Londres [Reuters]. La activista del clima Greta Thunberg dijo el lunes que conversar con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en una cumbre de las Naciones Unidas (ONU) sobre calentamiento global hubiera sido una pérdida de tiempo, ya que el mandatario no le habría prestado atención.
En una entrevista en el programa radial Today de la BBC, en la cual se desempeñó como editora invitada el lunes, Greta Thunberg dijo que veía como graciosos los ataques personales en su contra y afirmó que esperaba volver a tener una vida normal.
► Beata Mona Lisa, la hermana de Greta Thunberg que abre su camino como activista feminista
► Greta Thunberg pide en Turín que el 2020 sea “el año de la acción” | FOTOS
Un video de la ambientalista de 16 años observando a Donald Trump con lo que la prensa describió como “mirada de desprecio” en la cumbre de la ONU en Nueva York en septiembre se volvió viral en las redes sociales.
Trump cuestiona los estudios que alertan sobre el cambio climático y retirará a Estados Unidos del Acuerdo de París del 2015 que busca refrenar el calentamiento global.
Consultada sobre lo que le habría dicho al presidente si hubieran hablado, Greta Thunberg dijo: “Sinceramente, no creo que le habría dicho nada porque obviamente no está escuchando ni a los científicos ni a los expertos, entonces ¿por qué me escucharía a mí?”.
“Así que probablemente no le habría dicho nada, no habría perdido mi tiempo”, declaró.
Este mes el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, dijo que Greta Thunberg era una “mocosa”. Trump dijo en Twitter que la adolescente sueca debía trabajar para superar sus problemas de ira.
“Esos ataques son graciosos porque obviamente no significan nada”, dijo. “Quiero decir, por supuesto que significan algo: están asustados de los jóvenes que exigen cambios que ellos no quieren hacer, pero simplemente prueban que de hecho estamos haciendo algo y que ellos nos ven como una amenaza”.
Greta Thunberg capturó la atención mundial cuando comenzó una campaña a los 15 años en la que dejaba de ir a la escuela cada viernes para protestar fuera del Parlamento sueco. Esas manifestaciones inspiraron a millones de jóvenes a demandar acciones más efectivas contra el cambio climático.