Hoy se celebra el Día Internacional del Voluntariado en el mundo y tal efeméride encuentra a Olivier Adam, coordinador ejecutivo del programa de voluntarios de las Naciones Unidas, en Lima. El alto funcionario francés participa en el foro llamado “Retos y desafíos del voluntariado en el Perú” y se reunirá con varios ministros para revisar cómo el voluntariado puede reducir las brechas de desigualdad en nuestro país.
Este es su diagnóstico de la labor que realizan los voluntarios, sean de la ONU o informales, en distintas partes del planeta.
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— ¿Cuál es la principal tarea de los voluntarios de las Naciones Unidas y en qué circunstancias actúan?
Los voluntarios de la ONU son movilizados en las agencias, fondos y programas de las Naciones Unidas para apoyarlos en la realización de sus mandatos. Su tarea es muy diversa, varía según los requerimientos de las agencias del sistema de las Naciones Unidas en los países en los cuales operan. Los Voluntarios de la ONU abarcan varios perfiles: enfermeros, psicólogos, comunicadores, ingenieros, trabajadores de campo, líderes comunitarios, etc. Pueden ser jóvenes o adultos mayores.
— ¿De qué cantidad estamos hablando actualmente en cuanto a voluntarios repartidos por el mundo?
Respecto a Voluntarios ONU, este año hemos movilizado a más de 8 mil en el mundo, el mayor número desde el 2005. Además, logramos un hito histórico: el 50% son mujeres y en la región de América Latina y el Caribe representan el 63%. Alrededor del mundo contamos con personas de entre 25 y 81 años de 163 nacionalidades, junto con personas con discapacidad, representantes de comunidades indígenas, entre otros.
— ¿Y cuántos de ellos en el Perú?
Solo en el 2019, en el Perú se han desplegado 112 Voluntarios ONU. Contamos, por ejemplo, con especialistas en sistemas de información geográfica, sirviendo a la conservación de las lomas de Lima. Contamos con psicólogos, obstetras, comunicadores, etc. apoyando procesos de respuesta humanitaria, así como especialistas en estrategias de prevención de la violencia contra la mujer. También tuvimos a 57 Voluntarios ONU que dieron soporte al proceso de capacitación del Programa de Voluntariado de los Juegos Panamericanos Lima 2019 que contribuyó a la formación de más de 25.000 voluntarios.
— ¿Además de los Voluntarios ONU, hay también otro tipo de voluntariado digamos informal?
Respecto a voluntarios y voluntarias en el mundo, son más de 1 billón de voluntarios haciendo la diferencia en las comunidades donde viven o trabajan, dando voz a grupos históricamente excluidos y dedicando su tiempo y habilidades para hacer del mundo un lugar mejor. En el 2015 los estados miembros de la ONU aprobaron la agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, donde se hizo evidente que únicamente si los grupos históricamente excluidos son tomados en cuenta, se podrá cumplir el principio de la agenda 2030 de no dejar a nadie atrás. El voluntariado es universal y mientras sea accesible a todos, puede convertirse en un poderoso igualador.
— ¿Cuáles son los mayores riesgos y retos que enfrentan los voluntarios?
Los voluntarios en el mundo están expuestos a una serie de riesgos pues actúan ahí donde más se los necesita: en el frente de conflictos, catástrofes naturales o situaciones de crisis. Como lo señala el “Informe del Estado de Voluntariado en el Mundo: El lazo que nos une”, que publicamos en el 2018, todos los días y en todas partes, todo tipo de gente trabaja como voluntaria para afrontar tensiones que ponen a prueba su resiliencia, tales como una educación deficiente, mala salud y pobreza.
Asimismo, el informe señala que en aquellas comunidades que carecen de apoyo público y redes de seguridad, el servicio voluntario surge como estrategia de supervivencia fundamental, ya que favorece estrategias colectivas para gestionar el riesgo. Esta realidad plantea una serie de retos para el cuerpo de voluntarios, como el reconocimiento de los gobiernos y otros actores de desarrollo (como la cooperación internacional, el sector privado, la academia) de su real potencial, de manera que puedan colaborar con las soluciones locales.
— ¿Y el voluntariado informal está en desventaja?
Como el voluntariado informal es el que prima hoy en el mundo, son pocas las personas voluntarias que se benefician de las oportunidades que brinda el servicio voluntario formal: desarrollo pleno de sus habilidades, creación de nuevas relaciones y acceso a recursos. Según el mencionado informe, el 70% del voluntariado es informal, perteneciendo principalmente a contextos de bajos recursos, aquellas con acceso insuficiente a servicios básicos, seguridad y protección.
