
Una práctica que muchos consideran saludable podría estar poniendo en riesgo su salud sin que lo noten. Aunque los expertos coinciden en que debemos consumir más frutas y verduras frescas, un especialista en seguridad alimentaria lanzó una advertencia preocupante: no todo lo que está en la sección de productos frescos del supermercado es tan seguro como parece.
El profesor Darin Detwiler, experto en políticas alimentarias de la Universidad de Northeastern, asegura que las ensaladas prelavadas y envasadas son uno de los productos más riesgosos que se pueden encontrar en el supermercado.
“Cuando se observan los brotes del pasado, las ensaladas en bolsa han sido una de las principales causas de enfermedades transmitidas por alimentos, con algunos brotes que han terminado en hospitalizaciones, insuficiencia renal e incluso muertes”, declaró a Huffington Post.

Estas mezclas listas para consumir pueden estar contaminadas con bacterias como listeria, salmonela y E. coli. El problema radica en que, como se comen crudas, no hay forma de eliminar estos patógenos una vez que llegan a los hogares. Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), estas bacterias pueden causar vómitos, fiebre, dolor abdominal y diarrea, afectando a millones de personas al año solo en Estados Unidos.
Un informe publicado en 2024 en el Journal of Foodborne Illness reveló que los vegetales de hoja verde están relacionados con el 9.2% de las enfermedades alimentarias causadas por patógenos en el país. El riesgo aumenta por la forma en que se cultivan y procesan estos productos: se pueden contaminar desde el campo, por el agua de riego, el suelo, el aire o por animales, especialmente si se cultivan cerca de granjas ganaderas.

Detwiler también mencionó que los desechos animales pueden filtrarse hacia los canales de riego desde las llamadas “lagunas de estiércol”, lo que facilita la entrada de bacterias peligrosas a los cultivos. Además, al ser procesadas, estas verduras pasan por sistemas centralizados donde se mezclan hojas de distintas fincas, lo que significa que una sola hoja contaminada puede afectar a miles de bolsas distribuidas en varios estados.
A esto se suma que ni la refrigeración ni el lavado en casa eliminan por completo las bacterias. De hecho, lavar las hojas en el fregadero puede empeorar el problema si el área o los utensilios están contaminados. Por eso, Detwiler recomienda preferir las cabezas enteras de lechuga o espinaca, que tienen menor riesgo, y en caso de optar por las bolsas, evitar las hojas que estén húmedas, marchitas o descoloridas.
Finalmente, sugiere mantener las verduras siempre refrigeradas, evitar cambios bruscos de temperatura y consumirlas dentro de los dos días posteriores a la compra.

Cuáles son las propiedades de la lechuga
La lechuga es una hortaliza con un alto contenido de agua (aproximadamente 95%) y un muy bajo aporte calórico, lo que la hace ideal para dietas de control de peso. Es una excelente fuente de fibra, lo que favorece el tránsito intestinal y puede ayudar a combatir el estreñimiento. Además, aporta diversas vitaminas esenciales, incluyendo provitamina A (betacaroteno), vitamina C, vitamina E y vitamina K, así como folatos (vitamina B9). Las hojas más externas y de color verde oscuro suelen concentrar más nutrientes.
En cuanto a sus minerales, la lechuga contiene potasio, calcio, fósforo, hierro y magnesio, contribuyendo a funciones corporales importantes como la salud ósea, la regulación de la presión arterial y el transporte de oxígeno en la sangre. También posee propiedades antioxidantes que protegen las células y sustancias como el lactucarium, que le confiere efectos relajantes y sedantes, favoreciendo la conciliación del sueño.