Nueva Zelanda indicó este martes que ha concedido un permiso de entrada de emergencia a la periodista neozelandesa embarazada que, ante las férreas reglas de acceso al país oceánico, pidió ayuda a los talibanes para poder dar a luz en Afganistán, donde tenía visado.
El viceprimer ministro neozelandés, Grant Robertson, dijo que las autoridades han ofrecido a la periodista Charlotte Bellis, quien se encuentra en Afganistán, una plaza en los centros de cuarentena donde son alojados los viajeros procedentes del extranjero.
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La polémica surgió el sábado a raíz de una columna de opinión escrita por Bellis, publicada en el diario New Zealand Herald, donde criticaba la rigidez de las normas de Nueva Zelanda, que tiene sus fronteras cerradas desde marzo de 2020 a los extranjeros y limita el número de repatriaciones.
Tras conocer la noticia, Bellis apuntó en un comunicado publicado en las redes sociales que ella y su pareja, el fotógrafo belga Jim Huylebroek, estaban “emocionados” de viajar a Nueva Zelanda el próximo marzo, y dejó abierta la posibilidad de denunciar a las autoridades neozelandesas por su estricto control fronterizo.
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La periodista relató en su artículo el calvario vivido desde que dimitió en noviembre de su trabajo en Al Jazeera tras descubrir que estaba embarazada, ya que en Catar, donde residía, es ilegal estar encinta sin estar casada.
Bellis se trasladó a Bélgica junto a su pareja, pero sin visado para quedarse el tiempo suficiente para dar a luz (sale de cuentas en mayo) por lo que en diciembre regresó a Afganistán.
“El problema era que el único lugar en el que teníamos visados era Afganistán”, relató Bellis en su artículo, en el que explica cómo un alto funcionario talibán al que contactó para pedir ayuda le dijo que viajara al país y no tendría problemas.
“Simplemente di a la gente que estás casada y si hay problemas, llámanos”, le dijo el dirigente talibán.
Nueva Zelanda aplica un sistema de cuarentena obligatoria para todos los viajeros, aunque cuenta con un límite de plazas en los centros que complica el regreso a sus propios ciudadanos.
La polémica también ha salpicado a la propia periodista, que obtuvo cierta notoriedad el pasado año al preguntar a los talibanes en su primera rueda de prensa en Kabul qué harían para proteger a las mujeres, por el trato de favor que ha recibido en Afganistán.
“Vemos continuamente cómo gente privilegiada elogia a los talibanes. Hay muchas maneras de cuestionar a tu propio gobierno sin elogiar a los talibanes”, denunció en Twitter la activista Sahar Fetrar.
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