Perú venció con claridad y contundencia a Croacia, una selección con jugadores que destacan en varios grandes de Europa. (Foto: EFE)
Perú venció con claridad y contundencia a Croacia, una selección con jugadores que destacan en varios grandes de Europa. (Foto: EFE)
Jerónimo Pimentel

Qué útil ha sido el amistoso ante Croacia. No solo para un comando técnico obsesionado con la cuantificación del desempeño de sus jugadores, sino para un aficionado que ve la actuación más convincente de una de fútbol en lo que va del siglo.

Quizá el principal mérito haya sido que el viernes, en Miami, se constató que el plantel ha asimilado la idea táctica de Gareca. Perú hizo presión alta los primeros 15 minutos de cada tiempo con mucha eficiencia (marcó un gol en cada caso) y luego se replegó en busca de la contra para aprovechar la necesidad del rival y los espacios que dejó. Es un movimiento complejo que practican pocos equipos, la mayoría clubes; el más notable de ellos es el Atlético de Madrid de Simeone. Esta estrategia permite que el gasto físico se dosifique y prime el pragmatismo, pero implica una alta coordinación entre líneas, concentración para hacer relevos y probar que se puede jugar bien tanto con posesión del balón como sin pelota, lo que no es fácil.

Lo de Perú es destacado. Sobre todo si se toma en cuenta que este rendimiento se logró sin parte de la columna vertebral del equipo: faltaron Gallese, Rodríguez y Guerrero. Alivia, por tanto, que Cáceda haya mostrado buenos reflejos en las tres ocasiones que se le exigió, que Santamaría se haya acoplado a Ramos y asegure su ticket a Rusia, y que, a falta de un ‘9’ de referencia, Carrillo y Farfán hayan podido intercalar funciones sin resentir el modelo de juego, que pasó de un 4-2-3-1 a un 4-4-2.

¿Cuál ha sido la clave del funcionamiento? La principal es que Yotún y Tapia tienen cualidades complementarias: Yoshimar es ubicuo en la marca y tiene buen pie para lanzar pases de media y larga distancia; Renato, en cambio, es un tiempista con pase corto y gran lectura de juego. A la armonía de la primera línea de volantes se sumaron generosos despliegues por las bandas: Flores y Trauco controlaron a Vrsaljko, mientras que Advíncula fue dominante por la derecha. No todo fue fiesta; la actuación de Benavente pasó desapercibida y dejó dudas sobre su rol como reemplazo natural de Cueva, pero es cierto que entró cuando el partido de Perú, por la expulsión, exigía más en la defensa que en el ataque.

Croacia es un equipo en formación que no ha logrado que Modric y Rakitic se acoplen (recuerdan la manera en la que Lampard y Gerrard se entorpecían en Inglaterra). Con el mediocampo desarticulado la responsabilidad ofensiva depende de la inspiración individual y esta vez no aparecieron Mandzukic, Perisic, Kalinic ni Kramaric. Hay atenuantes: el entrenador Dalic tiene apenas 4 partidos al mando del equipo.

Quizá más interesante sea ver el partido de mañana ante Islandia, un equipo en teoría más sólido a pesar de que viene de comerse tres ante México y que, el año pasado, ya cayó ante Chile. Por todo eso lo esperable sería que Perú muestre su favoritismo ante los vikingos; un protagonismo que, por seguro, tendremos que demostrar ante Australia y Dinamarca en el Mundial.

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