La justicia francesa validó las comprometedoras escuchas telefónicas que le costaron al ex presidente francés Nicolas Sarkozy una investigación por corrupción, un nuevo obstáculo en su carrera para la reconquista del poder.
El Tribunal de Apelación de París consideró que las escuchas judiciales de las conversaciones entre Sarkozy y su abogado, Thierry Herzog, que, según los investigadores, revelan un intento de corrupción de un alto magistrado, no eran ilegales.
Según la ley, el secreto de las conversaciones entre un abogado y su cliente no se sostiene si éstas revelan su participación en un delito.
El recurso de casación que interpondrá la defensa del caso no impedirá que se retome la investigación, congelada desde otoño.
"Contrariamente a lo que legítimamente esperábamos, el tribunal no ha aceptado nuestra petición de desestimar (estas grabaciones)", dijo Paul-Albert Iweins, que defiende a Herzog.
LOS CARGOS
Este dossier le costó a Sarkozy en junio de 2014 ser el primer ex jefe de Estado (2007-2012) de la historia investigado por la justicia. Sobre él pesan los cargos de "corrupción activa", "tráfico activo de influencias" y "encubrimiento de violación del secreto profesional".
Junto con su abogado, Sarkozy es sospechoso de haber intentado obtener indebidamente a través de un alto magistrado del Tribunal de Casación, Gilbert Azibert, informaciones de una investigación también por abuso de debilidad contra la multimillonaria Liliane Bettencourt. Con todo, la causa contra Sarkozy fue sobreseída por este caso.
A cambio de la información deseada, Sarkozy podría haberle prometido a Azibert un puesto de prestigio en Mónaco. Al final, ni el ex presidente pudo ganar el pleito ni Azibert, el puesto. Pero esto no cambia nada, pues la mera intención basta para iniciar un juicio.
Las escuchas de las conversaciones entre Sarkozy y Herzog son centrales en este caso. Estos diálogos "no suscitan ninguna duda en cuanto a su voluntad y sus esperanzas", considera una fuente próxima a la investigación.
LAS CONVERSACIONES TELEFÓNICAS
"¡Yo le haré ascender!", dijo Sarkozy el 5 de febrero de 2014 a Herzog a propósito de Azibert. "Yo le ayudaré", insistió, hablando por un celular contratado bajo el nombre falso de Paul Bismuth y que le dio su abogado, para intentar guardar la discreción.
El día 11 de febrero, en una conversación realizada a través de sus teléfonos no oficiales, los dos hombres acordaron llamarse de nuevo utilizando la línea oficial de Sarkozy, que sabían que estaba siendo pinchada. El ex jefe del Estado ironizó sobre "esos señores que nos escuchan".
El 23 de febrero, cuando el ex presidente viajó al Principado de Mónaco, Herzog le recordó que, si tenía ocasión, "dijera algo sobre Gilbert". Sarkozy aceptó y dijo que haría "la gestión", lo que confirmó dos días después. Al día siguiente, no obstante, se opuso.
Sarkozy no ve nada malo en su actuación y puso en duda la imparcialidad política de los dos jueces que instruyen su caso. Para los investigadores, su súbito cambio de opinión puede explicarse por el hecho de que los dos hombres acababan de saber que sus teléfonos no oficiales también estaban siendo intervenidos.
Herzog y Gilbert Azibert también están siendo investigados.
Este asunto judicial no es el único que pone en peligro el futuro político del líder de la oposición conservadora. Sarkozy está implicado en otros casos.
La justicia le investiga también por las acusaciones, de momento no probadas, de que el régimen libio de Muamar Gadafi financió parte de su campaña electoral de 2007. Las autoridades interceptaron el teléfono de Sarkozy en el marco de este caso.
Fuente: AFP