Ciudad del Vaticano (Reuters)
El Papa Francisco y el Papa Emérito Benedicto XVI asistieron hoy a una reunión en el Vaticano con ancianos de todo el mundo, en la que el actual Pontífice dijo que la negligencia y el abandono en el que se encuentran muchas personas de la tercera edad es una "eutanasia oculta".
En el evento, que se realizó en la plaza de San Pedro y congregó a unos 40 mil ancianos, el Papa subrayó la importancia de las personas mayores en la sociedad y dijo que las residencias de ancianos no se pueden convertir en "prisiones" donde los intereses empresariales dejan los cuidados en un segundo plano.
Según la Organización Mundial de la Salud, hay 600 millones de personas mayores de 60 años en el mundo actualmente. Se espera que la cifra se duplique en los próximos 11 años y que llegue a 2.000 millones en 2050.
Esta fue apenas la tercera vez desde su renuncia en febrero de 2013 que Benedicto XVI, de 87 años, asiste a un acto público. En la ocasión se le vio relativamente sano e ingresó a la plaza ayudado con un bastón.
El Papa Emérito, vestido con un abrigo blanco, permaneció durante aproximadamente una hora escuchando los testimonios de ancianos sobre sus vidas y un discurso de su sucesor. Posteriormente se retiró antes de que Francisco encabezara una misa.
Benedicto XVI, el primer Papa en dimitir en seis siglos, ha estado viviendo en un antiguo convento en los jardines del Vaticano, donde es asistido por ayudantes y recibe pocos visitantes.
Francisco, de 77 años, abrazó cálidamente a su predecesor durante el evento dos veces y dijo a la multitud que contar con Benedicto XVI en el Vaticano es "como tener un abuelo sabio en casa".
"La violencia contra los ancianos es tan inhumana como contra los niños", dijo Francisco durante el evento.
"Cuántas veces se desecha a los ancianos, que son víctimas de un abandono que es equivalente a una eutanasia oculta. Este es el resultado de una cultura que usa y tira, la que está perjudicando tanto nuestro mundo", dijo.
Desde su elección como el primer Papa no europeo en 1.300 años, Francisco ha menudo ha pedido más respeto por el importante papel de las personas mayores, en particular en los países ricos, como transmisores de experiencia y de conocimiento.
Francisco dijo también que las residencias de ancianos "deben ser realmente hogares, no cárceles" donde la gente vive "olvidada, oculta, descuidada".