
No sé si recuerdas ese momento surrealista en internet en el que millones de personas —sí, millones— se apuntaron para “asaltar” el Área 51, esa mítica base militar de Nevada que ha alimentado teorías de conspiración sobre extraterrestres durante décadas. Bueno, resulta que todo eso comenzó con una simple broma en Facebook y terminó con un puñado de personas bailando en el desierto, festivales fallidos y un susto nacional.
Netflix estrenará “Trainwreck: Storm Area 51” (o como se titula en español, “Fiasco total: La toma del Área 51”) el martes 29 de julio, así que ahora déjame contarte qué fue lo que realmente pasó detrás de esta locura viral. Porque créeme: lo que ves en el documental es solo una parte del fenómeno. A veces, la realidad supera lo que uno puede ver en imágenes.
LA BROMA QUE SE LES FUE DE LAS MANOS
Todo comenzó en junio de 2019, cuando un chico de 20 años llamado Matty Roberts creó un evento en Facebook con el título “Asaltemos el Área 51, no podrán detenernos a todos”. Lo que empezó como una sátira nerd para ver “a esos alienígenas” explotó a niveles que nadie, ni él mismo, podía imaginar. En pocas semanas, más de 3.5 millones de personas habían confirmado su asistencia o su interés.
Pero aquí está el giro: lo que para muchos era solo un meme, para el gobierno federal fue un dolor de cabeza. La Fuerza Aérea de EE. UU. reaccionó con un comunicado oficial advirtiendo que estaban listos para proteger sus activos, y la FAA (Administración Federal de Aviación) incluso cerró el espacio aéreo sobre el lugar. Sí, una broma de internet activó una respuesta militar real.
A medida que la fecha del “asalto” se acercaba (20 de septiembre de 2019), empezaron a surgir planes para eventos paralelos. El más sonado fue Alienstock, organizado inicialmente en el pequeño pueblo de Rachel, Nevada, por el mismo Matty Roberts en colaboración con el hotel Little A’Le’Inn. Pero el entusiasmo inicial se topó con algo más fuerte: la realidad logística.
A solo diez días del festival, Matty se bajó del barco. Denunció una organización desastrosa, falta de medidas de seguridad y posibles desastres sanitarios. Se llevó todos los fondos (hasta US$100,000 en patrocinios) y trasladó su fiesta alienígena a Las Vegas. Mientras tanto, Connie West, dueña del Little A’Le’Inn y titular de los permisos, siguió adelante con el festival en Rachel.

EL DÍA DEL EVENTO: NI ASALTO, NI ALIENÍGENAS
Lo que se esperaba como una revolución ovni terminó en algo casi simbólico. El 20 de septiembre, solo unas 40 personas llegaron efectivamente hasta los portones del Área 51. Ninguna cruzó la línea. La policía dispersó el grupo sin incidentes mayores y el evento se disolvió sin que nadie “liberara” alienígenas.
A pesar del desenlace anticlimático, algo quedó claro: la fascinación por el Área 51 es real y sigue muy viva. Incluso con la etiqueta de “fiasco”, este movimiento demostró el poder de los memes y el anhelo colectivo por descubrir verdades ocultas.
EL LEGADO DEL EVENTO: MEMES, MÚSICA Y DESIERTO
Aunque muchos lo consideraron un fracaso, el evento dejó huella cultural. El festival Alienstock atrajo a unas 1,500 personas a Rachel, un récord histórico para ese rincón del desierto. Bandas como Wily Savage tocaron gratis y, durante un fin de semana, esta zona se convirtió en el epicentro de la cultura alienígena y la contra-cultura digital.
Mientras tanto, el otro festival —Storm Area 51 Basecamp, en Hiko— pasó sin mayor relevancia. Pero el conjunto de ambos eventos dejó en claro que la gente quería estar ahí, aunque solo fuera por el meme.
“Trainwreck: Storm Area 51” no es solo un recuento de eventos. Es un espejo de nuestra era digital. El documental explora desde el surgimiento del meme, el papel de Matty Roberts como creador accidental de un fenómeno global, hasta la inesperada reacción del gobierno y los desafíos del mundo real cuando internet deja de ser solo internet.
La producción muestra cómo un chiste de Facebook puede terminar con cierres de espacio aéreo, tensión militar y miles de personas acampando en el desierto. No exagero si digo que es un estudio sociológico disfrazado de documental de entretenimiento.

¿ÁREA 51 SIGUE SIENDO UN MISTERIO?
Sí, y tal vez siempre lo sea. El Área 51 —definida oficialmente como un “campo de entrenamiento abierto” por el ejército— ha sido durante décadas el centro de innumerables teorías sobre ovnis, tecnología alienígena y proyectos secretos. Testimonios como el de Bob Lazar, quien afirmó haber trabajado en ingeniería inversa de naves extraterrestres allí, solo alimentan ese fuego.
Y es precisamente esa combinación de misterio, secretos militares y cultura pop lo que hace que cualquier cosa relacionada con la base tenga tanto poder de convocatoria, incluso cuando se trata de una simple broma viral.

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