cómo es tu proceso para generar material para tus show?
Primero es muy necesario estar al tanto de que no lo vas a hacer bien a la primera. Entonces, la frustración siempre va a ser un aliciente para mejorar tu pluma. En la comedia stand up, cuando te va mal en el escenario es cuando más aprendes. Son necesarias las adversidades para poder aprender.
¿Sé que te gusta escribir cuentos, pero todavía no los has publicado, por qué?
Creo que hay miles de escritores que tienen más talento que yo y no me gustaría usar el poder de convocatoria que tengo para decirle a una editorial que me publique. Tuve una etapa en la que me enamoré mucho del formato del cuento hispanoamericano. Me obsesioné, leí muchísimos cuentos de muchísimos autores. Soy fanático de Horacio Quiroga y del libro “El cuento hispanoamericano”, una recopilación de Seymour Menton. Pero no me sentiría bien de publicar ahora, primero tendría que practicar más tiempo y abrirme camino desde cero en la literatura para sentirme cómodo.
Acá tenemos muchos imitadores y la corriente del stand up está todavía en los bares y en los locales nocturnos.
Bueno, así comenzó en México, y comenzó por copiar a Estados Unidos. Casi todo lo que hacen los gringos nos llega un poco tarde, pero en México queremos avanzar rápido para tener una oferta grande de comedia y seguramente es algo que le sucederá al Perú.
Más información
Lugar: Centro de eventos "La Flor de la Canela"- Jr. Washington 1265, Cercado de Lima.
Día: Jueves 13 de Febrero
Hora: 8 p.m.
Entradas: General s/100.00, Lateral s/125.00, Gold s/145.00, Platino s/170.00