— ¿Cuáles son las regiones en las que están más expuestos los voluntarios?
Aquellas que hoy están más expuestas a constantes crisis y tensiones; no obstante, la escala y el alcance de la actividad de voluntariado para responder ante dichas crisis son incomparables. El voluntariado en situaciones de crisis forma rápidamente vínculos de solidaridad, aumenta la confianza, amplía la base de apoyo de las personas y disminuye la vulnerabilidad ante crisis y tensiones.
— ¿Los gobiernos del mundo entienden a cabalidad la misión del voluntariado?
La firma de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible por los estados miembros de las Naciones Unidas trajo consigo la aprobación de otra resolución de la ONU que reconoce al voluntariado como medio poderoso para la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y se propone contar con un plan de acción al 2030 para integrar el voluntariado en la paz y el desarrollo. Este fue un hito que evidencia que existe voluntad de los gobiernos por hacer visibles e integrar los esfuerzos voluntarios. Desde Voluntarios ONU tenemos el mandato de acompañar en el diseño e implementación de dicho plan de acción a nivel global. El plan de acción incluye el fortalecimiento de la apropiación de los ODS a grupos de voluntarios, así como la integración de voluntariado en la Agenda 2030, que propone trabajar en marcos legales y esquemas nacionales y regionales.
— ¿Y en el Perú cómo funciona esto?
En el Perú, la red Soy Voluntario es un ejemplo de esquemas nacionales para promover el voluntariado, pues es una metodología de diálogo y acción conjunta entre organizaciones sociales, gobierno, sector privado, organismos de cooperación internacional, juventudes, etc. para desarrollar estrategias que posicionen al voluntariado en la política pública.
— ¿Cuáles son las trabas que encuentran al trabajar con los gobiernos?
El reto más grande es lograr que los gobiernos identifiquen el potencial del cuerpo de voluntarios como un aliado en la implementación de la política pública en los territorios. Al ser el voluntariado un medio para acelerar el logro de los ODS -ya que integra a la ciudadanía en su implementación- todos los sectores y niveles del estado están llamados a innovar e integrar componentes de voluntariado en sus políticas y programas.
— ¿Qué falta para impulsar más el voluntariado en el mundo?
Es, precisamente, lo que nos hemos planteado para que se aborde de manera conjunta en el Encuentro técnico Global “Re-imaginando el voluntariado para la Agenda 2030”: el evento global más grande de voluntariado en los últimos 20 años, que será en julio del 2020 en Nueva York. El evento busca convocar a una amplia y diversa plataforma de actores para debatir sobre el futuro del voluntariado e identificar cómo el voluntariado se vincula efectivamente a la Agenda 2030.
Los 4 áreas temáticas de reflexión son: mapeo de tendencias y evidencias del valor estratégico del voluntariado; voluntariado como acelerador de los ODS: cómo se puede aprovechar el voluntariado para abordar desafíos globales como la desigualdad y el cambio climático; nueva generación para dar soporte al voluntariado: qué modelos pueden implementar los gobiernos y otros actores para promover voluntariado; y, finalmente pero no menos importante, herramientas de medición para una mejor comprensión de la contribución del voluntariado a los ODS.
— ¿Cómo así puede el voluntariado reducir las brechas de desigualdad en el Perú?
El Perú, como varios países de América Latina, tiene el gran desafío de cerrar las brechas de desigualdad. La Agenda 2030, con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 10, evidencia que existe una necesidad urgente de transformación basada en la igualdad, la inclusión, los derechos humanos y la sostenibilidad. El voluntariado resulta un medio poderoso para no dejar a nadie atrás pues empodera a las personas para desempeñar un papel constructivo en sus comunidades, y al hacerlo, promueve su inclusión y reconocimiento. Mientras sea accesible para todos y todas, puede convertirse en un poderoso igualador, por ejemplo, con personas pertenecientes a grupos históricamente excluidos, como las comunidades indígenas, las personas con discapacidad, integrantes de la población LGTBIQ, mujeres, etc.
Quiero, en ese sentido, reconocer el esfuerzo del Gobierno Peruano por poner en valor al voluntariado en la construcción del país que merecen de cara al Bicentenario. Un país que se reconoce y celebra las diferencias y, que trabaja de manera colaborativa para hacer frente a los principales desafíos. De esta manera, en el Bicentenario se reconoce al voluntariado como medio para un ejercicio más pleno y responsable de la ciudadanía, donde todos son bienvenidos a participar de las grandes transformaciones que empiezan desde una mirada de los propios territorios y comunidades.