¿Conoces al próximo presidente de Colombia?
¿Conoces al próximo presidente de Colombia?

Juan Manuel Santos
El actual presidente y candidato, Juan Manuel Santos, “es un tipo sereno, no se altera fácilmente; para manejar esta jaula de locos se necesita una gran dosis de serenidad”, dice el expresidente Ernesto Samper, a quien desafió con un inusitado plan de paz durante su Gobierno (1994-98), que implicaba la renuncia del entonces mandatario. Hoy, aseguran, los dos resolvieron pasar la página.

Santos prefiere atribuir su calma al pragmatismo que ha conseguido durante sus casi 63 años de vida. “Soy bastante pragmático y he desarrollado algunas defensas para que las cosas no me afecten”, dijo Santos en la primera de las dos entrevistas que le ha concedido a la revista Bocas.

Quizás es una cualidad que le viene de niño, cuando casi pierde la vida al intentar prender un volcán de gasolina que le produjo quemaduras en piernas y brazos, y que le obligó a permanecer hospitalizado durante tres largos meses.

Según su hija, María Antonia, pareciera que su padre hubiera desarrollado una dura coraza, resistente a las críticas y a los malos momentos. Ni siquiera, confiesa el menor de sus hijos, Esteban Santos, el Presidente lloró cuando tuvo que enfrentar un cáncer de próstata. En ese episodio, en cambio, fue él quien procuró tranquilizar a su familia.

Santos madruga, hace ejercicio y quema 350 calorías diarias, trabaja en extensas jornadas, se mantiene a punta de Coca-Cola, maní y tres o cuatro chocolatinas light y cambia muy rápido su chip mental para cumplir con esa doble condición de Presidente y candidato.

La disciplina la forjó en su paso por la Armada Nacional en Cartagena, cuando decidió culminar sus dos últimos años de bachillerato en la academia de esa institución. En esos años, lo molestaban por el color rojizo de su piel, propia de los cachacos que visitan la Costa, y lo indigestaban con cinco platos de peto al desayuno, un menú que no está entre sus favoritos.

El uribismo, dice que Santos se hizo elegir con unas ideas, y que desarrolló otras. “Cuando era Ministro de Defensa tenía otros principios. Se hizo elegir con los votos de Uribe y cambió”, dice la representante uribista Tatiana Cabello.

UN LUGAR EN LA HISTORIA
Una buena parte de sus seguidores cree que Juan Manuel Santos quiso ser presidente desde niño. De hecho, hace cuatro años uno de sus amigos del colegio San Carlos contó que cuando el mandatario tenía 14 años se brillaba las uñas y se cuidaba las manos porque tenía la firme intención de ser Jefe de Estado.

Pero en una entrevista que le concedió a la periodista Margarita Vidal en el 2010, para la revista Credencial, aseguró que no era cierto que soñara con la Presidencia en su época de adolescencia y, después, en un reportaje con María Elvira Arango, dijo: “Eso que dicen que yo desde chiquito quería ser presidente es paja”.

“Fui a donde ‘El Cofrade’, Alfonso Palacio Rudas, quien me dijo: ‘Usted tiene que escoger y yo sé qué va a escoger: tener una gran influencia, que es lo que tiene el Director de EL TIEMPO, o tener el verdadero poder, que es cuando uno firma ‘publíquese, comuníquese y cúmplase’ ”, cuenta Santos.

Ahora parece enfocado en el lugar que quiere ocupar en la historia, una obsesión que tiene todo Presidente. Un historiador podría decir que con la Ley de Víctimas y su insistencia en el programa de restitución de tierras podría estar saldando la cuenta social que dejó su tío abuelo Eduardo Santos, cuyo gobierno (1938-1942) fue llamado ‘La Gran Pausa’, por el freno a las reformas que impulsó previamente Alfonso López Pumarejo.

La familia presidencial no lo considera así y más bien cree que esa figura, la de ‘La Gran Pausa’, se podría aplicar, pero con respecto al gobierno de Álvaro Uribe, caracterizado por un tono ideológico de derecha. Y en cuanto al lugar que quiere ocupar en la historia, hay que decir sin ambages que le gustaría ser recordado como el mandatario que logró la paz en Colombia.

Santos, valga la pena recordarlo, tiene como referentes históricos a López Pumarejo y a su tío abuelo, en la política local; y a Winston Churchill y Franklin Roosevelt, en la internacional.

