Milagros Asto Sánchez

El símbolo del más reciente drama migratorio en las puertas de la Unión Europea (UE) es un cúmulo de cercas hechas con alambres de púas. De un lado, entre 3.000 y 4.000 migrantes entumecidos por el frío claman que los dejen cruzar desde Bielorrusia hacia Polonia. Algunos ya se cansaron de esperar en carpas bajo la intemperie y llevan troncos y palas para intentar abrirse paso. Del otro lado, 15.000 soldados polacos bloquean la entrada y usan gases lacrimógenos, altavoces y luces estroboscópicas contra los desplazados. Hay tropas desplegadas de uno y otro país.