
El presidente Donald Trump anunció un acuerdo comercial “completo e integral” con el Reino Unido, marcando el inicio de una serie de nuevas alianzas económicas que, según él, fortalecerán la posición de Estados Unidos en el comercio global. A través de Truth Social, Trump afirmó que este es solo el primero de muchos pactos que están en “etapas serias de negociación” con otros países clave.
Este acuerdo representa un giro importante luego de que Trump impusiera aranceles recíprocos del 10% a más de 100 naciones como parte de su plan “Día de la Liberación”, una medida que desató incertidumbre en los mercados globales. Sin embargo, el pacto con el Reino Unido parece haber devuelto algo de estabilidad y esperanza a los sectores exportadores y manufactureros estadounidenses.

EL ACUERDO DE EEUU Y REINO UNIDO
Según el Financial Times, el acuerdo incluye cuotas que protegen las exportaciones británicas de acero y automóviles, además de una reducción arancelaria general. En reciprocidad, las empresas estadounidenses podrán beneficiarse de un nuevo esquema de “impuesto digital” que facilitará el envío de productos agrícolas y vehículos al Reino Unido, aliviando tensiones previas en ese rubro.
Trump, de 78 años, ha utilizado este pacto para reafirmar su liderazgo económico, calificando la firma con el Reino Unido como un “gran honor” y destacando los lazos históricos entre ambas naciones. La decisión de hacer del Reino Unido el primer anuncio fue interpretada como una estrategia para proyectar solidez y coherencia en medio de la agitada política comercial internacional.

OTRAS NACIONES BUSCARÍAN ACUERDOS
El impacto del acuerdo va más allá del simbolismo: expertos señalan que podría obligar a otras naciones como India, Japón y Corea del Sur a acelerar sus propias negociaciones con Washington, para no quedar marginadas de las nuevas reglas que EE.UU. está estableciendo unilateralmente. La administración Trump ha dejado en claro que cualquier relación comercial futura requerirá adaptarse a sus términos.
Mientras tanto, persiste la tensión con China, cuyo conflicto comercial con Estados Unidos sigue encareciendo productos para los consumidores. No obstante, se espera que las futuras conversaciones con Beijing —ya en agenda— puedan culminar en acuerdos con beneficios compartidos, consolidando un nuevo panorama económico internacional liderado por la Casa Blanca.











