Luego del mega éxito mundial que fue la película animada Frozen de Disney, una comunidad indígena escandinava sintió que, una vez más, su cultura y tradiciones eran manoseadas.
Se trata de los samis, habitantes originales de lo que hoy son Noruega, Suecia, Finlandia y Rusia, y que según Naciones Unidas ascienden a unas 60.000 personas.
Los samis identificaron elementos propios en Arendelle, el reino ficticio donde viven las hermanas Elsa y Anna, así como en varios de sus personajes, vestimentas y canciones.
Pero las acusaciones de "apropiación cultural" y de "blanquear" a los personajes quedaron como debates marginales: la película estrenada en 2013 fue un éxito en la gran pantalla, ganando el Oscar a mejor animación del año y mejor canción original, y en las tiendas de merchandising.
Este mes Disney estrenó la secuela de la historia, Frozen 2, que se convirtió en la película de animación con mayor recaudación de la historia en su primer fin de semana en cines, con un total de US$350 millones globalmente.
Pero esta vez Anna y Elsa tomaron elementos de los pueblos samis con su asesoramiento.
“Debo decir que ha sido una muy, muy buena colaboración”, dijo Anne Lajla Utsi, directora del Instituto Internacional de Cine Sami, al medio canadiense CBC. “Estamos realmente orgullosos de eso y felices con la película tal como está ahora”.
Utsi elogió la representatividad de los elementos de la película inspirados en los samis y habló de lo importante que eso es para las comunidades indígenas.
"Este es un buen ejemplo de cómo una gran empresa internacional como Disney reconoce el hecho de que somos dueños de nuestra propia cultura e historias", declaró Utsi a otro medio canadiense, Now.
De hecho, Frozen 2 explora por qué Elsa tiene poderes mágicos y alude a los conflictos entre pueblos indígenas y conquistadores.
En el guion participaron distintas organizaciones transnacionales, además de artistas, historiadores, líderes políticos y ancianos de la comunidad.
El acuerdo incluyó también el doblaje de la película en sami del norte, lo cual es especialmente emotivo para un pueblo que en distintas oportunidades tuvo prohibido hablar su idioma en la vida pública e instituciones educativas.
En palabras de Utsi a CBC: “Es un gran tema para nosotros, y especialmente para nuestros hijos, que podamos llevarlos a ver la película y que esté en nuestro idioma”.