El impulso que necesita el teatro peruano
El impulso que necesita el teatro peruano
Jimena Salas

Durante casi todo enero, la capital chilena se convirtió en un importante foco cultural y artístico. Más de 60 espectáculos de 20 países y cuatro continentes se presentaron en diferentes salas teatrales distribuidas en toda la ciudad. En su vigésima tercera edición, el festival internacional Santiago a Mil, organizado por la Fundación Teatro a Mil –con el apoyo de la empresa privada y el respaldo de entidades estatales– atrajo a miles de espectadores locales y extranjeros.

Las actividades programadas incluyeron disciplinas tan diversas como teatro, circo, música, teatro callejero, teatro de marionetas, danza, performance e, incluso, fotografía. El objetivo: crear una vitrina para las nuevas artes escénicas, principalmente, a nivel de Chile, pero también para los otros países participantes. La presencia de más de un centenar de programadores teatrales de diversos países permitió generar un espacio de intercambio y abrir camino a la exportación de productos culturales.

TEATRO PERUANO PARA EL MUNDO
El Perú tuvo un espacio en Santiago a Mil con la presentación de "La cautiva", ópera prima de Luis Alberto León dirigida por Chela de Ferrari y protagonizada por Nidia Bermejo, Alaín Salinas, Carlos Victoria y Emilram Cossio. Para Alejandro Clavier, programador del Teatro La Plaza, esto representó una oportunidad inmensa. “Perú no es un país que esté siempre en el ojo de los programadores. Últimamente, se está empezando a ver más y eso es bueno. Ahora bien, decirles a los programadores que La cautiva es la única pieza peruana en el festival de por sí tiene un interés”, afirma.

No obstante, el especialista señala también la importancia que tendría obtener un mayor apoyo desde el Estado para poder afianzar el crecimiento. “La gente valora Perú porque conoce su historia y riqueza cultural o porque les parece exótico, pero teatralmente no tienen muchas referencias”. Por ello, considera imprescindible tener más presencia en festivales internacionales para tener un nombre como país. “Lamentablemente, no hay un apoyo serio para que las obras viajen. En Chile esto es muy común, pues se tienen las artes escénicas como prioridad”.

¿Qué podría pasar si se incentivara la presencia peruana en más festivales internacionales de teatro? Más aun, ¿cuántos beneficios traería tener nuestro propio festival internacional de largo alcance, organizado o apoyado por el sector público, invitando a delegaciones externas y exhibiendo un número importante de obras de factura nacional? Además del evidente impulso a la cultura, hay otras ventajas.

Por ejemplo: los espectáculos de Santiago a Mil pudieron verse en locaciones repartidas en cerca de 20 barrios de la región metropolitana de Santiago, lo que permitió estimular el turismo. Asimismo, bajo el slogan de “La vida es puro teatro” se subrayó la importancia de las artes escénicas en nuestras vidas, como una manifestación artística de incalculable valor expresivo, social, histórico y estético. El énfasis que se puso en nuevas formas de expresión permitió que lo experimental y la innovación jugaran un rol protagónico en gran parte de los montajes, lo cual es una oportunidad de motivar la originalidad y la creación artística.

En total, Santiago a Mil presentó 35 espectáculos chilenos y 31 del resto del mundo, superando las 240 funciones. Dentro de la región, además de Chile, destacó la participación de piezas argentinas, pues el teatro gaucho es de los mejor posicionados en Latinoamérica. Clavier afirma que, entre todas las obras vistas, se ha topado con propuestas muy interesantes que espera poder traer al Perú este año.

MÁS DATOS
Adicionalmente, la Fundación Teatro a Mil promueve la descentralización cultural mediante la organización posterior de festivales similares al interior de Chile.

En sus 22 años de realización, el importante festival chileno ha puesto en escena más de 800 obras chilenas y 350 internacionales, ofreciendo además más de 350 actividades adicionales y oportunidades de formación. Todo esto la convierte en una sólida plataforma de promoción de las artes escénicas y permite dar a conocer las producciones nacionales ante el mundo, con beneficios más que evidentes a los artistas y, en general, a la cultura del país del sur.

Entre los países participantes en el festival estuvieron: Chile, Uruguay, Bolivia, Argentina, Colombia, Perú, Polonia, Portugal, Reino Unido, Bélgica, Francia, Italia, Grecia, España, Estados Unidos, Nueva Zelanda y Corea del Sur.

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