Tirana (DPA)
El papa Francisco condenó hoy durante su visita a Albania los actos de violencia perpetrados en nombre de Dios, en clara referencia a los milicianos del Estado Islámico que utilizan la religión para justificar sus actos de terrorismo.
"¡Nadie debería pensar que puede ocultarse detrás de Dios mientras planea y perpetra ataques y actos violentos!", dijo el pontífice en la capital de Albania, Tirana, donde decenas de miles de personas salieron a las calles a su paso.
"Nadie debería usar la religión como excusa para acciones contrarias a la dignidad humana y a los derechos fundamentales", agregó, en una evidente alusión a la campaña terrorista que Estado Islámico lleva a cabo actualmente en Siria e Iraq.
Los derechos básicos incluyen "sobre todo, el derecho a la vida y la libertad religiosa", afirmó el papa argentino.
Francisco pidió tolerancia, "un bien valioso" en este tiempo, "en el que grupos extremistas pervierten la religión para distorsionar y explotar las diferencias entre las distintas confesiones".
El papa alabó la coexistencia pacífica de la mayoría musulmana y la minoría cristiana de Albania, nación que escogió para su primera visita a un país europeo. Según Francisco, en Albania existe "un clima de respeto mutuo y confianza entre católicos, ortodoxos y musulmanes".
Este país, en el que sólo el 15 por ciento de la población es católica, "demuestra que la convivencia pacífica y fructífera entre las personas y las comunidades de distintas religiones es posible y factible", dijo el papa.
El pontífice fue recibido en el aeropuerto de Tirana por el primer ministro albanés, Edi Rama. A pesar de la lluvia, miles de personas se reunieron para asistir a la misa oficiada por Francisco en la plaza Madre Teresa, lugar del centro de la capital que recuerda a la fallecida misionera Teresa de Calcuta, de origen albanés.
Durante las 11 horas de esta breve visita el papa se reunirá también con miembros del gobierno, representantes católicos y de otras religiones y acudirá a un centro infantil.
Este país de 3,1 millones de habitantes, estuvo gobernado durante décadas por un duro régimen comunista bajo el cual se cerraron y destruyeron mezquitas e iglesias.