De hecho, cuando fue nombrado Ministro de Hacienda en el gobierno de Andrés Pastrana, en medio de una fuerte recesión y una cruda crisis política por los anuncios de revocatoria del Congreso, sorprendió con la estoica y, al mismo tiempo, desalentadora frase de Churchill: “Solo les ofrezco sangre, sudor y lágrimas”.

En ese entonces, emprendió una dura reforma de las transferencias a las regiones que lo enfrentó con los maestros y creó los satanizados cupos indicativos para calmar a una feroz oposición. El diario El Espectador retrató su desempeño en un perfil que tuvo como provocador título: ‘Santos o demonio’.

“Cuando acepté el Ministerio de Hacienda en la peor crisis económica de Colombia (…) pensé: ‘Lo voy a arreglar, pero voy a quedar tan impopular que hasta ahí llegué’ ”, confesó hace un par de años.

Santos, si gana, seguirá desestimando estas críticas y tomando riesgos por dos razones: primero, porque su hijo Martín dice que la frase que más repite es: “Ningún viento es favorable para quien no tiene un puerto de destino”, y segundo, porque el mandatario asegura que el mejor consejo que pudo recibir de su abuelo Calibán fue: “Mijito, cuando llegue a mi edad (tenía 86 años) no se arrepienta de lo que hizo, eso no importa. Arrepiéntase de lo que dejó de hacer”.

ÓSCAR IVÁN ZULUAGA
Si hay algo que tiene claro en la vida Óscar Iván Zuluaga es que las cosas hay que ganárselas trabajando, con perseverancia. Por eso, y aunque no figura en su hoja de vida, fue ayudante de construcción en una bodega de su familia y vendió whisky puerta a puerta en el centro de Bogotá.

A lo largo de su carrera, el candidato presidencial del Centro Democrático ha demostrado que le mete el mismo empeño a una empresa pequeña que a una grande. No en vano lleva más de dos años haciendo campaña.

Zuluaga nació hace 55 años en Pensilvania, un pequeño poblado cafetero de Caldas. Allí vivió hasta pasados los 6 años, cuando sus padres decidieron venirse a Bogotá. Es el segundo de cuatro hermanos.

En la capital, su papá montó un negocio en el que vendía principalmente productos importados.

Óscar Iván terminó sus estudios secundarios en el Liceo de Cervantes. Siempre fue tan buen estudiante como jugador de fútbol. “Tenía una gran resistencia física, era muy bueno marcando y por eso hice parte de la selección del colegio”, contó el propio candidato presidencial. Sin embargo, una fractura de ligamento cruzado terminó alejándolo de las canchas.

“En vacaciones, como mi papá vendía whisky, me mandaba para que yo lo ofreciera en algunas oficinas del centro”, contó el candidato.

Estudió economía en la Universidad Javeriana de Bogotá y cuando aún no se había graduado asistió a un encuentro de universitarios en Barranquilla, donde conoció al amor de su vida, Martha Ligia Martínez. Por aquella época el hoy candidato presidencial lucía un poblado bigote.

Ella asegura que fue un amor a primera vista y que la impresionó que un cachaco bailara tan bien. Pero hay quienes aseguran que realmente fue ella quien le enseñó a bailar. “La verdad es que ella nos enseñó a todos”, admitió Esteban, el segundo de los hijos de la pareja.

Al poco tiempo ella se vino a vivir a Bogotá para terminar su carrera como administradora de empresas y formalizaron el noviazgo.

Para el 90, Luis Alfonso Hoyos se lanzó a la Cámara de Representantes y le pidió a Zuluaga que fuera el candidato para la alcaldía de su pueblo. Él, al comienzo no quiso, pero luego terminó aceptando.

“No sé de quién fue la idea, pero al apartamento en Bogotá nos llegaron más de mil telegramas de gente de Pensilvania en que le pedían que se lanzara”, contó su esposa, Martha.

Zuluaga terminó elegido y se trasladó con su familia, que en ese momento incluía a sus dos primeros hijos, ambos menores de 2 años. Todavía no había nacido Juliana, que hoy es la consentida de Óscar Iván.

“Allá nos prestaron una casa y la familia nos ayudó con los muebles y los enseres, que incluían la cama de los abuelos. Un tío de él nos dio una pequeña lechería para que subsistiéramos”, recordó su esposa.

