Fernando Zevallos, fundador y director artístico de La Tarumba. (Foto: archivo El Comercio)
Fernando Zevallos, fundador y director artístico de La Tarumba. (Foto: archivo El Comercio)
Sonia del Águila

Fernando Zevallos era niño cuando tuvo que mudarse a un hogar numeroso, donde los sueños se entrecruzan y las esperanzas -muchas veces- se pierden. El Puericultorio Pérez Araníbar albergó en su época infantil al fundador de y artífice de esperanzadoras historias, como es el caso de su última entrega: "Volver".

Hace algunas semanas, durante la visita de 120 'inquilinos' de la referida institución a la carpa circense, ubicada en Chorrillos; Fernando recordó con nostalgia aquella etapa de su vida en la que necesitaba sentirse "querido".




"Yo he sido un niño del Puericultorio Pérez Araníbar, en mi época infantil viví mucho tiempo allí. Y como parte de esa comunidad, si regreso a ese tiempo, diría: 'no me digas nada, solo quiéreme'. Desde la posición de ex alumno, les digo (se dirige a los menores del Puericultorio) que peleen, esa es la vida que nos tocó", manifestó Zevallos al finalizar la función de aquel día.

"Cuando los señores de la Beneficencia de Lima (institución que administra el Puericultorio Pérez Araníbar) me preguntaron qué debería darle a estos niños, les mencioné dos cosas: oportunidades y mucho cariño", añadió.

Aunque la vida no ha sido fácil para el fundador de una de las compañías de circo más importantes del país y una de las organizaciones culturales independientes más exitosas, nunca ha dejado de soñar, de creer, ni ilusionarse.

De niño, Fernando se ilusionaba viendo los arriesgados ensayos de artistas circenses. En aquel entonces, el empresario ya empezaba a elucubrar uno de sus más grandes sueños:  él no quería ser solo un artista del circo, quería ser todos. 

Fernando tiene un vínculo especial con los caballos. (Foto: archivo El Comercio)
Fernando tiene un vínculo especial con los caballos. (Foto: archivo El Comercio)

A los 23 años de edad, en 1984, Zevallos decidió fundar su propia carpa para compartir alegría en tiempos de violencia en un país abrumado por el terrorismo. Una propuesta ambiciosa que apostaba por la fusión de diversas artes, la belleza plástica, el humor, el optimismo y la reflexión. Una propuesta que enamoró al público rápidamente.

Más de tres décadas y media después, la función continúa. Este año la propuesta fue "Volver", una oda a los sueños y las ganas de construir un futuro mejor. El título de la obra es una invitación a retomar los deseos juveniles.

"'Volver' partió de los sueños. Cuando uno está en cierta etapa de la vida, sueña con lograr cosas personales o para los demás; pero con el día a día o la edad, lo vamos abandonando. Y como peruanos, debemos pelear por los sueños", señala Fernando sobre su ambiciosa apuesta circense, para luego enfocar su discurso nuevamente en los niños del Puericultorio

"Nosotros, como peruanos, debemos asumir la responsabilidad de cuidar a nuestros niños y jóvenes, para que ellos al cumplir sus sueños nos puedan permitir vislumbrar un país mejor. Si a estos chicos, esta visita a La Tarumba les abre más esperanzas y les da más fortaleza para pelear por sus sueños de vida, entonces, creo que el espectáculo ha alcanzado un sentido importante", refiere.

Finalmente, el creador de fantásticas historias, capaz de lograr que lo imposible se haga posible, se dirigió a los niños con este mensaje: "Si este viejo payaso ha podido lograr el sueño de un circo y un elenco maravilloso, por qué ustedes no pueden cumplir sus sueños".

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