Rusia colpasará en los próximos días, según la nueva predicción que lanzó ayer desde sus redes sociales el politólogo Francis Fukuyama. En su cuenta de Twitter, y tras la pérdida de Rusia ante Ucrania de algunos territorios que había ganado, el especialista en política internacional escribió su parecer sobre lo que ocurrirá en la guerra que tiene en vilo a Europa y el mundo.
“Un colapso ruso mucho mayor se desarrollará en los próximos días”, escribió desde Twitter quien a principios de los años 90 ganó fama mundial por dictaminar el “fin de la historia”, después de la caída de la Unión Soviética y el fin de la Guerra Fría.
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Con respecto a la guerra entre Rusia y Ucrania, Fukuyama expresó numerosos vaticinios, algunos de los cuales, más tarde, coincidieron con lo que efectivamente ocurrió.
Si bien al comienzo del conflicto armado dijo que Rusia caería de manera inmediata, “en lugar de ocurrir lentamente a través de una guerra de desgaste”, cosa que no ocurrió, sí acertó cuando aseguró que no habría una reconciliación diplomática entre ambas partes.
“No hay ningún compromiso concebible que sea aceptable tanto para Rusia como para Ucrania, dadas las pérdidas que han sufrido en este momento”, había expresado. Además, dijo que Putin “no sobrevivirá a la derrota de su ejército”.
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Fukuyama hace poco publicó un nuevo libro, El liberalismo y sus desencantados, donde detecta nuevas amenazas al liberalismo clásico que defiende. Por un lado, habla del neoliberalismo descarriado que demonizó al Estado y dio por tierra a la solidaridad y el empuje individual. Por otro, define las corrientes identitarias desbocadas: la derecha nacionalista cuya base es la construcción de teorías conspirativas y la izquierda, como una corriente demasiado centrada en las minorías.
La progresiva recuperación de Ucrania
La recuperación de territorios por parte de Ucrania da idea de que Rusia de a poco muestra debilidad en sus frentes. Hoy, autoridades prorrusas de ocupación aseguraron que el ejército ucraniano sostiene una ofensiva desde hace varias semanas en la región norte de Kherson, en el sur del país, y está haciendo retroceder a las fuerzas rusas.
El gobernador impuesto por Rusia en Kherson, Vladimir Saldo, admitió un “avance” de los ucranianos, específicamente mencionando la pérdida del control de la localidad de Dudchany, aunque afirmó que la aviación rusa frenó a las tropas de Kiev, según una entrevista publicada el lunes en su canal de Telegram. Su adjunto Kirill Stremousov, dijo en redes sociales el martes que el avance ucraniano había sido frenado y que no hay que entrar en “pánico”.
Tras la “movilización parcial” de Moscú, que pretende convocar a unos 300.000 nuevos soldados, Kiev realiza un gran esfuerzo para recuperar todo el territorio ocupado que pueda antes de que lleguen esos refuerzos.
Al obligar a los rusos a retirarse de casi toda la región nororiental de Kharkiv y ahora de Lyman, el ejército ucraniano se encuentra en una posición fuerte para atacar a los rusos que ocupan la vecina región de Lugansk, cuya frontera se encuentra a menos de 25 kilómetros de Lyman por carretera.
La región de Kherson es un territorio clave que tenía una población de un millón de personas antes de la guerra. Tiene una gran importancia por ser una zona agrícola importante, pero también una vía hacia la península de Crimea, anexada por Rusia en 2014.
Frustración en Rusia
Una serie de humillantes reveses militares en las últimas semanas planteó serios problemas a los conductores de noticieros y de programas políticos acostumbrados a presentar un panorama favorable para el Kremlin en medio de los avances ucranianos.
La frustración con los reveses militares ya se veía reflejada en blogs de nacionalistas y analistas oficialistas, pero las quejas aumentaron con la contraofensiva ucraniana en la región de Kharkiv, en el noroeste de Ucrania. Y el desasosiego llega ahora a la televisión estatal y a las páginas de diarios apoyados por el gobierno.