La venta de la leche les garantizó los recursos y por eso Zuluaga destinaba su sueldo de cada mes para reparar una escuela del poblado. Aunque el candidato no estaba al frente del negocio, sí aprendió a ordeñar.

“Su administración fue muy destacada. Él decidió que con los bonos cafeteros que recibían los campesinos, estos podrían pagar el predial, algo que terminó reproducido en los municipios cafeteros. Construyó el relleno sanitario, cuando hasta ahora se estaba comenzando a hablar de este tema en el país”, contó el profesor José Félix Alarcón, quien durante ese gobierno coordinó la Casa de la Cultura.

En 1992, el Banco Mundial le hizo un reconocimiento a su modelo de gestión debido a su éxito integrando a la sociedad civil, el gobierno local y la empresa privada para superar la pobreza.

Tras terminar su mandato volvió a la empresa privada. Asumió la presidencia de la siderúrgica Acesco, de la cual su familia materna es la principal propietaria, y se mantuvo alejado de la política activa. También se dedicó a la docencia universitaria.

AMISTAD CON URIBE
Zuluaga, de todas maneras, quedó al frente de la asociación de exalcaldes de Pensilvania, y en esa condición fue como conoció al expresidente Álvaro Uribe, cuando era gobernador de Antioquia. Uribe lo invitaba a participar en los consejos de seguridad que hacía en la zona limítrofe de los dos departamentos, en la que operaba con contundencia el frente 47 de las FARC.

“A partir de esto empezamos a tener cercanía y a construir una amistad. Nos identificábamos en muchas cosas”, contó el propio Zuluaga, quien siempre ha disfrutado leyendo las aventuras de Tintín.

En el 2001, cuando el Consejo de Estado le quitó la investidura de congresista a Luis Alfonso Hoyos (por indebida destinación de dineros públicos), el movimiento cívico que él había conducido escogió a Zuluaga como su nuevo líder para llegar al Congreso. Era un momento en el que en Caldas el control político lo tenían Ómar Yepes (conservador) y Víctor Renán Barco (liberal).

Zuluaga asumió el reto y no solo inició su campaña para el Senado, sino que comenzó con el apoyo a la candidatura presidencial de Álvaro Uribe. El exalcalde de Pensilvania resultó elegido con más de 82.000 votos.

Desde el Congreso siempre fue aliado de Uribe, uno de los defensores claves de la reelección y uno de los fundadores del partido de ‘la U’.

Y fue recompensado. En el 2006, en el inicio del segundo mandato de Uribe, fue designado ministro consejero de la Presidencia y luego, en el 2007, asumió como Ministro de Hacienda. Dos años más tarde, el Fondo Monetario Internacional lo reconoció como el mejor ministro de Hacienda de Latinoamérica.

Tras su salida del Gobierno, Zuluaga comenzó a pensar, casi de inmediato, en su candidatura presidencial. Ante los primeros reparos al presidente Juan Manuel Santos hechos por Uribe, comenzó a plantear su campaña. Y desde hace más de dos años empezó a recorrer el país y a diseñar su estrategia de gobierno, siempre de la mano de Uribe.

En esta contienda, Zuluaga no solo ha tenido que afrontar duras jornadas, sino también los señalamientos de diferentes sectores que ven un eventual gobierno suyo subyugado a las decisiones del expresidente Álvaro Uribe.

“Jamás voy a negar o a esconder al expresidente Uribe; me siento orgulloso de ser el candidato del uribismo (...), pero el país conoce mi talante y mi carácter. No debe haber dudas de que el presidente va a ser Óscar Iván Zuluaga”, enfatizó.

CÓMO LOGRÓ LA CANDIDATURA
La convención del Centro Democrático lo eligió. En octubre del 2013 el Centro Democrático realizó la convención interna de su partido para elegir el candidato presidencial entre Zuluaga, Francisco Santos y Carlos Holmes Trujillo. En un resultado que Santos cuestionó, Zuluaga se impuso.

Sus propuestas de campaña se centran en cinco puntos temáticos: la seguridad democrática, la confianza inversionista, la cohesión social, el Estado austero y descentralizado y el diálogo popular.

Ha hecho mucho énfasis en que si es Presidente impondrá un nuevo modelo educativo.

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