El tono cada vez más crítico adoptado por la prensa oficial coincide con el malestar generalizado en torno a una movilización parcial de reservistas y con las dificultades que tiene el gobierno para explicar cómo puede ser que Rusia anexe regiones que están siendo reconquistadas por los ucranianos.`
“Las derrotas rusas en la región de Kharkiv y en Lyman, combinadas con los problemas del Kremlin para realizar una movilización parcial de una manera efectiva y justa, están alterando radicalmente lo que sucede en los espacios informativos”, manifestó un informe del Instituto para el Estudio de la Guerra, con sede en Washington.
El domingo, luego de que Ucrania retomara Lyman, una ciudad oriental importante para los rusos desde un punto de vista logístico, los aliados de Vladimir Putin en los medios de prensa hicieron a un lado el tono elogioso y criticaron más directamente a los militares, diciendo que se necesitaban medidas más duras.
“Lo que pasó el sábado en Lyman representa un duro desafío para nosotros”, expresó el domingo Vladimir Solovyov, conductor de un programa periodístico en horario central en el canal estatal Rusia 1 y uno de los que más elogia al Kremlin. “Tenemos que reagruparnos, tomar decisiones impopulares pero necesarias y actuar”, aseguró.
Las fuerzas ucranianas reconquistaron Lyman un día después de que Moscú festejase la anexión de cuatro regiones ucranianas, incluida la de Donetsk. El 40% de esa región, incluida Lyman, sin embargo, está en manos de Kiev. Ahora las fuerzas ucranianas podrían seguir penetrando territorios que Moscú se atribuye como propios. El lunes se apuntaron más progresos en al menos dos frentes, penetrando zonas que Rusia quería incorporar.
El líder de Chechenia, una región rusa al norte del Cáucaso, atribuyó la retirada de Lyman a un general. Ramzan Kadyrov, firme aliado del Kremlin, dijo en las redes sociales que la incompetencia de este general estaba siendo “encubierta por el estado mayor conjunto” y pidió “que se tomen medidas más drásticas”.
Un artículo del popular tabloide oficialista Komsomolskaya Pravda presentó un panorama bastante negativo de los militares. El despacho, publicado el domingo, decía que las fuerzas rusas de Lyman tenían serios problemas de abastecimiento y escasez de personal, mala coordinación y habían cometido errores tácticos.
“Es lo mismo de siempre”, dice un soldado no identificado citado en el artículo, integrante de las unidades que se retiraron de Lyman hacia Kreminna, otra ciudad de gran importancia estratégica que está en la mira de las fuerzas ucranianas: “No hay comunicación entre las diferentes unidades”.
Publicaciones de corresponsales de guerra rusos en la aplicación Telegram hablan también de la retirada de Kharkiv y algunos expresan preocupación por la posibilidad de que los ucranianos le apunten ahora a Kreminna.
“Ahora resulta que las fuerzas armadas ucranianas penetraron nuestras defensas 30 kilómetros, en dirección a Luhansk, en dos días. No dejan que (las fuerzas rusas) tomen posiciones cerca de Kreminna. Increíble”, escribió el corresponsal de Rusia 1 Alexander Sladkov en su canal de Telegram, que tiene 940.000 seguidores.
Los conductores de noticiero y programas políticos del canal de televisión estatal Rusia 1 describieron el domingo la pérdida de Lyman como “algo duro” de digerir.
Siguiendo la línea del Kremlin, soldados rusos atribuyeron los reveses a la OTAN, diciendo que suministra armas e incluso combatientes a Ucrania. “La ocupación de Ucrania no es un juego, esto no ha sido un juego por mucho tiempo”, declaró un soldado a un periodista de Rusia 1 en la región de Donetsk: “Es una ofensiva meticulosa, clara, del ejército de la OTAN”.
Otras personalidades del periodismo adoptaron la misma postura. El domingo Solovyov dijo en su programa que Moscú “no enfrenta a Ucrania, eso ya pasó. Lidiamos con todo el bloque de la OTAN, con el gran poderío de su complejo industrial militar”. Agregó que “no hay que esperar buenas noticias” del frente de batalla a corto plazo. “Hay que tener voluntad y paciencia estratégica”.